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octubre 19, 2011

¡Maravillado!

 
       Saludos,
 
disculpen el largo periodo de silencio.  Por fin nos hemos mudado a lo que parece ser nuestra residencia permanente por los próximos años.  Hemos tenido problemas con la compañía que nos iba a dar el servicio de internet y mucha actividad en general.  Espero continuar publicando con frecuencia más regular, si Dios quiere.  Y ahora el pensamiento para esta semana.



        Hace un par de meses estaba hablando con algunos amigos y les confesé que a veces me cuesta dar gloria a Dios por sus maravillosas obras.  Y es que con los desarrollos tecnológicos es fácil que un nuevo teléfono, computadora, televisión, autos, construcciones, avances médicos y casi cualquier cosa que Dios permite desarrollar a los seres humanos.  Aunado a esto, cuando uno vive en una ciudad tiene pocas oportunidades de ver - o darse cuenta de las maravillas naturales que dan testimonio de Dios (Rm 1:20).  No quiero decir con esto que he perdido la fe, sino que simplemente siento que tengo pocas oportunidades para sentirme sorprendido por la creación de Dios.

    Pocas semanas después de esa conversación un amigo me envió este escrito de John Piper y fue muy confortante.  Imagino que no soy el único que experimenta esta situación.  Espero que te ayude a ver que aún las cosas que a veces nos parecen simples pueden mostrar la gran belleza y sabiduría que Dios.  Me he tomado la libertad de cambiar el sistema de medición inglés por el métrico decimal para facilitar su comprensión y en el proceso he respetado las mediciones sugeridas por el autor.  Que lo disfruten.   


  La Gran Obra de Dios - La Lluvia
"Si se tratara de mí, yo apelaría a Dios; ante él expondría mi caso.  Él realiza maravillas insondables, portentos que no pueden contarse.  Él derrama lluvia sobre la tierra y envía agua sobre los campos."  
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Si le dijeras a alguien: "Mi Dios hace cosas grandes e insondables; Él hace maravillas sin número" y ellos respondieran "¿En serio?  ¿Como qué?"  ¿Les dirías, la lluvia?

"Dios  realiza maravillas insondables, portentos que no pueden contarse. Él derrama lluvia sobre la tierra."  En la mente de Job, la lluvia era una de las grandes e insondables maravillas que Dios hace.  ¿Pero es la lluvia una de las grandes e insondables maravillas que Dios realiza?

Imagina que eres un granjero en el Medio Oriente, lejos de cualquier lago o arroyo.  Unos cuantos pozos de agua suplen el agua necesaria para la familia y los animales.  Pero si los plantíos han de crecer y la familia ha de alimentarse mes tras mes, el agua debe llegar a los campos de otra fuente.  ¿De dónde?  Bueno, del cielo.  ¿El cielo?  ¿Vendrá agua del cielo azul?  Bueno, no exactamente.
 


El agua tiene que ser acarreada en el cielo desde el Mar Mediterráneo por varios cientos de kilómetros y después ser vertida desde el cielo sobre los campos.  ¿Acarreada?  Bueno, si cayera un centímetro de lluvia sobre un kilómetro cuadrado de la tierra cultivada durante una noche, equivaldría a 1'000,000 de metros cúbicos de agua, que son también 1'000,000 de litros, que pesarían 1,000 toneladas de agua.
 
Eso es muy pesado, ¿Cómo es que sube al cielo y se mantiene ahí si pesa tanto?  Bueno, llega allá por la evaporación.  ¿En verdad?  Esa es una palabra bonita.  ¿Qué significa?  Quiere decir que el agua, en cierta forma deja de ser agua por cierto tiempo para que pueda subir y no caer.  Ya veo.  ¿Cómo baja?  Bueno, la condensación entra en acción.  ¿Qué es eso?  El agua comienza a volverse agua nuevamente acumulándose al rededor de pequeñas partículas de polvo que miden entre 0.0001 y 0.001 milímetros de ancho.  Eso es muy pequeño.
 
¿Y qué pasa con la sal?  ¿Sal?  Sí, el agua en el Mar Mediterráneo es salada?  Eso mataría todos los cultivos.  ¿Qué pasa con la sal?  Bueno, la sal tiene que extraerse.  Oh.  Así que el cielo recoge mil toneladas de agua del mar y extrae la sal y luego la acarrea unos 500 kilómetros para después tirarla sobre los cultivos?


Bueno, no los tira. Si tirara mil toneladas de agua sobre los cultivos, el trigo terminaría aplastado.  Así que el cielo dispersa las mil toneladas de agua en pequeñas gotas.  Y ellas deben ser lo suficientemente grande para caer un kilómetro y medio sin evaporarse, y suficientemente pequeñas para que no destruyan los tallos del trigo.

¿Cómo es que estas partículas microscópicas de agua que pesan mil toneladas se vuelven lo suficientemente pesadas para caer (si esa es la forma correcta de hacer la pregunta)?  Bueno, se llama coalescencia.  ¿Qué es eso?  Eso significa que las partículas de agua comienzan a colisionar y unirse entre ellas y así aumentan su tamaño.  Y cuando son suficientemente grandes caen.  ¿Así de simple?  Bueno, no exactamente, porque si no existiera un campo eléctrico presente, ellas sólo chocarían unas contra otras pero no se unirían.  ¿Qué?  Olvídalo.  Sólo cree lo que te digo.

Creo que sólo aceptaré las palabras de Job.  Todavía no veo por qué las gotas llegan al suelo, porque si ellas comenzaran a caer en cuanto fueran tan pesadas como el aire, ellas serían demasiado pequeñas para evaporarse durante su caída, pero si esperan a caer, ¿qué las mantiene en el aire hasta que son lo suficientemente grandes para no evaporarse?  Sí, estoy seguro que también hay algún nombre para eso.  Pero estoy satisfecho ahora que, con cualquier nombre, es algo maravilloso e insondable que Dios ha hecho.  Creo que debo estar agradecido - mucho más agradecido de lo que estoy ahora.  Agradecido a Dios por la maravilla de la lluvia,
Pastor John.

      Nunca antes me había percatado de la complejidad que existía en algo tan común como la lluvia.  ¡Imagina cosa mucho más complejas como el desarrollo de una persona en el vientre materno, la órbita de los planetas alrededor del sol, la creación de la tierra o la explosión de una estrella!  



      Cerca o lejos, a nivel macro o micro, las obras maravillosas de Dios están por todos lados.  Muchas veces sólo es cuestión de conocer los detalles que están involucrados en sus procesos.  Oremos porque Dios nos dé los ojos y el entendimiento para seguir maravillándonos con sus portentosas obras.

Guillermo Bernáldez