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febrero 19, 2013

Lo Esencial



       Saludos,
 
el pensamiento para esta semana me lo sugirió mi esposa.  Es de uno de sus autores favoritos: Dan B. Allender.  Se encuentra en su libro titulado Cómo los Hijos Crían a los Padres, un libro que vale la pena leer pues nos muestra por qué es que la Biblia dice que los hijos son una recompensa de Dios
 
       En esta ocasión el texto se presta para ser aplicado no sólo a la familia, sino también a la familia de Cristo; es decir, la iglesia.  Por eso es que se han agregado notas para recordarnos que algunas actitudes en nuestros hogares, son similares en las iglesias.  
 
       La idea central es que muchas veces creemos que poseemos la verdad absoluta, cuando en realidad existen varios otros puntos de vista que son igualmente válidos.  Por favor, no te confundasLa idea central no es argumentar a favor o en contra de israelíes o palestinos, sino de temas que no son centrales a las doctrinas cristianas; y que, sin ser importantes, de todas formas las usamos para desacreditar a los demás.  Como resultado es la división y la fragmentación del cuerpo de Cristo.  Espero que lo disfruten y nos desafíe a ser más tolerantes en cuestiones que no son esenciales.

       "Odiamos la ética gris, así que en cambio decidimos ver las cosas en blanco y negro.  Por ejemplo, Israel es bueno porque los judíos fueron un pueblo perseguido y porque el gobierno de Israel permanece leal a Estado Unidos.  Los palestinos son terroristas porque se oponen a Israel y maten a civiles inocentes.  Sin embargo, hable con alguien en Cisjordania y descubrirá que el terrorista de un hombre es el libertador de otro.  ...El mundo es complejo y está lleno de paradojas, y la crianza de los hijos [o la vida en la iglesia] no es una excepción.  Nuestro malestar con las paradojas, al igual que el gris ético de los aliados malos, causa que busquemos soluciones simples.  Queremos aceptar las cosas como buenas en su totalidad, o malas en su totalidad, y esta tendencia moldea la manera en que criamos a nuestros hijos [y que funcionamos en la iglesia].  Mientras más creemos que nuestro bando es el justo y bueno, más críticos nos volvemos hacia quienes no están de acuerdo con nosotros.  Por lo tanto, cuando en el hogar [o en la iglesia] se enseñan los valores y el panorama mundial, el enfoque a menudo es estrecho, dogmático y críticos antes que franco, curioso y de diálogo.  Debido a que nos ponemos de punta con las complejidades de la vida, tendemos a adoctrinar a nuestros hijos [o a los miembros en la iglesia] según la postura de nuestra propia tribu y a difamar de la postura de los demás.  Ésta es la credibilidad de estar convencidos en la absoluta certeza de nuestra postura, aunada a la sospechosa desconfianza de cualquier postura que difiere de la nuestra.  Aun así, es inevitable que al caer de nuevo en la simplicidad del blanco y negro de las convicciones prefabricadas se alimente la sospecha y la credibilidad.  En realidad nos lleva más lejos y nos lanza al umbral de la rectitud propia."
 
[Más adelante dice cómo cambia esta tendencia]  

       "A medida que encaramos lo que nos falta, enfrentamos la desconfianza propia.  Nos damos cuenta que somos muy deficientes y que ni nos acercamos a la tarea de criar hijos [o cualquier otra tarea en la iglesia o el resto de nuestras vidas].  Entonces, la duda de nuestra insuficiencia logra humillarnos con el fin de prepararnos para que Dios nos haga completos en medio de la paradoja." 
 (75-77)

        Sin duda no es fácil hablar de este tema.  Se requiere humildad y mucha honestidad para poder admitir que, en lugar de nutrir el cuerpo de Cristo, estamos destruyéndolo.  Al hacerlo, somos culpables de desobedecer el mandamiento que Jesús hace a sus discípulos de mantenerse en unidad y en amor, y destruyendo el testimonio de la iglesia.

       Si nos preguntamos cuáles son los temas centrales del cristianismo, probablemente el Credo de los Apóstoles es un buen comienzo.  

       Es posible que no logremos ponernos de acuerdo en todo con hermanos y hermanas de otras denominaciones en cuestiones que no son importantes, pero recordemos la tolerancia que muestra Pablo, que aún sabiendo que algunas personas predican por contienda, él se alegra porque las buenas nuevas son comunicadas.  ¿Qué nos toca hacer a nosotros entonces?  


       Que Dios nos dé la capacidad para reconocer lo que es realmente importante de aquello que no lo es; y que nos dé el amor y la tolerancia para poder vivir como miembros de la familia de Jesús... y también en nuestras propias familias.  Rindámonos ante nuestro Padre, solo Él puede capacitarnos.  Dependamos de Él.

       En el amor de Cristo

Guillermo Bernáldez  

febrero 06, 2013

Turistas o Peregrinos

Saludos a todos,

la palabra disciplina es, sin duda, una de las más difíciles para poner en práctica.  Lo es porque la disciplina requiere de constancia a través del tiempo.  Éste es el concepto central del libro A Long Obedience in the same Direction (Una obediencia duradera en la misma dirección) de Eugene Peterson.  Ya que ser discípulo requiere de la constante disciplina de acercarse a la fuente de conocimiento e inspiración, no es difícil reconocer que aunque con frecuencia nos hacemos llamar discípulos de Jesús, en realidad muchas veces queda en un mero buen deseo. 


       Por esta razón, me parece que las observaciones de Peterson son muy pertinentes para nuestra época.  La disciplina es algo que está fuera de moda, dice el mundo.  Sin embargo, la disciplina nos hace llegar a ser verdaderos discípulos.  Los ejemplos bíblicos que nos da el autor de turistas y peregrinos son de gran ayuda.  Espero que lo disfruten.
 
       "Uno de los aspectos del mundo que he podido identificar como dañino para los cristianos es que asumen que todo aquello que vale la pena, puede ser alcanzado en un solo intento.  Asumimos que si es posible que algo se lleve a cabo, puede hacerse rápida y eficientemente.  Nuestro rango de atención ha sido condicionado por comerciales de treinta segundos.  Nuestro sentido de realidad ha sido compactado a resúmenes de treinta páginas.


      No es difícil que en un mundo así que se logre interesar a una persona en el evangelio, lo que es terriblemente difícil es mantener el interés.  Millones de personas en nuestra cultura aceptan a Jesús, pero existe una terrible proporción de deserción.  Muchos admiten haber sido nacidos de nuevo, pero la evidencia de un discipulado cristiano maduro es mínima.  En nuestro tipo de cultura cualquier cosa, incluyendo las buenas noticias acerca de Dios, puede ser vendida si se coloca en un empaque atractivo; pero cuando pierde su novedad, se echa en el cesto de la basura.  Hay un gran mercado para las experiencias religiosas en nuestro mundo; hay poco entusiasmo para la paciente adquisición de virtud, poca inclinación para apuntarse a un proceso largo de aprendizaje que en generaciones cristianas anteriores llamaban santidad.

      La religión en nuestro tiempo ha sido capturada por una mentalidad de turista.  La religión se entiende como una visita a un lugar atractivo que se hace cuando tenemos un tiempo libre adecuado.  Para algunos es una excursión semanal a la iglesia; para otros, visitas ocasionales a servicios especiales.  Algunos, con inclinación al entretenimiento religioso y diversión sacra, planean sus vidas alrededor de eventos especiales como  retiros, reuniones y conferencias.  Vamos a ver a la nueva personalidad, a escuchar la nueva verdad, a vivir esa nueva experiencia y de alguna forma extender nuestra, de otra manera, rutinaria vida.  La vida religiosa se define como lo más reciente y lo más nuevo: zen, sanidad por fe, potencial humano, parasicología, vida exitosa, coreografía en el escenario, Armagedón.  Probaremos cualquier cosa - hasta que venga algo nuevo.


      No sé cómo ha sido para otros pastores en otras culturas y siglos anteriores, pero estoy muy seguro que para los pastores en occidente en los comienzos del siglo XXI, el aspecto del mundo que hace el trabajo de guiar a cristianos en la fe es de lo más difícil es lo que Gore Vidal ha analizado como 'la pasión de hoy por lo inmediato y lo casual.'  Todos viven de prisa.  Las personas a quienes dirijo en el culto, a quienes aconsejo, visito, enseño, predico, por y con quienes oro, quieren atajos.  Ellos quieren que les ayude a llenar una solicitud o  que les otorgue crédito instantáneo (en la eternidad).  Ellos son impacientes y quieren resultados.  Ellos han adoptado el estilo de vida de un turista y sólo quieren los mejores momentos.  Pero un pastor no es un guía de turistas.  No me interesa contarles historias religiosas apócrifas acerca de lugares sagrados de identidad dudosaLa vida cristiana no puede madurar en este tipo de condiciones.

       Friedrich Nietzsche, quien vio esta parte de la verdad espiritual con gran claridad, escribió, 'Lo esencial 'en el cielo y en la tierra' es... que debe haber una obediencia duradera en la misma dirección; por lo que el resultado, y éste siempre ha resultado a la larga, algo que vale la pena vivir.'  Es esta 'obediencia duradera en la misma dirección' la que el mundo actual desanima mucho. 

    Para reconocer y resistir la corriente de las formas del mundo hay dos designaciones bíblicas para el pueblo de fe que son muy útiles: discípulo y peregrinoDiscípulo (mathētēs) dice que somos un pueblo que pasa la vida aprendiendo de nuestro maestro, Jesucristo.  Estamos en una relación de crecimiento-aprendizaje, siempre.  Un discípulo es un aprendiz, pero no en el sentido académico dentro de un salón de clases, más bien al trabajo en el taller del artesano.  No adquirimos información acerca de Dios, sino habilidades en la fe.

       Peregrino (parepidēmos) nos dice que somos un pueblo que pasa su vida yendo a algún lugar, yendo a Dios, y cuya recorrido para llegar allá es el camino, Jesucristo.  Nos damos cuenta que 'este mundo no es mi hogar' y nos hacemos al camino, Jesucristo.  Nos damos cuenta que 'este mundo no es nuestro hogar' y nos encaminamos a la 'casa de nuestro Padre.'  Abraham, quien 'salió' es nuestro arquetipo.  Jesús, respondiendo a la pregunta que Tomás hace, 'Maestro, no sabemos a dónde vamos.  ¿Cómo esperas que sepamos el camino?' nos da instrucciones: 'Yo soy el camino, también la verdad y también la vida.  Nadie llega al Padre si no es a través de mi' (Jn 14:5-6).  La carta a los hebreos define nuestro programa.  '¿Ven lo que significa - todos estos pioneros quienes iniciaron el camino, todos estos veteranos que nos animan?  Esto significa que emprendamos el camino.  Quitarnos la sobrecarga - ¡y nunca rendirnos!  Nada de extra grasa espiritual, nada de pecados parasitarios.  Mantengan sus ojos en Jesús, quien comenzó y terminó esta carrera en la que estamos' (Hb 12:1-2).
(15-18)

 
       Tenemos una gran carrera por delante; algunos ya estamos más cerca que otros, pero no podemos dejar de correr hasta haber cruzado la meta.  La forma en la que estamos corriendo la carrera depende de la forma en la que la vivimos - como turistas o como peregrinos.  

       Esperando que podamos apoyarnos y animarnos en amor del maestro en la disciplina de seguir en el camino,


        Guillermo Bernáldez