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julio 21, 2009

Acostumbrados al Pecado



Saludos en esta lluviosa mañana,

Parece que la palabra "pecado" se va perdiendo con el paso del tiempo. La vamos sustituyendo con adjetivos como malo, impropio, fuera de lugar, incorrecto, etc. No es que estos adjetivos no reflejen parte de lo que es el pecado, sino que no nos dejan ver la parte más importante: que es algo que está en contra de la voluntad de Dios. William Barclay en su libro The Promise of the Spirit (La Promesa del Espíritu) describe esta situación de forma clara.

"... La primera vez que un hombre comete un pecado, lo hace con temor en el alma, se molesta consigo mismo, de manera punzante se percata de que lo que está haciendo es incorrecto. Si peca una segunda vez, es un poco más fácil; encuentra menos resistencia para hacerlo. Al final él puede llegar a un estado en el que una acción pecaminosa no lo mueve, y hasta puede llegar al punto de no reconocer que lo que está haciendo es pecaminoso."

...

"El Espíritu Santo es el que capacita a los hombres para que reconozcan la verdad de Dios cuando ellos la ven. Pero si un hombre, deliberadamente cierra el tiempo suficiente sus ojos a la verdad, al final pierde la habilidad de reconocerla cuando la ve, y entonces ha cometido el pecado contra el Espíritu Santo.

¿Por qué es un pecado imperdonable? Si un hombre no puede reconocer lo bueno cuando lo ve, entonces no sabe cuándo está pecando. Si por sus repetidos actos de rechazo a la voluntad de Dios, él ha rechazado este estado, entonces el arrepentimiento se vuelve imposible, porque lo bueno ha perdido su fascinación y lo malo ha perdido su horror. Y si un hombre no puede arrepentirse, él no puede ser perdonado. No es Dios quien le ha cerrado la puerta; el hombre ha cerrado la puerta por su propia cuenta."

Esto me hace reflexionar en las cosas que hago todos los días: mis reacciones al tráfico, a la injusticia, a la pobreza extrema, a la violencia, mi relación con la naturaleza (que es la creación de Dios), el racismo, el trato a mi familia y a las otras personas, etc. ¿Será que me he acostumbrado a vivir en una sociedad individualista, materialista, insensible, etc, que no me doy cuenta qué cosas son pecado? ¿Qué tan acostumbrado estoy a los pecados individuales y de la sociedad en la que vivo? ¿Y tú?

Creo que es tiempo de detenernos un poco de tiempo y reflexionar. Si estamos cometiendo pecado arrepentirnos y pedir perdón. Tenemos la promesa de que si nos arrepentimos genuinamente, nuestro Padre nos perdonará.


Recordemos que la promesa de nuestro Padre descansa en el sacrificio de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo.

GB


julio 14, 2009

Lo Justo


Saludos a todos y a todas,

Me he dado cuenta que ahora que soy padre, me es mucho más fácil caer presa de la avaricia, y de la desconfianza en la provisión de nuestro Padre. En parte me parece una reacción natural porque los padres y madres quieren lo mejor para sus hijos. Pero salgo a la calle y veo a familias con bebés de la edad de Ana, mi hija, y las condiciones precarias en las que ese bebé vive. Muchos nos disculpamos pensando que sus padres han tomado malas decisiones o que son derrochadores, pero en realidad es algo que asumo y no conozco su realidad. La pregunta que ha surgido en varias ocasiones es "¿Cuánto es suficiente y justo delante de Dios?". La respuesta no es fácil.

Craig L. Blomberg trabaja este tema en su libro Neither Poverty nor Riches: a biblical theology of possessions. La editorial CLIE lo publicó con el título Ni Pobrezas, ni Riquezas. Blomberg aborda el tema de las riquezas y posesiones a lo largo de la Biblia. Así recorre los libros históricos, la literatura de sabiduría y profética del AntiguoTestamento. Analiza el contexto histórico intertestamentario y después aborda el Nuevo Testamento, también por secciones: las enseñanzas de Jesús en los evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas), La cristiandad temprana (Santiago y Hechos), la vida y las enseñanzas de Pablo, y el resto del Nuevo Testamento. En cada sección hace una evaluación y escribe sus conclusiones. Sin embargo, me limito a un fragmento de sus conclusiones finales.

"... Así que aquí quiero enfocarme principalmente en los niveles de las acciones individuales y eclesiásticas...

Primero, si la riqueza es un bien inherente, los cristianos deberían buscar tenerlo. Si algunos de nosotros tenemos más éxito que la mayoría, nuestro entendimiento de esto es como un don de Dios para todos nos llevará a querer compartirlo con los necesitados, particularmente con aquellos que son, en gran manera, víctimas de circunstancias fuera de su control. Segundo, si la riqueza nos seduce, una buena estrategia para evitar sobrevalorarla es donarla. Tercero, si la buena adminstración es una señal de una vida redimida, entonces los cristianos, por su nueva naturaleza, querrán dar. Con el tiempo, un uso compasivo y generoso de sus recursos será parte integral de sus vidas como cristianos. Cuarto, si ciertos extremos de riqueza y pobreza son inherentemente intolerables, aquellos con ingresos excesivos (...) trabajarán duro para ayudar al menos a algunos de los desesperadamente necesitados en el mundo. Quinto, si la salvación holística [integral] representa el bien más preciado que Dios quiere que todos reciban, entonces nuestra aportación caritativa debe estar dirigida a individuos, iglesias u organizaciones que ministren holísticamente [integralmente], cuidando de los cuerpos, tan bien como de sus almas, que se encarguen de sus circunstancias físicas como de las espirituales."


Me es muy difícil dar, y más si es sacrificialmente. He escuchado a un buen número de
predicadores que hablan del joven rico que se encuentra con Jesús y le dice que él ha cumplido con todos sus mandamientos. Jesús entonces le dice que dé sus posesiones a los pobres. El joven se entristece y se va. (Mateo 19:16-26; Marcos 10:17-27; Lucas 18:18-27) Todos los predicadores que he oído han concluido diciendo que si el joven hubiera accedido alegremente, que entonces Jesús le hubiera devuelto sus posesiones. Esto me ha servido de escudo por mucho tiempo, pero la verdad es que la Biblia nunca dice eso.

Te has preguntado ¿cuánto es suficiente y justo delante de Dios?

GB

julio 07, 2009

Lo que necesitamos




Saludos,


El tema de esta semana tiene que ver en gran manera, a mi entender, con las crisis institucionales de nuestros días. Pocos respetan o creen en los políticos, la iglesia y la familia - y me refiero tanto al hombre como a la mujer. Ya no se creen los argumentos que se dan. Lo que alguna vez llegaron a representar es historia. William Barclay nos invita a la reflexión. De su libro The Promise of the Spirit (La Promesa del Espíritu) toca un punto fundamental: el liderazgo y la guía de Dios a través de su Espíritu.


"La convicción ... es que ningún hombre puede hacer el trabajo de Dios sin el Espíritu de Dios. No hay hombreque pueda liderar a sus compañeros a menos que él mismo sea guiado por el Espíritu de Dios. No hay problema mayor el día de hoy en todas las esferas de la vida que el problema del liderazgo. El problema no se puede resolver separado del Espíritu de Dios... La persona que está dedicada al liderazgo debe, en primer lugar, estar dedicada al Espíritu de Dios. La Iglesia y el Estado claman por la necesidad de personas que estén dedicadas al Espíritu de Dios. Porque sin el Espíritu, no importa la capacidad intelectual; tampoco importa la cantidad de habilidades administrativas; ni siquiera importa si se tiene una gran capacidad de luchar. Sin el Espíritu de Dios ninguna de éstas serán suficientes."




Esto de ninguna manera niega la importancia de la capacitación. El punto central es, sin lugar a dudas, la necesidad de buscar la presencia de nuestro Padre y reconocer que no somos nostros, sino el que está con y en nosotros. Gracias a Dios contamos con la promesa de su presencia en el Espíritu.

GB