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agosto 31, 2010

Poder de Dios



Saludos,

Esta semana el pensamiento es N. T. Wright - obispo de Durham de la Iglesia Anglicana. Es uno de los académicos del Nuevo Testamento más renombrados actualmente. La cita es de su libro What Saint Paul Really Said (Lo que el Apóstol Pablo dijo en Realidad). El pensamiento es un poco más abstracto que los que comúnmente publico, pero me parece que no es difícil de entender.

En esta cita N. T. Wright nos explica lo que Pablo quiso decir cuando comunicaba las buenas noticias, es decir, el evangelio. El autor también conecta, acertadamente, el evangelio con la gracia y explica el amor y el poder que hay en ello.

Que lo disfruten.

"El 'evangelio', entonces, como dice Pablo en Romanos 1:16, 'es poder de Dios para la salvación'. Aquí la palabra 'poder' es dynamis, de ella deriva la palabra 'dinamita'. Para entender lo que Pablo quiere decir, es probable que necesitemos un término teológico más. Pablo habla en Hechos (20:24) del 'evangelio de la gracia de Dios'. Pero ¿qué es la gracia? La gracia no es una 'cosa' - un gas celestial, una seudo-sustancia, que puede ser llevada de aquí para allá o bombeada a través de la tubería. La palabra 'gracia' es una forma abreviada de hablar de Dios mismo, el Dios que ama total e incondicionalmente, cuyo amor se desborda en una auto-entrega en la creación, en la redención, en la extirpación del mal, el pecado y la muerte de su mundo, en la vuelta a la vida de aquello que estaba muerto. El evangelio de Pablo revela a este Dios en toda su gracia, todo su amor.

Pero no solo revela todo esto para que la gente pueda admirarlo a la distancia. Lo revela precisamente al ponerlo en acción. La proclamación real no es simplemente para transmitir información verdadera acerca de la realeza de Jesús. Es el poner esa realeza en acción, el llamado decisivo y lleno de autoridad para serle leales. Pablo descubrió, en el corazón de su práctica misionera, que cuando él anunciaba el señorío de Jesús Cristo, la soberanía del Rey Jesús, este mismo anuncio era el medio por el cual el Dios vivo alcanzaba con su amor los corazones y las vidas de hombres y mujeres, formando en ellos una comunidad de amor que cruzaba barreras tradicionales, liberándolos del paganismo que los había hecho cautivos, permitiéndoles llegar a ser, por primera vez, los verdaderos seres humanos que debían ser. El evangelio, diría Pablo, no solo es acerca del poder de Dios para salvar a las personas. Es el poder de Dios obrando en las personas.

...


Entonces Pablo entendió la verdad: el único Dios verdadero era conocido a través de Jesús (y en el Espíritu). Y, entendiendo esto, supo que él mismo era sostenido, abrazado, sustentado y salvado por el amor fiel del Dios fiel. Siendo sostenido de esta manera, se percató que él era un siervo de Cristo, separado para el evangelio de Dios; proclamando este evangelio descubrió, una y otra vez, que era, de hecho, poder de Dios para salvación."
(61)

Ojalá que cuando pensemos en la salvación que tenemos a través de Jesús recordemos el gran amor de Dios por su creación, y el poder con que capacita a sus hijos e hijas para que comuniquen las buenas nuevas como sus siervos.

GB

agosto 18, 2010

Amar



Saludos,

Esta semana la cita es de Donald Miller, uno de los autores que más nos gusta a mi esposa y a mí. La razón por la que nos gusta es porque escribe sin pretensiones de sonar académico o profundo, aunque lo es. Por lo tanto es ameno y fácil de leer. También nos gusta porque es muy honesto con las dificultades que ha tenido para creer en Dios - en cualquiera de sus tres personas. Se hace preguntas que cuando las leemos pensamos, es cierto, yo creía algo parecido pero nunca lo pude expresar por diferentes razones.

En su libro Searching for God Knows What (Buscando por Dios sabe qué) Miller nos habla de su experiencia dentro del cristianismo con la que muchos de nosotros nos podemos identificar. Es decir, la que pone como condición una lista de reglas a las que uno debe someterse para llamarse cristiano - principalmente una larga lista de lo que NO se debe hacer. Las aceptamos (o no) y nos damos cuenta que muchos de los que las han aceptado son personas que no nos hacen sentir aceptados o bien recibidos. Es probable que muchas veces nosotros mismos hayamos sido ese tipo de "cristiano" que tanto nos disgusta. Especialmente cuando hemos sido parte de una congregación por mucho tiempo o hemos estudiado algo de teología.

De ninguna manera quiero sugerir que el cristiano puede comportarse como quiera, la Escritura es clara en cuanto a lo que agrada a Dios y lo que no le agrada y ... a pesar de que a muchos no les guste, hay áreas grises en las que lo deja a nuestra consciencia.

Espero que lo disfruten y que podamos reconsiderar cómo estamos personalmente relacionados con nuestro Padre. Que lo disfruten.

"Como dije antes, el dios al que renuncié esa tarde ... era un dios no personal, un dios de reglas y listas y fórmulas. Pero ¿qué tal si todas nuestras reglas y listas y fórmulas vienen juntas por alguna razón, y qué tal si dejáramos de ver a las reglas y listas y fórmulas y en lugar de eso vemos a través de ellas el mensaje más grande y obvio? ¿Qué tal si el motivo detrás de nuestra teología es relacional? Mi necesidad, mi quebrantamiento interior que me llevó a tocar guitarra y memorizar poemas y hasta renunciar a mi fe en un esfuerzo para pensar de mí mismo como alguien inteligente, todo fue motivado por motivos relacionales: yo quería que otras personas me valoraran. Y ¿qué tal si el mensaje de Jesús fuera relevante para esa necesidad?

Estoy consciente de eso. Jesús siempre estuvo, y me refiero a siempre, hablando acerca del amor, acerca de personas, acerca de relaciones, y Él ni una sola vez lo redujo a pasos o fórmulas. ¿Qué tal si, en nuestro esfuerzo de diseccionar su mensaje, hemos obviado una invitación tan evidente? Me comencé a preguntar si volverme cristiano no era más parecido a enamorarse que el estar de acuerdo con una lista de principios verdaderos. Yo había conocido a muchas personas que estaban de acuerdo con estos principios, y eran unos despreciables, y también a muchas otras personas que creían en los principios, y que también decían amar a Jesús, quienes no eran despreciables. Parece que si algo más tiene que suceder en el corazón de alguien se vuelva creyente, para que alguien entienda el evangelio de Jesús. Parece que es más que un ejercicio cerebral. ¿Qué tal si el evangelio de Jesús es una invitación para conocer a Dios?

Ahora te tengo que decir, todo esto me intimidó un poco porque yo siempre he asumido un tipo de anonimato con Dios. Cuando me veía en el cielo, nunca me imaginé sentado a la derecha de Dios, como dice la Escritura, más bien me imaginaba en las montañas pescando y escribiendo una buena novela. Pero si el evangelio de Jesús es relacional; es decir, si nuestro quebrantamiento será restaurado, no por lo que entendamos de teología, sino por Dios que nos dice quiénes que somos, esto requiere de una intimidad que solo el cielo conoce. Imagina, un Ser con la mente tan grande como la de Dios, con pies como árboles y una voz como le del viento impetuoso, diciéndote que eres su creación a la que tanto ama. Es muy emocionante si lo piensas. Amor terrenal, es decir lo que yo estaba buscando cuando trataba de parecer inteligente, es temporal y pequeño que tiene que ser dado una y otra vez para que nosotros podamos sentir cierto tipo de seguridad; pero el amor de Dios, la voz de Dios y su presencia, llenaría nuestra alma con tal afirmación que no necesitaríamos nada más y nos haría amar a otras personas tanto que estaríamos dispuestos a morir por ellas. Quizá esto fue con lo que se tropezaron los apóstoles."
(45-47)

Es probable que algunos piensen que esto es lo más básico y que todos lo conocemos. De hecho es tan común encontrar a personas que nos dicen una y mil veces que se cristiano es una relación y no una religión. Sin embargo, cuando hablo con estas personas me doy cuenta que esa es una frase religiosa y que no tienen la menor idea de lo que es tener una relación íntima con Dios. Es un lenguaje piadoso acompañado por acciones poco piadosas y, en el mejor de los casos religiosamente piadosas.

Nuestra relación con Dios se refleja en el amor que tenemos por los demás. La forma en que tratamos a las personas refleja si esa acción es motivada por amor a esa persona si no lo es. Y esto no es sólo testimonio dentro de la iglesia, sino fuera de ella.


Que podamos conocer a Dios de tal manera que nos sea imposible amar a las otras personas.

GB

agosto 11, 2010

Confesando

Buen día,

La cita de hoy es del libro que más he estado recomendando recientemente entre mis amigos: Vida en Comunidad. Lo recomiendo porque cada vez que lo leo, me sorprendo por su contenido y la agudeza de los comentarios de Dietrich Bonhoeffer. Y la cita de hoy no es una excepción ya que es acerca del reconocimiento y la confesión de los pecados. En primer lugar es difícil porque la palabra pecado (o algún sinónimo postmoderno, como ruptura, etc.) ya no es común, aun en algunas iglesias. Pero en el mejor de los casos la persona común pensará: "Eso es entre Dios y yo, y ya lo hablamos hace tiempo." Pero ¿has considerado confesar ese pecado que tanto escondes de las personas a un hermano o una hermana?

El tema de la confesión es generalmente un tema muy mal entendido por los cristianos evangélicos. La razón es que desde los tiempos de la Reforma protestante (1517) se dio énfasis a la confesión de pecados ante nuestro Padre celestial, porque la Iglesia Católica de ese entonces estaba haciendo un muy mal uso de la práctica de la confesión. El problema surge ante los pasajes que Bonhoeffer cita (Stg 5.16 y Jn 20.23) en los que se habla de confesar entre hermanos y, el extraño pasaje, donde Jesús da autoridad a sus discípulos de perdonar (o no) los pecados de otros. Tengo que confesar que en toda mi vida como cristiano, más de 40 años, no recuerdo ningún sermón que tratara de este tema en particular.

El problema más grande es el orgullo personal, ya que la gente en la congregación tiene una imagen de mi; la mejor que he podido representar y no quiero arruinar esa reputación. Entonces, reconocerlo frente a alguien es impensable. Por otro lado, está la falta de seriedad y discreción de las personas. No estoy seguro de que sepa guardar eso que hasta ese momento ha sido un secreto para mí. Y esto nos toca de rebote, porque nos debemos preguntar si nosotros somos capaces de mantener el secreto que tanto lastima a un hermano o hermana. En ningún momento estoy sugiriendo (y Bonhoeffer tampoco) que cuente a los cuatro vientos mis pecados, sino solo con la persona que me va a escuchar, ayudar, aconsejar, interceder y acompañar con amor y sabiduría cristiana.

Entonces hablar de cómo implementarlo, sería imposible en este espacio, sin embargo quiero dejar abierto el espacio para que se reflexione acerca de esta práctica, que es bíblica. Espero que lo encuentren desafiante y que lo disfruten.

"'Confiésense unos a otros sus pecados' (Stg 5.16). El que está solo con su pecado, está absolutamente solo. Puede ser que, a pesar de que los cristianos se reúnan para alabar, orar y toda su comunión en el servicio, puede seguir abandonado en su soledad. El camino a la comunión no ocurre; no porque ellos tengan comunión entre ellos como creyentes y como personas devotas; ellos no tienen comunión como los no devotos, como pecadores. La comunidad de los piadosos no permite que uno sea un pecador. Por eso cada uno debe esconder su pecado de sí mismo y de la comunidad. No nos atrevemos a ser pecadores. Muchos cristianos se sienten irremediablemente horrorizados cuando un un pecador real es descubierto abruptamente entre los justos. De esta manera nos manteemos solos con nuestro pecado, viviendo entre mentiras e hipocresía. El hecho es que ¡todos somos pecadores!
Es la gracia del Evangelio, que es tan difícil para que los piadosos lo entiendan, que nos confronta con la verdad y dice: Tú eres un pecador, un gran y desesperado pecador; ahora ven, como el pecador que eres, a Dios que te ama.... Dios ha venido a ti para salvar al pecador. ¡Alégrate! ... No puedes esconder nada de Dios. La máscara que usas ante los hombres, no es necesaria ante Dios... Ya no tienes que seguir mintiéndote a ti mismo, ni a tus hermanos, como si no tuvieras pecado; ya puedes atreverte a ser pecador. Gracias a Dios por eso; Dios ama al pecador, pero odia el pecado.

... Por eso, Jesús les dio autoridad a sus seguidores para escuchar la confesión de pecado y de perdonar el pecado en su nombre. 'A quienes les perdonen sus pecados, les serán perdonados; a quienes no se los perdonen, no les serán perdonados' (Juan 20.23).

... De entre todo el mundo, solo frente a mi hermano me atrevo a ser el pecador que realmente soy; aquí reinan la verdad y la misericordia de Jesús Cristo. Cristo se volvió nuestro Hermano para ayudarnos. A través de Él, nuestro hermano se vuelve Cristo para nosotros en el poder y autoridad de la comisión que Cristo le ha dado."
(110-111)


En verdad me duele porque yo mismo no he dedicado el tiempo ni el esfuerzo necesario para encontrar a esta persona, aunque espero encontrarlo pronto. Me duele también saber de tantas personas que con tanto dolor y esfuerzo tratan de seguir manteniendo una máscara que ya casi nadie cree. Si somos un cuerpo, es necesario que entre todos y todas contribuyamos y nos ayudemos en amor. Pero solo podemos contribuir y ayudar, en la medida en la que aceptemos que necesitamos que contribuyan con nosotros y nos ayuden.

La pregunta al final de esta reflexión es: ¿Reconoces tu pecado? ¿Lo confesarías?


Que Dios nos ayude a ser un cuerpo saludable.

GB