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junio 21, 2017

El precio de la misericordia

Buen día, 

nuevamente cito del libro Back to Virtue (Volviendo a la virtud) de Peter Kreeft.  Un libro que he disfrutado mucho por la sencillez con la que el autor explica temas profundos y abstractos. 

     Este día estaremos hablando de la misericordia.  Una palabra a la que, en nuestros días, se le presta poca atención.  Parece que hubiéramos olvidado las palabras que Dios comunicó al profeta Oseas (6:6), y que el mismo señor Jesús repitiera (Mt 9:13; 12:7).  

     Kreeft nos ayudará a entender que la misericordia, cuando es verdadera, es real y costosa.  No es un mero gesto de simpatía o piedad.  Espero que lo disfruten y que nos ayude a amar más profundamente a nuestro Padre celestial.

     "La misericordia es un misterio.  La familiaridad de la palabra nos ciega a este hecho.  La misericordia va más lejos que la razón (¿cómo podría lo podría comprender una computadora?).  La misericordia va más lejos que la justicia, más allá de lo que es correcto, supera a la ley.  En donde la justicia dice 'castigo', la misericordia dice 'perdón.'  Donde la justicia dice 'esto es una deuda', la misericordia dice que no hay deuda, sino que debe dejarse pasar.  Decir que no hay deuda sería una mentira ya que la justicia dice la verdad, y ni la misericordia no puede contradecir la verdad, pero dice, 'Deja pasar la deuda.' ... (Perdona nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores).

     Un error frecuente que se comete con la misericordia, uno que esconde su misterio, es el creer que la misericordia sólo es una actitud subjetiva.  Ese tipo de misericordia no es terriblemente costoso.  Para cambiar la forma de pensar que busca la venganza por el bien del enemigo.  Sin embargo, la verdadera misericordia es más objetiva y más costosa que eso.  Olvida deudas que son objetivamente reales, no subjetivamente imaginarias, deudas que deben ser pagadas. 

     La misericordia va más lejos que la justicia, pero no la abarata.  Si yo te perdono los cien dólares que me debes, quiere decir que yo debo usar cien dólares más de mi propio dinero para pagar a mis acreedores. No puedo hacerte más rico sin hacerme yo más pobre.  Si la deuda es objetivamente real, debe ser pagada; y si es mi misericordia la que reduce tu deuda, yo debo pagarla.  Esa es la razón por la que Cristo tuvo que morir.  Dios no dijo simplemente, 'Olvídalo.'  En lugar de eso dijo, 'Perdónalo.'  Eso implica que, si nosotros no pagamos, él mismo tuvo que pagarlo. 

     Esa forma de actuar no es la excepción, no es una rareza, sino que es el paradigma de la misericordia; por lo tanto, podemos esperar que la misericordia también nos cueste algo a nosotros.  La misericordia sustrae, resta. 

     Esa es la razón por la que es paradójico y sorprendente escuchar a Jesús decir que la misericordia suma, que los misericordiosos son bendecidos."
pp. 113-114

     Entendido de esta manera, la misericordia es realmente costosa.  Mira lo que le costó a Dios: la infinitamente preciosa vida de su propio Hijo. 

     Sin duda, las palabras de Kreeft nos llevan a reflexionar en la misericordia de Dios, que es lento para la ira y grande en misericordia (Sal 86:15; 103:8; 145:8).  No son los únicos versículos en la Biblia que describen la misericordia de Dios.  Hay  muchos a lo largo de ella. En el Nuevo Testamento se hace patente con la encarnación - Dios hecho hombre.  También con el Espíritu Santo que mora en y entre nosotros.


     Todas éstas son nociones agradables y reconfortantes, pero cuando nos damos cuenta del precio que Dios, Jesús y el Espíritu tuvieron que pagar, lo agradable y reconfortante son acompañados de gratitud y amor.  Ser receptores conscientes de la misericordia de Dios es un evento que nos transforma desde lo más profundo.  No podemos seguir siendo los mismos porque hemos sido transformados, hemos nacido de nuevo, somos nuevas criaturas.

     Agradeciendo a Dios por su gran misericordia, 

Guillermo Bernáldez Flores







junio 06, 2017

Ser Santo

    Saludos, 

     El tema que publicaré hoy es uno de los menos populares hoy en día - dentro o fuera de iglesias o congregaciones: la santificación.  Esto no quiere decir que es un tema irrelevante.  Por el contrario, los que seguimos a Jesús, somos llamados a crecer hasta la estatura de nuestro salvador.  Se ha vuelto fácil para la iglesia de hoy amoldarse a los valores de la sociedad actual que, por un lado, es difícil distinguir entre cristianos y no cristianos; por el otro, la iglesia ha olvidado - o dejado de lado - el llamado a ser santos

     El pastor James Montgomery Boice, en su comentario "Daniel, an expositional commentary" (Daniel, un comentario expositivo), acertadamente dice que el mundo en el que vivía Daniel tiene muchos paralelos con el mundo en el que vivimos hoy.  Daniel, como sabemos, propuso no contaminarse (Dn 1:8).  Esto marcó el principio de una historia victoriosa en medio de tentaciones y dificultades.

     Antes de ir a la cita, brevemente mencionaré las ocho razones para que busquemos la santidad que da John Charles Ryle, a
 quien James Montgomery Boice cita en su introducción. 

1. "Debemos ser santos, porque la voz de Dios en las Escrituras lo ordena claramente" (1 Pe 1:14-16).
2. "Debemos ser santos, porque este era el gran propósito y fin cuando vino al mundo."
3. "Debemos ser santos, porque ésta es la única evidencia fehaciente de que tenemos la fe que salva puesta en nuestro Señor Jesucristo." (Stg 2:26).
4. "Debemos ser santos, porque esta es la única prueba de que verdaderamente amamos al Señor Jesucristo."  (Jn 14:15; 15:14).
5. "Debemos ser santos, porque ésta es la única evidencia fehaciente de que verdaderamente somos hijos de Dios."  (Jn 8:39-40; Rm 8:14).
6.  "Debemos ser santos, porque ésta es la forma más segura de que podemos hacer bien a otros." (1Pe 3:1-2).
7. "Debemos ser santos, porque nuestro consuelo en el presente, depende en gran manera de la santidad." (Jn 9:3).
8. "Debemos ser santos, porque sin santidad, la tierra nunca estará preparada para el cielo." (Hb 12:14; Ap 21:27).

     Me parece que son muy buenas razones para buscar la santidad.  Y con esto, pasemos al pensamiento.  Boice comienza haciendo referencia a estos puntos.  Espero los anime.

     La objeción que seguramente recibiré es que estos puntos son muy buenos y acertados pero que simplemente no es posible que tú vivas una vida santa en medio de tus circunstancias.  "Si yo hiciera lo correcto, perdería mi trabajo", dirás.  También dirás, "Ninguno de mis amigos me hablaría."  O, "Nunca progresaría."  O, "Simplemente, no puedo ser santo; lo he intentado y he fracasado."  Si piensas de esta manera, permíteme señalar a Daniel, que no solamente estaba resuelto a no contaminarse a sí mismo con la comida y el vino del rey, sino que estaba dispuesto a ponerlo a prueba y comprobar que Dios tenía control en sus circunstancias.  Daniel dijo al guardia que había sido hecho responsable de cuidar a Daniel, "Por favor, haz con tus siervos una prueba de diez días. Danos de comer solo verduras, y de beber solo agua. Pasado ese tiempo, compara nuestro semblante con el de los jóvenes que se alimentan con la comida real, y procede de acuerdo con lo que veas en nosotros." (Dn 1:12-13).  El guardia estuvo de acuerdo y, después de diez días, los jóvenes se veían más saludables y mejor nutridos que cualquiera de los jóvenes que habían comido la comida real. Además, Daniel, Ananías, Misael y Azarías, no sobresalieron únicamente en su apariencia.  Ellos también se destacaron en su conocimiento y entendimiento de todos los tipos de literatura y conocimiento.  El texto concluye resaltando que al final de tres años de entrenamiento, cuando el rey llamó a sus protegidos para probarlos, Nabucodonosor "los interrogó, y en todos los temas que requerían de sabiduría y discernimiento los halló diez veces más inteligentes que todos los magos y hechiceros de su reino" (v. 20).

     No digas, "Si vivo para Dios, pierdo todo."  Es posible que pierdas algunas de las cosas que el mundo ofrece que, de todas maneras, no son buenas para ti.  Sin embargo, tú experimentarás las riquezas de la generosidad de Dios.  La Biblia dice, "Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas."  (Mt 6:33).
pp. 25-26

     Para concluir, la santidad no es lo mismo que el legalismo, el moralismo ni el fariseísmo, sino entender los principios y verdades que explícita o implícitamente Dios revela en su Palabra.  Recordemos, también, que es un proceso que dura toda la vida y que no es para compararnos con los demás.



     Vivir en santidad requiere de ni es sencillo, pero no es imposible.  Seguramente habrá caídas y habrá que pedir perdón y seguir intentándolo.  Dios nos ha prometido a su Santo Espíritu para acompañarnos, guiarnos y fortalecernos.  Podemos confiar en nuestro Padre y crecer, teniendo como modelo a nuestro Señor Jesús.

Guillermo Bernáldez Flores