Visitas

free counters

octubre 02, 2013

Culto Familiar


      Buen día,


junto con mi esposa, hemos tratado de criar a nuestros hijos en los caminos del Señor.  Así que asistimos y servimos regularmente a la iglesia, pero también tomamos unos minutos por la noche - justo antes de que ellos se duerman - para leer la Biblia y orar.  Sin embargo, con cierta frecuencia oro para que Dios use los medios necesarios para que nuestros hijos crezcan en sus caminos y lo lleguen a conocer como su Dios y salvador.

       La cita de hoy es de James W. Alexander (1804-1859), fue profesor en Princeton durante tres años, pero optó por ser pastor, además de compositor de himnos.  Amaba el pastorado y su vida pastoral terminó cuando Dios decidió llamarlo al cielo.  Su libro Thoughts on Family Worship (Pensamientos acerca de la Alabanza Familiar) es una muestra de su profunda convicción acerca de la importancia de que la familia se una diariamente y reflexione acerca de lo que las Escrituras nos enseñan.

      Alexander argumenta - acertadamente, me parece - que la devoción familiar afecta todos los aspectos de la vida.  Entiendo que la distancia en tiempo, nos hace ver sus opiniones algo extremas, reunirse dos veces al día para un culto familiar, entre otras que no son citadas.  Sin embargo, creo que las palabras de Alexander nos invitan a detenernos y considerar nuestra responsabilidad como miembros de una familia.  Espero que lo disfruten.

        "Quizá más de uno entre nuestros lectores puede decir: 'Un sinnúmero de veces he sentido la influencia del culto familiar en mi propia alma.  Cuando aún se es un niño, no hay mejor medio de gracia, pública o privada, que haya despertado mi atención como cuando se ora por los niños día tras día.  Cuando era adolescente, nunca tuve tanta convicción de mi pecado como cuando mi amado padre buscaba fervientemente a Dios por nuestra salvación.  A la larga comencé a abrir mis oídos a la enseñanza, no hubo oración que llegara tanto a mi corazón o que expresara mis sentimientos de mejor manera como las que expresara mi padre.'

       El evangelio tiene esta ventaja por sobre todos los otros sistemas, y es que se predica a los pobres.  En general, si la humanidad encuentra el bien en la religión, los pobres y miserables la encuentran particularmente buena.  Esto es verdad por todos los medios y ordenanzas; y es eminentemente verdadero en la alabanza familiar.  Hemos visto en varias ocasiones que este es el caso para aquellos que se ganan el pan trabajando para otros.  Frecuentemente el hombre que trabaja tiene poco control sobre su propio tiempo, y poca privacidad para acciones religiosas.  Él se levanta, y puede que sea aún antes de que salga el sol, y en las mañanas invernales se prepara apresuradamente para unirse a otros en su labor.  Para él es muy difícil - si no es que opta por omitir - la lectura de las Escrituras y la oración.  Es de un gran valor, para alguien en sus circunstancias estar ligado por la dulce-aunque-restrictiva liga al pacto familiar, para redimir el tiempo y llamara a los miembros de su hogar para que se reúnan para alabar a Dios.  Tales actos de alabanza doméstica se encuentran entre las alegrías más dulces en la vida de un hombre pobre.  Así, él se ha asegurado una pila de verdades para poder reflexionar durante todo el día.  El hijo y la hija que salen al taller o a la fábrica, recordarán a Dios durante el día.  Y al final, después de un día de trabajo honrado, se volverán a reunir por la noche con la expectativa de un servicio similar.  Esto es disfrutar de los medios de gracia, los que capacitan a cada individuo con un nuevo impulso para ese objetivo."
(18-19)

       El ritmo de vida, para muchos de nosotros, es vertiginoso.  Las demandas de la vida actual nos dejan con poco tiempo para agregar más actividades.  Pero no olvidemos que para los que somos seguidores de Jesús, la meta es extender y ser parte de su reino.  Y que nuestro círculo de influencia más próximo - y con el que tenemos más responsabilidad - es nuestra propia familia.

 

       Te invito a que consideres dedicar unos minutos al día para hablar de Dios en tu casa: lee la Biblia, ora, enseña y pregunta - todo en familia.  

       En el amor del Padre de una familia eterna.


Guillermo Bernáldez