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octubre 27, 2015

Mira bien... aquí está


        Saludos, 

después de haber estado fuera de circulación por un tiempo, estamos de vuelta.  Debo confesar que las razones de mi ausencia han sido - entre otras - las dificultades que he estado enfrentando.  Eso fue lo que me llevó a leer el libro del cual proviene el pensamiento de hoy: Wrestling with God: Loving the God We Don't Understand (Luchando con Dios: amando al Dios que algunas veces no entendemos) de James Emery White

      En el contexto de esta cita, White escribe acerca de los tiempos - generalmente tiempos difíciles - en los que uno siente que Dios está distante.  Además de lo que aquí transcribo, el autor menciona otras razones como nuestro pecado, no permitimos que se acerque, entre otras.  Sin embargo, nuestro Padre está presente y se preocupa por nosotros.

       Espero que este pensamiento te ayude a estar alerta y atento a la presencia permanente de nuestro Dios.

       "'En realidad, el Señor está en este lugar, y yo no me había dado cuenta' fue la conclusión de Jacob después de su sorprendente visión de la escalera al cielo (Gen 28:10-17).  Construyendo sobre esta confesión bíblica, Philip Yancey pregunta, 'si no nos percatamos de la presencia de Dios en el mundo, ¿podría ser que estamos buscando en los lugares equivocados, o quizá mirando pero sin ver la gracia que se encuentra ante nuestros ojos?'  Es poco probable que Dios pueda parecer distante simplemente porque no vemos dónde se encuentra.

         El rey de Aram había enviado soldados y carros para que rodearan la ciudad en donde estaba Eliseo.  El siervo de Eliseo despertó, vio el ejército y corrió con Eliseo lleno de pánico, gritando, '¿Qué vamos a hacer?'

     'No tengas miedo,' contestó el profeta.  'Los que están con nosotros son más que ellos.'

       Y Eliseo oró 'Señor, ábrele a Guiezi los ojos para que vea.'  Entonces el Señor abrió los ojos del siervo, y él miró y vio los cerros llenos de caballos y carros de fuego alrededor de Eliseo (2 Re 6:15.17).

       Una visión así parece estar lejos de nuestras experiencias, sin embargo es posible, y el conocimiento de los antiguos celtas cristianos puede sernos de ayuda...  Evitando el panteísmo (la idea de que Dios es todo), así como el pananteísmo (la creencia de que Dios está en todo), ellos aprendieron a ver a Dios a través de todo.  Una sensación de la presencia de Dios permeaba su vida diaria a tal grado que cualquier momento y cualquier tarea se podía convertir en un tiempo y un lugar para un encuentro con el Dios viviente.  Simplemente, ellos asumían que Dios estaba presente, y ellos vivían conforme a esta idea.

       Por ejemplo, la tarea diaria de encender el fuego.  Ellos podían acompañar dicha labor con la siguiente oración:

       Encenderé mi esta mañana
       En la presencia de los santos ángeles del cielo

       Así, a través del día con cada actividad - desde ordeñar una vaca hasta preparar un alimento - ellos reconocían la presencia de Dios.  Al final del día, mientras colocaban piedras alrededor de la fogata en la noche, ellos ofrecían reconociendo la presencia de Dios...

     Para el alma celta, Dios podía verse cuando él se revelaba a sí mismo a través de los eventos de la vida cotidiana.  John Scotus Eriguena (810-877), quien es considerado uno de los pensadores más grandes que ha dado la iglesia celta, gustaba de hablar del mundo como una teofanía de Dios (la apariencia o manifestación visible de Dios).  Estas teofanías eran profundamente personales, como lo muestra la última estrofa de la obra del siglo VIII 'El llanto del ciervo', popularmente conocida como la armadura pectoral de San Patricio, quizás el mejor himno celta:


Cristo en mí, Cristo delante de mí, Cristo detrás de mí;
Cristo dentro de mí, Cristo debajo de mí, Cristo sobre mí;
Cristo a mi derecha, Cristo a mi izquierda;
Cristo al acostarme, Cristo al sentarme; Cristo al levantarme;
Cristo en corazón del que piensa en mí,
Cristo en la lengua del que habla de mí,
Cristo en el ojo de todo aquél que me ve,
Cristo en [el] oído de todo aquél que me escucha. 



       Esta es la lección del alma celta: ellos abrían sus ojos a Dios
60-62

       Estar permanentemente conscientes de la presencia de Dios requiere abrir los ojos y percibirlo.  Dios ha prometido estar con nosotros y su palabra es fiel.  

      Es cierto que todos experimentaremos, tarde o temprano, lo que San Juan de la Cruz describió como la noche oscura alma.  Pero ésta es solo una etapa previa al crecimiento, es por eso que el apóstol Pablo nos recuerda que todas las cosas son para bien para quienes aman a Dios.  



      Espero que si te encuentras en medio de dificultades, no pierdas la esperanza y te mantengas atento; nuestro Padre está presente - no lo pierdas de vista.

       Con esperanza,

Guillermo Bernáldez F.