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julio 07, 2015

Recordando la obra de Dios en la Oración









       Saludos, 

si somos sinceros, una de las áreas en la que muchos de nosotros quisiéramos crecer es en la oración; no importa la denominación a la que pertenezcamos.  En esencia, la razón es que en el fondo reconocemos la necesidad de tener una relación profunda y sincera con nuestro Padre.  

       Cuando mi esposa y yo estudiábamos en el seminario, conocimos a Richard Pratt - maestro de teología, Antiguo Testamento y presidente de Third Millennium Ministries - de quien aprendimos mucho de teología, así como de amistad y hospitalidad. 

       El pensamiento de esta semana es de él titulado Pray with your Eyes Open (Orando con los ojos abiertos).  No se trata de un libro de fórmulas para mejorar la disciplina de oración, sino un llamado a mantener nuestros ojos en el Creador.  Espero que esta sección sea útil y edificante.  

       "A través de la Biblia encontramos que Dios ha intervenido en el curso normal de los eventos para realizar acciones poderosas de salvación... Dios ha actuado, está actuando y actuará con poder salvífico en el mundo.  Por esta razón  reflexionar en las acciones salvíficas  de Dios, pasadas, el presentes y el futuras mientras oramos. 

       Eventos ancestrales son el objeto de muchas oraciones en la Biblia.  El salmo 77:11-20 es un ejemplo que nos instruye en esto.

11 Prefiero recordar las hazañas del Señor,
    traer a la memoria sus milagros de antaño.
12 Meditaré en todas tus proezas;
    evocaré tus obras poderosas.
13 Santos, oh Dios, son tus caminos;
    ¿qué dios hay tan excelso como nuestro Dios?
14 Tú eres el Dios que realiza maravillas;
    el que despliega su poder entre los pueblos.
15 Con tu brazo poderoso redimiste a tu pueblo,
    a los descendientes de Jacob y de José.
16 Las aguas te vieron, oh Dios,
    las aguas te vieron y se agitaron;
    el propio abismo se estremeció con violencia.
17 Derramaron su lluvia las nubes;
    retumbaron con estruendo los cielos;
    rasgaron el espacio tus centellas.
18 Tu estruendo retumbó en el torbellino
    y tus relámpagos iluminaron el mundo;
    la tierra se estremeció con temblores.
19 Te abriste camino en el mar;
    te hiciste paso entre las muchas aguas,
    y no se hallaron tus huellas.
20 Por medio de Moisés y de Aarón
    guiaste como un rebaño a tu pueblo.
 
       En este pasaje, el salmista afirma explícitamente que él meditara en las obras que Dios ha realizado en el pasado.  Como resultado, él desarrolla un gran sentido de asombro hacia Dios.  Él sabe que ningún otro dios puede compararse con el Señor.  Él reconoce que Dios ha mostrado gran poder en la redención de Israel.  Entonces, él mira a uno de los eventos más cruciales de todo el Antiguo Testamento, el paso por el Mar Rojo.  Con gran uso de imágenes, el salmista nos dice cómo Dios hizo que su pueblo pasara.  Su descripción nos invita a compartir su emoción.  El evento se llena de vida mientras leemos acerca de las aguas embravecidas, el remolino, los truenos, el suelo que tiembla, el camino seco a través del mar.  Al contar nuevamente esta acción antigua de Dios, el salmista experimenta una nueva actitud de alabanza y adoración, similar a la que sintieron las personas que participaron de ese evento.  Por medio de la contemplación cuidadosa, el salmista aprecia, siglos después, la maravilla de esta acción de Dios.

       Los creyentes de hoy pueden hacer una práctica similar.  La Biblia da testimonio detallado de muchos eventos del pasado.  Cualquiera de estas historias puede volverse el objeto de reflexión profunda en oración. 

      ¿Te has preguntado por qué no hay un libro en la Biblia que esté dedicado exclusivamente a las enseñanzas de Jesús?  En lugar de eso, tenemos evangelios que, enmarcan el mensaje de Cristo en el contexto de sus muchas acciones.  La razón para esto es simple.  Dios no quiere que únicamente aprendamos las enseñanzas de Cristo; también quiere que recordemos las cosas que hizo.  Con frecuencia lo olvidamos.  Por ejemplo, al tiempo que los cristianos mencionan la muerte de Jesús con frecuencia en sus oraciones, pocas veces toman tiempo suficiente para reflexionar sobre esto profundamente.  Con frecuencia, sólo damos gracias a Dios por enviar a Cristo a morir por nuestros pecados.  Sin embargo, si lo recordáramos detalladamente, movería nuestros corazones a una apreciación más rica del amor de Dios manifestado en la muerte de Cristo.

       Piensa en la cruz.  La Escritura describe la humillación y sufrimiento de Jesús detalladamente para que nunca lo olvidemos.  Vemos su espalda flagelada, la cruz de espinas, la sangre corriendo de sus manos y sus pies.  Escuchamos a la multitud que lo ridiculiza, el golpear de los clavos [sic], el llanto de la madre de Jesús, y los gemidos de dolor de Jesús.  Todos estos eventos sucedieron para que pudiéramos ser redimidos de nuestros pecados.  Por consecuencia debemos tomar tiempo para ver, escuchar y sentirlos en nuestro corazón."
(43-44)

       Mantengamos nuestra vista en el Padre y sus acciones.  Y reconozcamos que su fidelidad y su poder no cambian con el tiempo.  Aprendamos a tener la Biblia abierta para aprender de su carácter y su amor.  Esto nos permitirá reconocer sus obras y exaltarlo por ellas - especialmente por la salvación.  



       Cuando aprendemos a ver la magnificencia de su obra, nuestras oraciones irán cambiando de foco; ya no seremos el centro, Dios lo será, y eso es lo que Él quiere.  Esto no quiere que nos volvamos aceticos.  Pero a Él es toda la honra y la gloria y el poder, por siempre.  Amen

       Rogando al Padre que se revele a nosotros para que lo conozcamos más plenamente. 

Guillermo Bernáldez