Visitas

free counters

mayo 01, 2014

Preguntando sin Temor

Saludos,

la cita de hoy es de un libro que nos invita a reconocer nuestros sentimientos y si éstos nos acercan o alejan de Dios.  La idea central es que nuestros sentimientos revelan las preguntas más profundas que tenemos de Dios. 

      Dan Allender y Tremper Longman III en The Cry of the

Soul (El grito del alma), desafían a los lectores a enfrentar las actitudes estoicas que son típicas de muchos seguidores de Jesús.  Con frecuencia escondemos nuestros sentimientos para dar la impresión de que nuestra fe es sólida o porque pensamos que los sentimientos son malos.  Sin embargo, nos hacen ver que los escritores de los Salmos - hombres sin dudad inspirados por el Espíritu Santo - no dudan en expresar sus emociones abiertamente al Padre.

Que lo disfruten.

  "Los Salmos nos provocan para que salgamos de un estado de negación.  Los cristianos somos especialmente adeptos a anestesiarse ellos mismos contra las emociones dolorosas.  'Después de todo', razonamos, 'deberíamos estar gozosos porque sabemos que Dios controla todo'.  Las emociones negativas como el miedo, el enojo o la depresión están estigmatizadas  como inapropiadas porque Dios es amor y nos concede su paz. 

     Pero nuestro libro de canciones de los Salmos no contiene 150 himnos de gozo.  De hecho, una mirada más cuidadosa nos muestra que los salmos de quejas y las canciones acusadoras - la música de confusión, duda y decepción - son mucho más que los himnos de gozo.  Podemos intentar huir de los sentimientos dentro de nosotros, pero una mirada a los Salmos los expone a nuestra vista.  Calvino describió esta exposición así:

     [Los salmistas] presentan sus pensamientos y emociones más profundas, nos llaman, o mejor dicho, nos atraen a cada uno de nosotros a examinarnos, para que ninguna de las debilidades a las que estamos sujetos, y los muchos vicios que tenemos, no permanezcan ocultos.

      La despiadada honestidad del salmista nos invita a mirar más allá de la superficie de la turbulencia en nuestras vidas y mirar más profundamente en nuestra alma, donde se expone nuestra batalla con Dios.  Igual que clama el salmista 'desde lo profundo' (Sal 130:1), nosotros clamando a Dios junto con él.  

     Los Salmos interrumpen nuestras suposiciones de que podemos escapar de los 'gemidos' de esta vida.  Ellos nos hacen volver de nuestra tendencia natural de escapar del dolor y luchar en contra cualquier cosa que provoque incomodidad.  Los Salmos exponen la esencia de nuestra confusión emocional - el compromiso de encontrar vida sin confiar en Dios...

... 

     Los Salmos exponen la pecaminosidad de nuestro enojo, miedo, celos, desesperación, desprecio y vergüenza.  Nota cómo la envidia es expuesta en la enfermedad interna del salmista:

Ciertamente es bueno Dios para con Israel, 
para con los limpios de corazón.  
En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; 
por poco resbalaron mis pasos.  
Porque tuve envidia de los arrogantes, 
viendo la prosperidad de los impíos.
(Sal 73:1-3)

     Los celos del salmista revelan su deseo pecaminoso como recompensa para los malvados, pero hace más - expone su sentido de futilidad para permanecer puro.  ¿Para qué ser puro cuando parece que Dios bendice a los malos y no a los justos?

     Desde nuestra perspectiva limitada, parece que las
emociones surgen de una causa-efecto horizontal.  Alguien es desagradable conmigo; me siento herido o enojado.  Otra persona es amable; me siento feliz.  Mi colega recibe un premio; me siento celoso.  Parece que los sentimientos siguen las subidas y bajadas de nuestras relaciones con otros - y a primera vista, parece que no tienen nada que ver con Dios.

...

     Todo lo que es terrible se relaciona con la pregunta, ¿Es la vida predecible?  Todo el enojo está relacionado con la pregunta ¿Es la vida justa?  Cambia la palabra 'vida' por 'Dios' y las preguntas se vuelven personales. 
¿Es Dios predecible?  ¿Es Dios justo?  El celo del salmista salió a la superficie en el contexto horizontal de las circunstancias humanas, pero tenía su raíz en la pregunta subyacente, ¿Es Dios justo?

     Los Salmos nos ayudan a entender que todas las emociones son una declaración teológica...


    Enojarse injustamente demanda que otros respondan a nuestro apuro o que pague las consecuencias.  Al final, cuando estamos vacíos y Dios no responde como queremos, nos sentimos con el derecho de actuar a nuestro favor.  Y enfilamos nuestra ira contra Él porque Él podría aliviar nuestros sufrimientos.

     El salmista interrumpe nuestra negación al enojo o espantados.  Él interrumpe nuestra pretensión de que nuestro enojo y miedo no está dirigido en contra de Dios. 'El problema no es la situación que provocó nuestro enojo o nuestro miedo', nos dice.  'El problema es que tu corazón está oponiéndose a Dios..."
(32-35)

    Es común escuchar que preguntarle a Dios por qué pasan las cosas es pecaminoso porque no somos nadie para cuestionarlo.  Pero los Salmos nos muestran que preguntar a Dios no está fuera de lugar.   Claro que hay que hacerlo con la intención de conocerlo más profundamente.  

     Y las preguntas más punzantes, las que más nos acercan a un conocimiento de Dios son las que surgen desde lo más profundo de nuestro ser.  Aquellas que nos hacen sentir profundamente.  Es lo que hizo el salmista, quien al final termina alabando a Dios porque ha llegado a conocer su magnificencia, su amor, su perdón, su misericordia.


       Dios es nuestro Padre.  Dios nos ama.  Dios quiere conocerlo.  No temas poner delante de Él tus dudas, tus sentimientos.  Él los conoce.  No los puedes esconder.  Atrévete a conocerlo mejor.

Guillermo Bernáldez