
la palabra disciplina es, sin duda, una de las más difíciles para poner en práctica. Lo es porque la disciplina requiere de constancia a través del tiempo. Éste es el concepto central del libro A Long Obedience in the same Direction (Una obediencia duradera en la misma dirección) de Eugene Peterson. Ya que ser discípulo requiere de la constante disciplina de acercarse a la fuente de conocimiento e inspiración, no es difícil reconocer que aunque con frecuencia nos hacemos llamar discípulos de Jesús, en realidad muchas veces queda en un mero buen deseo.
Por esta razón, me parece que las observaciones de Peterson son muy pertinentes para nuestra época. La disciplina es algo que está fuera de moda, dice el mundo. Sin embargo, la disciplina nos hace llegar a ser verdaderos discípulos. Los ejemplos bíblicos que nos da el autor de turistas y peregrinos son de gran ayuda. Espero que lo disfruten.
"Uno de los aspectos del mundo que he podido identificar como dañino para los cristianos es que asumen que todo aquello que vale la pena, puede ser alcanzado en un solo intento. Asumimos que si es posible que algo se lleve a cabo, puede hacerse rápida y eficientemente. Nuestro rango de atención ha sido condicionado por comerciales de treinta segundos. Nuestro sentido de realidad ha sido compactado a resúmenes de treinta páginas.



Friedrich Nietzsche, quien vio esta parte de la verdad espiritual con gran claridad, escribió, 'Lo esencial 'en el cielo y en la tierra' es... que debe haber una obediencia duradera en la misma dirección; por lo que el resultado, y éste siempre ha resultado a la larga, algo que vale la pena vivir.' Es esta 'obediencia duradera en la misma dirección' la que el mundo actual desanima mucho.
Peregrino (parepidēmos) nos dice que somos un pueblo que pasa su vida yendo a algún lugar, yendo a Dios, y cuya recorrido para llegar allá es el camino, Jesucristo. Nos damos cuenta que 'este mundo no es mi hogar' y nos hacemos al camino, Jesucristo. Nos damos cuenta que 'este mundo no es nuestro hogar' y nos encaminamos a la 'casa de nuestro Padre.' Abraham, quien 'salió' es nuestro arquetipo. Jesús, respondiendo a la pregunta que Tomás hace, 'Maestro, no sabemos a dónde vamos. ¿Cómo esperas que sepamos el camino?' nos da instrucciones: 'Yo soy el camino, también la verdad y también la vida. Nadie llega al Padre si no es a través de mi' (Jn 14:5-6). La carta a los hebreos define nuestro programa. '¿Ven lo que significa - todos estos pioneros quienes iniciaron el camino, todos estos veteranos que nos animan? Esto significa que emprendamos el camino. Quitarnos la sobrecarga - ¡y nunca rendirnos! Nada de extra grasa espiritual, nada de pecados parasitarios. Mantengan sus ojos en Jesús, quien comenzó y terminó esta carrera en la que estamos' (Hb 12:1-2).
(15-18)
Tenemos una gran carrera por delante; algunos ya estamos más cerca que otros, pero no podemos dejar de correr hasta haber cruzado la meta. La forma en la que estamos corriendo la carrera depende de la forma en la que la vivimos - como turistas o como peregrinos.
Esperando que podamos apoyarnos y animarnos en amor del maestro en la disciplina de seguir en el camino,
Guillermo Bernáldez
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