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noviembre 25, 2010

Sacrificio Perfecto


Saludos,


El pensamiento de esta semana es acerca de la cruz de Cristo y lo tomé del libro A Violent Grace (Una Gracia Violenta) escrito por Michael Card. El libro se centra en el sacrificio que el señor Jesús hizo por nosotros. Michael Card argumenta - y estoy de acuerdo con él - que el cristianismo contemporáneo se ha puesto de lado la muerte de Jesús y se ha concentrado en temas más agradables para todos nosotros.


La cruz de Cristo representa un acto violento y demoledor. Nos causa cierta repulsión porque Jesús nos pide que cada uno de nosotros también tomemos nuestra cruz y lo sigamos; de esta manera es más fácil imaginarnos una cruz más ligera, más divertida... o para ponerlo en aspectos negativos: menos dolorosa, menos costosa, etc.


Para entrar en contexto a la cita, la historia que cuenta M. Card es acerca de un grabado muy antiguo. Le han regalado una copia del mismo y él la atesora por el profundo significado que tiene. Que lo disfruten.


“Lo que hace de este grabado algo especial no es su calidad artesanal. Tampoco fue diseñada con alguna sustancia preciosa o recubierta con oro. Y por lo que sé, tampoco ha pertenecido a alguien importante. Lo que hace de este grabado algo especial es el hecho de que es la primera descripción que se conoce de la crucifixión de Jesús que proviene de una comunidad cristiana. Es extraordinario que no se talló sino hasta 420 d.C., unos 387 años después del evento.


Del arte cristiano temprano, por ejemplo de las catacumbas, tenemos inscripciones, menoras, anclas, XR [Chi-Roh, un símbolo cristiano que quería decir Cristo - a la izq.], y el entonces secreto, pero ahora familiar ... ichtus [son las iniciales en griego de Jesús Cristo Salvador Hijo de Dios y que también significa pez - también a la izq.]. También podemos encontrar descripciones de Jesús con sus discípulos, como juez, en la resurrección de Lázaro, y con mayor frecuencia, como el buen pastor, con un cordero sobre sus hombros. Pero nunca antes se había visto a Jesús en la cruz.


Solo podemos especular sobre las razones de esto. Podemos estar tentados a pensar que los primeros cristianos estaban avergonzados por la cruz. Pero si pensamos que muchos de ellos todavía estaban siendo martirizados por seguir a Cristo, esto no parece ser posible. Lo que me parece más razonable, es que por mucho tiempo el impacto de la cruz todavía seguía siendo muy gráfico y sangrienta. Seguía siendo muy personal Para muchos de ellos, la cruz era menos un hecho histórico que un horror vivencial contemporáneo. Muchos tenían recuerdos frescos de amigos y familia, algunos de ellos habían sido utilizados como antorchas humanas colgados de las cruces.


Por varias razones la cruz parece haber desaparecido del arte y música cristiana de nuestro tiempo. Aun peor, también ha desaparecido de muchos corazones y mentes. Cada vez menos iglesias que visito tienen cruces colocadas detrás o frente al púlpito. Se cantan menos canciones de la cruz. Menos sermones la celebran.


… la cruz se ha vuelto algo cuestionable. Pastores bien conocidos evitan hacer referencia de ella en sus sermones y en sus programas de televisión porque es ‘muy negativa.’ Algunos dicen que es algo ‘disfuncional’ que nos haga sentir que le debemos algo a alguien que se sacrificó… por nosotros. ¿No se puede volver una herramienta para manipular? ¿No sería mejor responderle a Dios por nuestras propias razones en lugar de deberle algo? Otras personas se desaniman por la violencia que la cruz representa. Sin duda alguna – lo sangriento y el dolor de la crucifixión tendría una clasificación ‘solo para adultos’ en los cines. Dado el problema de la violencia en nuestra sociedad, ¿por qué hacemos atractivas este tipo de acciones? ¿No sería mejor enfocarnos en el lado amable del evangelio?"


Continúa diciendo:

"... Mis críticos tenían razón: Es difícil vender canciones de un hombre crucificado. Es mejor cantar, predicar y escribir acerca de aspectos positivos - paz, prosperidad y gracia fácil. Para una sociedad obsesionada con la abundancia y aceptación, las Buenas Nuevas sin la cruz (que no es una buena noticia en sí misma) parece que mantiene nuestras arcas y asientos en la iglesia llenos. ¿Qué debemos hacer? ¿Dónde nos encontramos si deseamos representar a Cristo? Creo que si si queremos mantener una cristiandad bíblica en este nuevo siglo, debemos enfocar nuestra atención en la cruz. Y no solo de un vistazo vago. Debemos vivirlo y celebrarlo. En una época en la que más cristianos en el mundo están muriendo por Cristo; más que en cualquier otra época en la historia del cristianismo, deberíamos estar preparados para morir también por Cristo. Hace cincuenta años, cuando la iglesia cristiana subterránea en Alemania se hacían las mismas preguntas acerca de la cruz, un hombre que se convertiría en mártir preguntó, '¿Cómo puede algo que le costó todo a Dios volverse tan barato?'. Dietrich Bonhoeffer dio su vida para recordarnos que la cruz de Cristo siempre será el centro de nuestra fe. De estos grandes aspectos negativos fluyen todos los aspectos positivos de nuestra nueva vida en Cristo: del conflicto, la paz; del dolor, la sanidad; de la muerte, vida."
(14-16)

Si quitamos la cruz de Jesús, no tenemos esperanza. A lo sumo tendremos un gran maestro, un gran guía y un gran ser humano, pero nada más. La cruz de Jesús nos puede parecer cruel y violenta, porque fue cruel y violenta. Pero también fue, y es, el sacrificio perfecto. La cruz de Cristo fueron malas noticias, pero se han convertido en buenas noticias para nosotros. Por eso la cruz está en el centro del evangelio, es el corazón mismo de las buenas noticias. Todo lo que Jesús sufrió ha sido para nuestro bien. Como nos recuerda el profeta Isaías, por sus heridas, hemos sido sanados.



Que veamos la cruz con todo el dolor que le causó a nuestro Señor y que estemos dispuestos a tomar la nuestra.La gracia es una realidad, nuestro perdón también es real, el amor de Dios por nosotros también es real, todas las promesas de Dios son reales. ¡Y todo es real porque la cruz también es real!


GB

noviembre 18, 2010

Algo Anda Mal


¡Saludos y buena semana! Seguramente todos hemos escuchado de la gracia de Dios - del gran regalo de Dios para sus hijos e hijas; regalo que no merecemos, pero que Dios ofrece. Es un concepto fácil de entender, pero muy difícil de poner en práctica. Interiormente, nos sentimos obligados a hacer algo por merecer esta salvación tan grande.

Brennan Manning dedica su libro El Evangelio de los Andrajosos a mostrarnos esta tendencia en las iglesias de occidente: ser merecedores del amor de Dios. La cultura en la que vivimos - hay que pagar por lo que uno quiere - hace que esta tendencia se vea como algo racional, pero no lo es. No hay nada que podamos ofrecer; de ahí el título del libro; el evangelio es para los que no tienen nada.

Si bien algunos entienden la gracia como una excusa para pecar, en realidad no lo es. El apóstol Pablo lo dijo categóricamente: pecar más no es hacer que haya más gracia. Dietrich Bonhoeffer llamó a ésta una gracia barata. No quiso decir que la gracia en sí fuera barata, sino que nosotros al actuar voluntariamente en contra de los mandatos de Dios, le damos un valor mucho más bajo al que le dio Dios. Espero que lo disfruten.

"Nuestra mente ha sido llevada de un lado a otro por los poderes de este mundo, con lo cual el evangelio de la gracia ha sido relegado al lugar de la esclavitud religiosa, con una imagen distorsionada de Dios, como un eterno contable [contador] de mente estrecha. La comunidad cristiana se asemeja a la bolsa de valores, donde el intercambio de obras hace que se honre a una élite y se ignore al hombre común. Se amordaza al amor, se ata a la libertad, se etiqueta la rectitud. La iglesia institucional se ha convertido en algo que hiere al sanado, en lugar de sanar al herido.

Dicho sin ambages: la iglesia ... de hoy acepta la gracia en teoría, pero la niega en las obras. Decimos que creemos que la estructura fundamental de la realidad es la gracia y no las obras, pero nuestras vidas refutan nuestra fe. Por lo general, el evangelio de la gracia no se proclama, ni se comprende, ni se vive. Muchísimos cristianos viven en la morada del temor y no la del amor.

Nuestra cultura ha hecho que sea imposible comprender la palabra gracia. Somos ecos de frases y dichos como:

'
Nada es gratis.'
'Obtenemos lo que merecemos.'
'¿Quieres dinero? Trabaja para ganarlo.'
'¿Quieres que te amen? Esfuérzate por merecer el amor.'
'¿Quieres misericordia? Demuestra que te la has ganado.'
'Haz con los otros como los otros hacen contigo.' [El mandamiento bíblico implica que nosotros tomemos la iniciativa].
'Cuídate de los subsidios, de la gente en la calle, de las salchichas gratis, ..., todo es un engaño.'
'Da a otros como se merezcan... pero ni un centavo más.'

Mi editora en Revell me dijo que oyó decir a un pastor que hablaba con un niño: 'Dios ama a los niñitos buenos'. Al oír sermones con marcado énfasis en el esfuerzo personal... tengo la impresión de que la moda ... es la de la espiritualidad del 'hágalo usted mismo'.

Y aunque las Escrituras insisten en la iniciativa de Dios en la obra de salvación - que somos salvos por gracia, que nuestro amoroso Padre es todo amor -, nuestra espiritualidad suele comenzar por nosotros, y no por Dios... Hablamos de adquirir virtud como si fuera una habilidad que puede conseguirse, como la buena letra.... Sudamos con los ejercicios espirituales como si pudieran llevarnos al estado musculoso del Charles Atlas cristiano.

Aunque de la boca hacia afuera hablamos del evangelio de la gracia, muchos cristianos viven como si fuera únicamente la autonegación y la disciplina personal lo que puede moldear el yo perfecto. El énfasis se pone en lo que hago yo, y no en lo que está haciendo Dios...

Todos nuestros esfuerzos por impresionar a Dios, nuestra búsqueda para obtener puntos, nuestra lucha por intentar reparar lo que está mal en nosotros en tanto buscamos esconder nuestra pequeñez, recriminándonos nuestras culpas, le causan náuseas a Dios... son la rotunda negación de la gracia.
(17-19)

La gracia nos libera de la presión de ser perfectos en todo lo que hacemos, lo cual es imposible. Nos hace libres para dar lo mejor de nosotros y reconocer que aunque sea imperfecto, Dios en su gracia lo recibe con amor. Nos libera de juzgar a los demás porque nos hace reconocernos como lo que somos: imperfectos y pecadores, pero amados por nuestro Padre. Dios no se maneja en el mercado de la oferta y la demanda, de la relación costo-precio. Dios amó tanto a las personas que envió a su Hijo, Jesús para que muriera por nosotros.


No hay nada que podamos hacer bien para hacer que Dios nos ame más - nuestros mejores esfuerzos son como vil basura para Él. Lo bueno es que tampoco podemos hacer algo terriblemente malo para que nos ame menos. Que podamos entender la gracia de Dios, pero que también podamos vivirla - aceptarla, es un regalo de nuestro Padre. No neguemos la gracia. Que nuestras congregaciones - y nosotros mismos - sirvamos para curar al herido y no para herir al sano.

GB

noviembre 11, 2010

Reconociendo nuestros Errores


Saludos y buen día,

hace unas semanas cité del libro de Dan Allender "Cómo los hijos crían a los padres". Me pareció en un principio que, si bien era un tema pertinente, también tenía limitaciones en cuanto a los lectores que lo pudieran hacer propio. Pensé que no iba a citar de este libro, pero llegando al final me topé con estas líneas que me hicieron cambiar de opinión.

Una de las razones más poderosas que me movió a cambiar de opinión es la certeza de que la sociedad en la que vivimos se ha hecho insensible al error de uno mismo. Esto no es nuevo, lo heredamos de Adán y Eva y lo hemos ido perfeccionando. Lo hemos perfeccionado porque al menos ellos sintieron vergüenza y lo reconocieron. Pero ya no estamos acostumbrados a pedir que se nos perdone.

Una simple mirada a los medios nos da muestra de esto. Los políticos, en su inmensa mayoría, por un lado jamás se arrepienten de una mala decisión. Los deportistas también hacen lo mismo. Probablemente podemos llevar esto hasta muchas congregaciones sin alguna diferencia notable. De hecho, en algunos casos se ha desvirtuado tanto que las personas que comenten pecados visibles son "obligadas" a confesarlas delante de la congregación, tal como lo hizo la inquisición hace cientos de años. Pero la confesión de pecados y el pedir perdón por ello debe nacer de un corazón arrepentido y no de una obligación.

Pero nosotros no somos tan distintos. Por la noche nos acostamos y si pedimos perdón es una petición muy genérica: "perdona mis pecados", como si yo mismo no supiera qué pecados y ofensas cometí contra Dios y contra otras personas durante el día; eso en el mejor de los casos.

El cambio no lo debemos esperar ni de los políticos, ni de los deportistas, los artistas, los maestros de escuela - aunque sería deseable que dieran un buen ejemplo. El cambio debe comenzar en el hogar con padres y madres que reconozcan que a veces no hacemos lo que correcto o con los motivos más puros. Que lo disfruten.

"Un padre guía cuando es un modelo de la realidad de la independencia y la intimidad. Para eso hace falta valor y exponerse al riesgo de la soledad y el fracaso. Los líderes deben aceptar el fracaso personal y luego arrepentirse. El arrepentimiento significa humillarse uno mismo ante la acción ejecutada o no ejecutada y vivir a la luz de lo que debe ser. El arrepentimiento es vivir la verdad... El arrepentimiento nos envía de vuelta a los brazos que nos esperan de nuestro Padre; por lo tanto, el verdadero arrepentimiento es precursor de la redención....

Por lo tanto, el liderazgo en cualquier emprendimiento requiere que corramos el riesgo de hacer una decisión y un compromiso osado que invite al fracaso. Una vez que se adopta esta dinámica, entonces un verdadero líder acepta el resultado que le gusta con el que no le gusta. Este tipo de líder se regocija con lo bueno y no acepta negar lo malo. Un líder no vive de éxitos, sino de la certeza de que va a fallar,... Hace esto con la certeza de que, a pesar del pecado, la gracia abunda, y tenemos el llamado a maravillarnos en un Dios de gracia. Tal actitud de maravillarnos nos lleva a una gratitud que va hasta la médula de nuestros huesos.

La gratitud es la precursora de la creatividad. Mientras más libertad experimente cuando fracaso, más dispuesto voy a estar a usar los pedazos rotos de mi último intento como el material básico para la nueva obra de arte de hoy. Ésta es la línea divisoria entre la crianza de los hijos en forma rígida y legalista, y la forma de criarlos llena de gracia y generosidad. Mientras más ponemos nuestra meta en ser padres perfectos, no sólo vamos a fracasar más, sino que fracasaremos con rigidez, enojo y culpa. Llegaremos a odiar en secreto a nuestros hijos puesto que su presencia en nuestras vidas es la ocasión de que nos percibamos como nuestros mayores fracasos.

Por otro lado, el padre pródigo y humilde sabe que no puede hacer las cosas bien. Reconoce que sus fracasos le enseñan mucho más de lo que jamás le enseñarán sus éxitos. Mis fracasos invitan a la gracia, la gratitud y aun más a la creatividad. El verdadero liderazgo se mueve de la gratitud a la nueva creación. Debo crear de nuevo con mis hijos, en especial cuando enfrento mi fracaso.
(248-249)

Probablemente no todos somos padres, pero todos somos hijos. Como creyentes, tenemos un Padre que no comete pecado, pero cuyo amor y gracia excede todo lo que conocemos. Juan nos dice que no podemos decir amar a Dios si no amamos a las personas, por la sencilla razón de que a Dios no lo podemos ver y a las personas sí. Creo que reconocer lo malo y pedir perdón por ello, cae en la misma categoría. Por eso es que el señor Jesús ordena que nos reconciliemos con las personas antes de cumplir con las obligaciones o las actividades en la iglesia. Entre más tiempo dejemos entre la ofensa y el arrepentimiento, más difícil se vuelve reconocerlo.

Nuestra naturaleza humana está irremediablemente caída y por lo tanto vamos a caer y ofender a Dios y a otras personas. Negarlo es ingenuo, inútil y nadie lo cree. Si eres padre, da este ejemplo de vulnerabilidad a tu familia - hijos y pareja. Si no lo eres, da este buen ejemplo con las personas que te rodean.


Que Dios nos de la humildad para reconocer nuestros errores ante Dios y ante los que nos rodean. Que aprendamos a poner nuestros fracasos en sus manos con humildad para que Él los transforme para su gloria y nuestro bien.

GB

noviembre 02, 2010

El Evangelio es Acción


Saludos,

La semana pasada hablé de la experiencia de Rich Mullins cuando escuchó el evangelio. Por lo que pensé que sería conveniente ampliar acerca del evangelio. Es por eso que esta semana cito del libro What Saint Paul Really Said (Lo que San Pablo Dijo en Realidad) de N. T. Wright. Para que aclare algunas preguntas que pudieron haber surgido "¿Qué es el evangelio? ¿Qué implica? ¿Cuánto abarca?"

Wright nos recuerda que el evangelio que Pablo anunciaba eran las buenas noticias del reino de Jesús y que su reinado abarca todo lo creado. Si bien muchas personas reconocen que ser seguidor de Jesús implica una vida íntegra en todas las áreas de la vida, generalmente nos cuesta más trabajo pensar en el aspecto comunitario de las buenas nuevas. También el evangelio, muchas veces, se ha reducido a un comportamiento mora que con cierta frecuencia termina en mero legalismo. No sugiero que un accionar moral no tenga importancia, ¡no! Lo que quiero decir es que las reglas en sí no es el fin y no son la marca definitiva del reino. Pero dejo que Wright lo describa mucho más elocuentemente. Que lo disfruten.

"... el evangelio no es, como ya lo he remarcado, un conjunto de técnicas para hacer que las personas se vuelvan cristianas. Tampoco es un conjunto de reflexiones sistemáticas, aunque sean muy importantes. El evangelio es el anuncio de que Jesús es Señor - Señor del mundo, Señor del cosmos, Señor de la tierra, de la capa de ozono, de ballenas y cascadas, de árboles y tortugas. Tan pronto como entendamos esto, destruiremos de un solo golpe la desastrosa dicotomía que ha existido en las mentes de las personas entre 'predicar el evangelio' por un lado y por el otro, lo que se ha llamado genéricamente 'acción social' o 'justicia social', Predicar el evangelio significa anunciar a Jesús como Señor del mundo; y, a menos que estemos preparados para contradecirnos a nosotros mismos con cada respiro que damos, no podemos hacer este anuncio sin buscar que ese señorío alcance cada aspecto del mundo. Había un dicho popular hace algunos años que decía 'si Jesús no es Señor de todo, entonces no es Señor en lo absoluto'. Eso rutinariamente se aplicaba a una piedad y compromiso personal. Sugiero que eso es tan verdadero, y tan importante como el señorío cósmico de Jesús.

Esto significa, por supuesto, lo que significó para Pablo, que no hay área de la existencia o de la vida que no esté bajo la luz examinadora de la soberanía de Jesús crucificado y resucitado; no hay área está exenta al llamado a esta lealtad. Probablemente una de las razones por las que algunos se han retraído de ver el mesianismo de Jesús como una parte central del evangelio de Pablo ha sido el tácito reconocimiento de que es más fácil volver el cristianismo en lo que la Ilustración quería que fuera - un sistema piadoso privado que no afecta el mundo público...

... en el nombre de Jesús, hay una forma diferente de ser un ser humano, una forma caracterizada por un amor que se entrega, por justicia, por honestidad, y por la destrucción de las barreras tradicionales que refuerzan las divisiones que mantienen a los seres humanos separados de, y con frecuencia, enfrentados a otros. Y por supuesto, no sirve de nada proclamar esto si la iglesia no lo está proclamando con su propia vida. Como ya lo he sugerido, este mensaje llega a su punto más poderoso cuando se presenta como símbolo y práctica, y no únicamente como enseñanza e historia... Es llevar a todo el mundo bajo el señorío de Cristo. El mensaje del evangelio no nos deja otra opción.
(153-155)


Es muy posible que conozcamos la definición, los textos y la teología detrás del concepto "evangelio", pero espero que esta lectura nos ayude a identificar qué parte del evangelio hemos omitido... principalmente en la práctica. Que el evangelio de Jesús encarnado, también se encarne en la vida de cada uno de nosotros.


De manera especial me parece que debemos reflexionar acerca de lo que la congregación a la que pertenecemos dice, no solo con palabras, sino con sus acciones a tan gran nube de testigos que esperan de ella el amor que el mismo Jesús predicó y ejemplificó; que el evangelio encarne en la iglesia como Jesús se hizo carne por nosotros.


GB