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mayo 03, 2017

Jóvenes y Heavy Metal


     Buen día, 

el pensamiento de esta semana es algo distinto a los que comúnmente comparto.  Se trata de la carta que una chica escribe a Brian "Head" Welch, autor del libro With my Eyes Wide Open (Con mis ojos bien abiertos).  Brian, además de ser el autor de este libro, es uno de los guitarristas de una banda de metal llamada KoRn.

     Brian se dedica a la música y los términos teológicos que usa no son los más precisos.  Sin embargo, es evidente que su deseo de conocer más a Jesús y depender de Dios. 

     Una de las razones por las que decidí compartir esta cita es porque me parece que la iglesia es, en ocasiones, elitista, selectiva y segregativa.  Pero vemos cómo Dios utiliza formas que muchas veces nos parecerían impensables - lo cual muestra que nuestro Padre está lleno de sorpresas y que su corazón no está cerrado a un tipo de personas ni a un estilo de vida.  Jesús vino por justos, sino por los que necesitamos perdón.  La otra, es un encuentro entre Bono (músico) y Eugene Peterson (teólogo), quienes hablan de la honestidad que debe haber al hablar del dolor en la vida.  Puedes ver el vídeo aquí.

     Justo después del almuerzo, alguien me reenvió un correo-e de una chica llamada Jennifer, que me vio tocar "Blind" (Ciego) con KoRn en el festival Rebellion en Carolina.  Ella estaba intoxicada en el concierto, pero cuando ella llegó a su casa, Dios la alcanzó y tocó su vida.  Esto es lo que escribió:


     El día que comenzó Rebellion estábamos en nuestra tienda de campaña tomando unas cervezas antes de volver al evento, y nos dieron un volante para un evento gratis en Charlotte, en la que una de las bandas que iba a tocar allí, también tocaba en Rebellion.  Brian "Head" Welch, el ex-guitarrista de KoRn, y su nuevo grupo iban a tocar también en Charlotte.  De hecho, KoRn también iba a tocar en Rebellion.  Yo había dejado de seguirlos desde que Brian había salido.  Así que cuando vi que él iba a estar en este evento, ¡yo me apunté!  Bien, para sorpresa mía, al final del concierto de KoRn, Brian Welch se reunió con ellos y tocaron juntos por primera vez en ocho años.  Bien, eso me intrigó tanto que, cuando llegué a casa compré su autobiografía, y me clavé, esto dice mucho, porque odiaba leer, algunas veces hasta artículos cortos en las revistas.


     No puedo encontrar las palabras para comenzar a describir los sentimientos que me inundaron a través de la lectura de su vida y todo lo que Dios había hecho por él.  Terminé de leer el libro en mayo 19 y me fui a la cama con una gran carga en mi mente.  A la mañana siguiente, desperté, domingo mayo 20, 2012, y fui a la iglesia voluntariamente por primera vez en más de 20 años.  No me quedaba capacidad de luchar en mí y no tenía a nadie más que a Dios.  Llevaba el libro de Brian "Head" Welch, Save Me from Myself (Sálvame de mí mismo), bajo mi brazo izquierdo, tan cerca de mi corazón como era posible.  Porque, a través de Brian, Dios me había traído a esta iglesia de desconocidos.  Yo sabía que debía estar ahí.

     Encontré la banca más alejada de la gente, la más cercana a la parte posterior, quería que me vieran y, al mismo tiempo, que nadie me notara.  Todo el tiempo, mientras manejaba a la iglesia, le dije a Dios que él tenía que darme una señal de que en realidad yo debía estar ahí.  Una vez que llegué, comencé a suplicarle que enviara a alguien por mí, porque no tenía fuerza para buscar a alguien.  De hecho, ¡Estaba aterrorizada!

     Bueno, por supuesto, él me habló por medio del sermón del pastor.  Así que, obviamente, me senté y escuché.  Entonces, llegó el final, todos oraron, y ¡pum!  - el servicio terminó.  Bajé la cabeza, derrotada, sintiéndome más sola que nunca.  Sólo le suplicaba que enviara a alguien y entonces, me dije a mí misma que si nadie se me acercaba, esperaría hasta no escuchar voces, y entonces me retiraría cuando nadie me pudiera ver, porque era exactamente cómo me sentía - invisible - y en ese momento, que nadie me quería, como nunca en la vida.  Estaba confundida, no sabía por qué Dios había hecho tanto para que yo llegara ahí, y luego que no enviara a nadie.

     Finalmente, cuando sólo quedaban unas cuantas personas en el santuario, una mujer puso su mano en mi espalda.  Yo lloré, aliviada porque no era invisible, que Dios me había escuchado y que me había enviado a alguien.  De hecho, fue la hija - tenía 12 años - de la señora la que me vio y le dijo a su mamá que hablara conmigo.  Pauline comenzó a hablar conmigo para ver si ella podía ayudarme o ver cuál era el problema.  Ella buscó a alguien que viniera a hablar conmigo.

     Gracias Dios por enviarme a Brian y su historia y por enviarme a Pauline.  Esa mañana, alrededor de las 12:15 p.m., con Pauline a mi lado, el pastor me guio en oración para aceptar al Señor en mi corazón y ¡SALVARME!
pp. 137-139

     La Biblia describe a la iglesia como un cuerpo con muchos miembros y creo que esa es la imagen que podemos aplicar a esta lectura.  Es decir, personas y ministerios como el de Brian que sirven de puentes a tribus urbanas (grupos de personas) que muchos de nosotros, dentro de la iglesia tradicional, difícilmente podríamos alcanzar.  Quizá por falta de interés, pero principalmente porque no son ambientes que frecuentamos.  Además, si lo hiciéramos, existen demasiadas barreras culturales que dificultarían una buena comunicación con chicos con una gran necesidad de conocer a Jesús. 


     La iglesia debe dejar de lado prejuicios y orgullo para extender puentes a los millones de personas que viven sin esperanza y no saben a dónde o a quién acudir.  Debemos dejar de lado la forma en la que visten, la música que escuchan, la forma en la que viven, ya que son un reflejo del estado en el que se encuentra su corazón; miremos su corazón.  No tengamos temor de acercarnos y hablar... de construir puentes.

Guillermo Bernáldez Flores

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