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diciembre 08, 2010

Adviento: tiempo de preparación



Saludos a todos,

La Navidad se acerca y muchos de nosotros comenzamos a llenar nuestros calendarios y agendas con actividades, visitas, eventos, etc. Para mi esposa y para mi sigue siendo extraño pensar que Navidad es pleno verano en estas partes del mundo. Habiendo crecido en el hemisferio norte, no es tan fácil hacernos a la idea de que estamos en esta época del año. Sin embargo, no quiero dejar pasar por alto el evento que estamos por celebrar los cristianos y cristianas de todo el mundo: el nacimiento de Jesús.

Esta semana la cita es del libro Living with Hope [Viviendo con Esperanza] de John Polkinhorne. Polkinhorne es un pensador cristiano brillante: científico y maestro de física teórica en la Universidad de Cambridge por más de diez años; renunció a esta posición para dedicarse al pastorado en la Iglesia Anglicana en Inglaterra. Escribo esto último, porque la denominación a la que pertenece - una denominación que observa un calendario litúrgico y que además observa la vestimenta de sus pastores como parte de este calendario. Esta aclaración también abarca el uso de la palabra "penitencia", porque esto no quiere decir que la salvación se gane por obras o por sufrimiento, sino por la gracia de nuestro Padre y por el sacrificio y resurrección de Jesucristo.

Quizá algunos tampoco estén muy familiarizados con el Adviento, que es el tiempo que se anticipa al nacimiento de nuestro Señor Jesús. Polkinghorne nos recuerda que este tiempo previo al nacimiento de Jesús, nos invita a la reflexión, pero dejemos que él lo haga con sus propias palabras. Que lo disfruten.

"Los catálogos navideños especiales de organizaciones caritativas comienzan a llegar a finales del verano. En octubre, las decoraciones comienzan a aparecer en las calles. Para noviembre, las compras festivas están en apogeo. La Navidad hace sentir su presencia mucho antes del 25 de diciembre. Las iglesias no están inmunes a este frenesí de actividad anticipatoria. Diciembre es el mes de servicios musicales navideños de todo tipo. También es el mes de Adviento. En muchas iglesias habrá un candelabro o guirnalda con sus cuatro velas rojas que se irán prendiendo sucesivamente en los cuatro domingos de la estación, pero la vela blanca en el centro, la que será prendida el día de Navidad, esa es la que tiene el foco de la mayor expectación. La mayoría de nosotros quiere cantar villancicos, en lugar de los himnos navideños. ¡Pobre y viejo Adviento! Se ha vuelto la estación Cenicienta, y casi ha sido sacada de la vida de la iglesia.

Creo que esta situación es una desgracia, porque necesitamos recobrar los recursos espirituales especiales del Adviento. El adviento es un tiempo penitencial del calendario de la Iglesia, una época en la que los pastores visten púrpura, tan diferente al blanco que visten el día de Navidad. Si piensas que los tiempos de penitencia son dominados por la penumbra y la culpa, entonces es posible que estés contento de que el Adviento haya minimizado esta parte como lo hace. ¿No es, acaso, que la religión se pone sombría y severa cuando todos los demás están preparándose para celebrar con un consumismo alegre las fiesta de la Navidad? Pensar de esta manera es de hecho un error terrible. Las épocas penitenciales no son para hacernos sentir miserables, sino para que ellas nos ayuden a enfrentar la realidad. Esa es la razón por la que eclipsar el Adviento [es decir, ocultarlo tras las muchas actividades dentro y fuera de la iglesia] es una pérdida espiritual. Necesitamos recobrar sus recursos simplemente porque necesitamos ser capaces de mirar fijamente las cosas tal y como están. El Adviento nos da la oportunidad de tomar seriamente los asuntos que la mayoría del tiempo son aventados a la parte posterior de nuestras mentes. Nos ayuda a enfrentar la realidad. En Adviento, tenemos la oportunidad de encarar frente a frente temas como la muerte, y la seriedad moral de la vida que es llamada para ser juzgada.


El Adviento también nos da la oportunidad de pensar nuevamente acerca de Dios y la relación de Dios con los seres humanos a la luz de dos grandes hechos del evangelio cristiano: el hecho de que Cristo ha venido y el hecho de que Cristo volverá a venir nuevamente.
(1-2)

Que en este tiempo de mucha actividad, podamos tomar tiempo para prepararnos para celebrar el nacimiento de nuestro Señor, enfrentando la realidad de ser seres finitos, pero con la esperanza de que en nuestro Señor, ¡tenemos vida eterna!

Guillermo Bernáldez

diciembre 02, 2010

Doble Identidad


Buen día, John Stott fue uno de los primeros autores cristianos que realmente me impactó. La razón fue que el cristianismo del que él escribía no se perdía en la espiritualización de las enseñanzas de las Escrituras. Tampoco hacía un énfasis literal ni legalista. Este balance me dio nuevas perspectivas en mi actuar como cristiano.

Su libro La Fe Cristiana frente a los Desafíos Contemporáneos mantiene este mismo balance. Stott escribe acerca de la responsabilidad de la iglesia frente a las grandes necesidades que existen en el mundo el día de hoy. Si bien la iglesia es cada vez más consciente de esta responsabilidad, aún nos queda un buen camino por recorrer. Entender que nuestra misión no es únicamente espiritual, sino integral es el desafío que enfrentamos. Que lo disfruten.

"... sólo hay dos actitudes para el cristiano frente al mundo: el escapismo y el compromiso. 'Escapismo' significa dar la espalda al mundo y rechazarlo, lavarse las manos (para descubrir luego, como Poncio Pilato, que la culpa no desaparece con el agua) y endurecer el corazón frente al clamor agonizante de quienes piden ayuda. En cambio 'compromiso' significa volverse hacia el mundo con compasión; ensuciarse, lastimarse y gastarse las manos en le servicio y sentir más profundo del ser el impulso del amor de Dios que no puede ser sofocado. En demasiados casos los evangélicos hemos sido, o tal vez aún somos, escapistas irresponsables."
(38)

Stott sugiere en este punto que nuestras doctrinas no son lo suficientemente completas para comprender nuestra responsabilidad social como seguidores de Jesús. Las doctrinas son:
  1. Una doctrina más completa de Dios.
  2. Una doctrina más completa del ser humano.
  3. Una doctrina más completa de Cristo.
  4. Una doctrina más completa de la salvación.
  5. Una doctrina más completa de la iglesia.
De ésta última dice:

"Debemos abandonar la imagen de la Iglesia como club y en su lugar recuperar la 'doble identidad' de la Iglesia. Por un lado, es un pueblo 'santo', llamado a salir del mundo para pertenecer a Dios. Por otro lado, es un pueblo 'mundano', pues es enviado de vuelta al mundo para testificar y servir. El Dr. Alex Vidler, siguiendo a Bonhoeffer, utiliza la expresión 'santa mundanalidad' de la Iglesia. En su larga y variada historia, la Iglesia rara vez ha recordado recordado o mantenido su doble identidad. A veces, por acentuar su 'santidad', ha caído en el error de retirarse y aislarse del mundo. Otras veces, por acentuar su 'mundanalidad' (es decir, su inserción en la vida del mundo), se ha conformado a las normas y valores del mundo hasta contaminarse con ellos. No obstante, si no preserva ambos aspectos de su identidad, no puede llevar a cabo la misión. La misión surge de la doctrina bíblica de la relación de la Iglesia con la sociedad. Una eclesiología desequilibrada lleva a una misión igualmente desequilibrada.

Jesús mismo enseñó estas verdades, no sólo en su famosa expresión 'en el mundo sin ser del mundo' sino también en sus vívidas metáforas de la sal y la luz. 'Vosotros sois la sal de la tierra', dijo, y 'Vosotros sois la luz del mundo' (Mt 5:13-16). Esto implica que las dos comunidades, la vieja y la nueva, la Iglesia y el mundo, son tan radicalmente distintas entre sí como la luz y la oscuridad o la sal y la descomposición. Además, para poder servir de alguna ayuda, la sal debe penetrar en la carne y la luz debe brillar en la oscuridad. De la misma manera, los cristianos deben penetrar en la sociedad no cristiana.

De un modo simil
ar el apóstol Pedro se refiere a los miembros del nuevo pueblo de Dios, por un lado, como 'extranjeros y peregrinos' en el mundo, y por otro, como ciudadanos con deberes y responsabilidades que cumplir (1P 2:11-17). Nuestra actitud hacia el mundo no puede ser de plena identificación y defensa (como si no existiera ningún mal en él) ni tampoco de completa negación (como si no existiera nada buen en él), sino que debe ser una combinación de ambas, y asimismo ha de ser especialmente desafiante, reconociendo su potencialidad como mundo de Dios y buscando que la vida del mundo se adecue cada vez más a su señorío."
(42-43)

Al hablar de misión integral, es decir no pensar únicamente en la parte espiritual de las cosas, nos vemos obligados a servir también de una manera más integral. Es decir, si antes pensaba que mi servicio era sólo espiritual entonces me conformaba con hablar y orar (lo cual es bueno y deseable), pero no me sentía obligado a compartir los bienes materiales que Dios me había dado. Y es que como me dijo un amigo, "No le puedes ofrecer sólo pan espiritual al que tiene hambre de pan material porque no te va a escuchar."


Estar en el mundo sin ser parte de él requiere de mucha sabiduría, amor y agallas. Por eso ha sido más fácil encerrarnos dentro de nuestros edificios. Pero para la sal dé sabor (y también conserve, como se le usaba en el pasado), debe salir del salero. Ese es nuestro llamado.

GB

noviembre 25, 2010

Sacrificio Perfecto


Saludos,


El pensamiento de esta semana es acerca de la cruz de Cristo y lo tomé del libro A Violent Grace (Una Gracia Violenta) escrito por Michael Card. El libro se centra en el sacrificio que el señor Jesús hizo por nosotros. Michael Card argumenta - y estoy de acuerdo con él - que el cristianismo contemporáneo se ha puesto de lado la muerte de Jesús y se ha concentrado en temas más agradables para todos nosotros.


La cruz de Cristo representa un acto violento y demoledor. Nos causa cierta repulsión porque Jesús nos pide que cada uno de nosotros también tomemos nuestra cruz y lo sigamos; de esta manera es más fácil imaginarnos una cruz más ligera, más divertida... o para ponerlo en aspectos negativos: menos dolorosa, menos costosa, etc.


Para entrar en contexto a la cita, la historia que cuenta M. Card es acerca de un grabado muy antiguo. Le han regalado una copia del mismo y él la atesora por el profundo significado que tiene. Que lo disfruten.


“Lo que hace de este grabado algo especial no es su calidad artesanal. Tampoco fue diseñada con alguna sustancia preciosa o recubierta con oro. Y por lo que sé, tampoco ha pertenecido a alguien importante. Lo que hace de este grabado algo especial es el hecho de que es la primera descripción que se conoce de la crucifixión de Jesús que proviene de una comunidad cristiana. Es extraordinario que no se talló sino hasta 420 d.C., unos 387 años después del evento.


Del arte cristiano temprano, por ejemplo de las catacumbas, tenemos inscripciones, menoras, anclas, XR [Chi-Roh, un símbolo cristiano que quería decir Cristo - a la izq.], y el entonces secreto, pero ahora familiar ... ichtus [son las iniciales en griego de Jesús Cristo Salvador Hijo de Dios y que también significa pez - también a la izq.]. También podemos encontrar descripciones de Jesús con sus discípulos, como juez, en la resurrección de Lázaro, y con mayor frecuencia, como el buen pastor, con un cordero sobre sus hombros. Pero nunca antes se había visto a Jesús en la cruz.


Solo podemos especular sobre las razones de esto. Podemos estar tentados a pensar que los primeros cristianos estaban avergonzados por la cruz. Pero si pensamos que muchos de ellos todavía estaban siendo martirizados por seguir a Cristo, esto no parece ser posible. Lo que me parece más razonable, es que por mucho tiempo el impacto de la cruz todavía seguía siendo muy gráfico y sangrienta. Seguía siendo muy personal Para muchos de ellos, la cruz era menos un hecho histórico que un horror vivencial contemporáneo. Muchos tenían recuerdos frescos de amigos y familia, algunos de ellos habían sido utilizados como antorchas humanas colgados de las cruces.


Por varias razones la cruz parece haber desaparecido del arte y música cristiana de nuestro tiempo. Aun peor, también ha desaparecido de muchos corazones y mentes. Cada vez menos iglesias que visito tienen cruces colocadas detrás o frente al púlpito. Se cantan menos canciones de la cruz. Menos sermones la celebran.


… la cruz se ha vuelto algo cuestionable. Pastores bien conocidos evitan hacer referencia de ella en sus sermones y en sus programas de televisión porque es ‘muy negativa.’ Algunos dicen que es algo ‘disfuncional’ que nos haga sentir que le debemos algo a alguien que se sacrificó… por nosotros. ¿No se puede volver una herramienta para manipular? ¿No sería mejor responderle a Dios por nuestras propias razones en lugar de deberle algo? Otras personas se desaniman por la violencia que la cruz representa. Sin duda alguna – lo sangriento y el dolor de la crucifixión tendría una clasificación ‘solo para adultos’ en los cines. Dado el problema de la violencia en nuestra sociedad, ¿por qué hacemos atractivas este tipo de acciones? ¿No sería mejor enfocarnos en el lado amable del evangelio?"


Continúa diciendo:

"... Mis críticos tenían razón: Es difícil vender canciones de un hombre crucificado. Es mejor cantar, predicar y escribir acerca de aspectos positivos - paz, prosperidad y gracia fácil. Para una sociedad obsesionada con la abundancia y aceptación, las Buenas Nuevas sin la cruz (que no es una buena noticia en sí misma) parece que mantiene nuestras arcas y asientos en la iglesia llenos. ¿Qué debemos hacer? ¿Dónde nos encontramos si deseamos representar a Cristo? Creo que si si queremos mantener una cristiandad bíblica en este nuevo siglo, debemos enfocar nuestra atención en la cruz. Y no solo de un vistazo vago. Debemos vivirlo y celebrarlo. En una época en la que más cristianos en el mundo están muriendo por Cristo; más que en cualquier otra época en la historia del cristianismo, deberíamos estar preparados para morir también por Cristo. Hace cincuenta años, cuando la iglesia cristiana subterránea en Alemania se hacían las mismas preguntas acerca de la cruz, un hombre que se convertiría en mártir preguntó, '¿Cómo puede algo que le costó todo a Dios volverse tan barato?'. Dietrich Bonhoeffer dio su vida para recordarnos que la cruz de Cristo siempre será el centro de nuestra fe. De estos grandes aspectos negativos fluyen todos los aspectos positivos de nuestra nueva vida en Cristo: del conflicto, la paz; del dolor, la sanidad; de la muerte, vida."
(14-16)

Si quitamos la cruz de Jesús, no tenemos esperanza. A lo sumo tendremos un gran maestro, un gran guía y un gran ser humano, pero nada más. La cruz de Jesús nos puede parecer cruel y violenta, porque fue cruel y violenta. Pero también fue, y es, el sacrificio perfecto. La cruz de Cristo fueron malas noticias, pero se han convertido en buenas noticias para nosotros. Por eso la cruz está en el centro del evangelio, es el corazón mismo de las buenas noticias. Todo lo que Jesús sufrió ha sido para nuestro bien. Como nos recuerda el profeta Isaías, por sus heridas, hemos sido sanados.



Que veamos la cruz con todo el dolor que le causó a nuestro Señor y que estemos dispuestos a tomar la nuestra.La gracia es una realidad, nuestro perdón también es real, el amor de Dios por nosotros también es real, todas las promesas de Dios son reales. ¡Y todo es real porque la cruz también es real!


GB

noviembre 18, 2010

Algo Anda Mal


¡Saludos y buena semana! Seguramente todos hemos escuchado de la gracia de Dios - del gran regalo de Dios para sus hijos e hijas; regalo que no merecemos, pero que Dios ofrece. Es un concepto fácil de entender, pero muy difícil de poner en práctica. Interiormente, nos sentimos obligados a hacer algo por merecer esta salvación tan grande.

Brennan Manning dedica su libro El Evangelio de los Andrajosos a mostrarnos esta tendencia en las iglesias de occidente: ser merecedores del amor de Dios. La cultura en la que vivimos - hay que pagar por lo que uno quiere - hace que esta tendencia se vea como algo racional, pero no lo es. No hay nada que podamos ofrecer; de ahí el título del libro; el evangelio es para los que no tienen nada.

Si bien algunos entienden la gracia como una excusa para pecar, en realidad no lo es. El apóstol Pablo lo dijo categóricamente: pecar más no es hacer que haya más gracia. Dietrich Bonhoeffer llamó a ésta una gracia barata. No quiso decir que la gracia en sí fuera barata, sino que nosotros al actuar voluntariamente en contra de los mandatos de Dios, le damos un valor mucho más bajo al que le dio Dios. Espero que lo disfruten.

"Nuestra mente ha sido llevada de un lado a otro por los poderes de este mundo, con lo cual el evangelio de la gracia ha sido relegado al lugar de la esclavitud religiosa, con una imagen distorsionada de Dios, como un eterno contable [contador] de mente estrecha. La comunidad cristiana se asemeja a la bolsa de valores, donde el intercambio de obras hace que se honre a una élite y se ignore al hombre común. Se amordaza al amor, se ata a la libertad, se etiqueta la rectitud. La iglesia institucional se ha convertido en algo que hiere al sanado, en lugar de sanar al herido.

Dicho sin ambages: la iglesia ... de hoy acepta la gracia en teoría, pero la niega en las obras. Decimos que creemos que la estructura fundamental de la realidad es la gracia y no las obras, pero nuestras vidas refutan nuestra fe. Por lo general, el evangelio de la gracia no se proclama, ni se comprende, ni se vive. Muchísimos cristianos viven en la morada del temor y no la del amor.

Nuestra cultura ha hecho que sea imposible comprender la palabra gracia. Somos ecos de frases y dichos como:

'
Nada es gratis.'
'Obtenemos lo que merecemos.'
'¿Quieres dinero? Trabaja para ganarlo.'
'¿Quieres que te amen? Esfuérzate por merecer el amor.'
'¿Quieres misericordia? Demuestra que te la has ganado.'
'Haz con los otros como los otros hacen contigo.' [El mandamiento bíblico implica que nosotros tomemos la iniciativa].
'Cuídate de los subsidios, de la gente en la calle, de las salchichas gratis, ..., todo es un engaño.'
'Da a otros como se merezcan... pero ni un centavo más.'

Mi editora en Revell me dijo que oyó decir a un pastor que hablaba con un niño: 'Dios ama a los niñitos buenos'. Al oír sermones con marcado énfasis en el esfuerzo personal... tengo la impresión de que la moda ... es la de la espiritualidad del 'hágalo usted mismo'.

Y aunque las Escrituras insisten en la iniciativa de Dios en la obra de salvación - que somos salvos por gracia, que nuestro amoroso Padre es todo amor -, nuestra espiritualidad suele comenzar por nosotros, y no por Dios... Hablamos de adquirir virtud como si fuera una habilidad que puede conseguirse, como la buena letra.... Sudamos con los ejercicios espirituales como si pudieran llevarnos al estado musculoso del Charles Atlas cristiano.

Aunque de la boca hacia afuera hablamos del evangelio de la gracia, muchos cristianos viven como si fuera únicamente la autonegación y la disciplina personal lo que puede moldear el yo perfecto. El énfasis se pone en lo que hago yo, y no en lo que está haciendo Dios...

Todos nuestros esfuerzos por impresionar a Dios, nuestra búsqueda para obtener puntos, nuestra lucha por intentar reparar lo que está mal en nosotros en tanto buscamos esconder nuestra pequeñez, recriminándonos nuestras culpas, le causan náuseas a Dios... son la rotunda negación de la gracia.
(17-19)

La gracia nos libera de la presión de ser perfectos en todo lo que hacemos, lo cual es imposible. Nos hace libres para dar lo mejor de nosotros y reconocer que aunque sea imperfecto, Dios en su gracia lo recibe con amor. Nos libera de juzgar a los demás porque nos hace reconocernos como lo que somos: imperfectos y pecadores, pero amados por nuestro Padre. Dios no se maneja en el mercado de la oferta y la demanda, de la relación costo-precio. Dios amó tanto a las personas que envió a su Hijo, Jesús para que muriera por nosotros.


No hay nada que podamos hacer bien para hacer que Dios nos ame más - nuestros mejores esfuerzos son como vil basura para Él. Lo bueno es que tampoco podemos hacer algo terriblemente malo para que nos ame menos. Que podamos entender la gracia de Dios, pero que también podamos vivirla - aceptarla, es un regalo de nuestro Padre. No neguemos la gracia. Que nuestras congregaciones - y nosotros mismos - sirvamos para curar al herido y no para herir al sano.

GB

noviembre 11, 2010

Reconociendo nuestros Errores


Saludos y buen día,

hace unas semanas cité del libro de Dan Allender "Cómo los hijos crían a los padres". Me pareció en un principio que, si bien era un tema pertinente, también tenía limitaciones en cuanto a los lectores que lo pudieran hacer propio. Pensé que no iba a citar de este libro, pero llegando al final me topé con estas líneas que me hicieron cambiar de opinión.

Una de las razones más poderosas que me movió a cambiar de opinión es la certeza de que la sociedad en la que vivimos se ha hecho insensible al error de uno mismo. Esto no es nuevo, lo heredamos de Adán y Eva y lo hemos ido perfeccionando. Lo hemos perfeccionado porque al menos ellos sintieron vergüenza y lo reconocieron. Pero ya no estamos acostumbrados a pedir que se nos perdone.

Una simple mirada a los medios nos da muestra de esto. Los políticos, en su inmensa mayoría, por un lado jamás se arrepienten de una mala decisión. Los deportistas también hacen lo mismo. Probablemente podemos llevar esto hasta muchas congregaciones sin alguna diferencia notable. De hecho, en algunos casos se ha desvirtuado tanto que las personas que comenten pecados visibles son "obligadas" a confesarlas delante de la congregación, tal como lo hizo la inquisición hace cientos de años. Pero la confesión de pecados y el pedir perdón por ello debe nacer de un corazón arrepentido y no de una obligación.

Pero nosotros no somos tan distintos. Por la noche nos acostamos y si pedimos perdón es una petición muy genérica: "perdona mis pecados", como si yo mismo no supiera qué pecados y ofensas cometí contra Dios y contra otras personas durante el día; eso en el mejor de los casos.

El cambio no lo debemos esperar ni de los políticos, ni de los deportistas, los artistas, los maestros de escuela - aunque sería deseable que dieran un buen ejemplo. El cambio debe comenzar en el hogar con padres y madres que reconozcan que a veces no hacemos lo que correcto o con los motivos más puros. Que lo disfruten.

"Un padre guía cuando es un modelo de la realidad de la independencia y la intimidad. Para eso hace falta valor y exponerse al riesgo de la soledad y el fracaso. Los líderes deben aceptar el fracaso personal y luego arrepentirse. El arrepentimiento significa humillarse uno mismo ante la acción ejecutada o no ejecutada y vivir a la luz de lo que debe ser. El arrepentimiento es vivir la verdad... El arrepentimiento nos envía de vuelta a los brazos que nos esperan de nuestro Padre; por lo tanto, el verdadero arrepentimiento es precursor de la redención....

Por lo tanto, el liderazgo en cualquier emprendimiento requiere que corramos el riesgo de hacer una decisión y un compromiso osado que invite al fracaso. Una vez que se adopta esta dinámica, entonces un verdadero líder acepta el resultado que le gusta con el que no le gusta. Este tipo de líder se regocija con lo bueno y no acepta negar lo malo. Un líder no vive de éxitos, sino de la certeza de que va a fallar,... Hace esto con la certeza de que, a pesar del pecado, la gracia abunda, y tenemos el llamado a maravillarnos en un Dios de gracia. Tal actitud de maravillarnos nos lleva a una gratitud que va hasta la médula de nuestros huesos.

La gratitud es la precursora de la creatividad. Mientras más libertad experimente cuando fracaso, más dispuesto voy a estar a usar los pedazos rotos de mi último intento como el material básico para la nueva obra de arte de hoy. Ésta es la línea divisoria entre la crianza de los hijos en forma rígida y legalista, y la forma de criarlos llena de gracia y generosidad. Mientras más ponemos nuestra meta en ser padres perfectos, no sólo vamos a fracasar más, sino que fracasaremos con rigidez, enojo y culpa. Llegaremos a odiar en secreto a nuestros hijos puesto que su presencia en nuestras vidas es la ocasión de que nos percibamos como nuestros mayores fracasos.

Por otro lado, el padre pródigo y humilde sabe que no puede hacer las cosas bien. Reconoce que sus fracasos le enseñan mucho más de lo que jamás le enseñarán sus éxitos. Mis fracasos invitan a la gracia, la gratitud y aun más a la creatividad. El verdadero liderazgo se mueve de la gratitud a la nueva creación. Debo crear de nuevo con mis hijos, en especial cuando enfrento mi fracaso.
(248-249)

Probablemente no todos somos padres, pero todos somos hijos. Como creyentes, tenemos un Padre que no comete pecado, pero cuyo amor y gracia excede todo lo que conocemos. Juan nos dice que no podemos decir amar a Dios si no amamos a las personas, por la sencilla razón de que a Dios no lo podemos ver y a las personas sí. Creo que reconocer lo malo y pedir perdón por ello, cae en la misma categoría. Por eso es que el señor Jesús ordena que nos reconciliemos con las personas antes de cumplir con las obligaciones o las actividades en la iglesia. Entre más tiempo dejemos entre la ofensa y el arrepentimiento, más difícil se vuelve reconocerlo.

Nuestra naturaleza humana está irremediablemente caída y por lo tanto vamos a caer y ofender a Dios y a otras personas. Negarlo es ingenuo, inútil y nadie lo cree. Si eres padre, da este ejemplo de vulnerabilidad a tu familia - hijos y pareja. Si no lo eres, da este buen ejemplo con las personas que te rodean.


Que Dios nos de la humildad para reconocer nuestros errores ante Dios y ante los que nos rodean. Que aprendamos a poner nuestros fracasos en sus manos con humildad para que Él los transforme para su gloria y nuestro bien.

GB