Saludos veraniegos desde el sur,
el pensamiento para esta semana es del libro más reciente de Tim Keller, el pastor de una de las iglesias más vibrantes de la Ciudad de Nueva York: Redeemer Presbyterian. El libro se titula Generous Justice (Justicia Generosa). En este libro, Keller señala uno de los problemas más grandes que enfrentan las iglesias contemporáneas: la idea de que se puede separar la justicia de la misericordia.
Keller introduce su argumento haciendo un estudio de las palabras hebreas de las que provienen los términos que ahora usamos (justicia y misericordia) y muestra que no son dos conceptos diferentes. Keller se apoya en las definiciones de Bruce Waltke y dice que mientras "mishpat [justicia] enfatiza la acción, chesedh [misericordia] enfatiza la actitud (o motivación) detrás de la acción." Si existen acciones correctas, pero los motivos no son los correctos, se cae en una postura muy similar a la de los fariseos. Mientras que los motivos correctos, solo se pueden plasmar en acciones, o como dijera Santiago, la fe sin obras está muerta.
Es un pensamiento que, personalmente encuentro bastante desafiante y hasta provocador ya que nos muestra que en muchos casos nos hemos quedado muy cortos de lo que Dios espera de nosotros. En esta sección Keller apunta a algo que es muy importante: la moral individual no se puede despegar de la justicia social. Quiero aclarar en este punto, que mi intención no es promover ninguna ideología política ni partidista, sino señalar una enseñanza bíblica que ha sido obviada por mucho tiempo. Espero que lo disfruten.
"En los evangelios de Mateo y Lucas, Jesús pronuncia un discurso famoso, que generalmente es llamado el Sermón del Monte o el Sermón de la Montaña. Durante siglos, los lectores han reconocido le belleza de sus altas normas éticas. Lo que no se nota con frecuencia es cómo Jesús entreteje en un lienzo entero lo que hoy llamaríamos moralidad privada y justicia social. Junto con las bien conocidas leyes contra lujurias sexuales en el corazón, adulterio, y divorcio existen llamados para dar a los pobres (Mt 6:1-4) y de abstenerse de trabajar demasiado y el materialismo (Mt 6:19-24).
En la sociedad occidental este tipo de preocupaciones frecuentemente se han separado una de otra... Las iglesias conservadoras tienden a concentrarse en ciertos tipos de pecados, mientras que las liberales se concentran en los otros. Jesús, como los profetas del Antiguo Testamento, no ve dos tipos de categorías morales. En Amos 2:7, leemos, 'Pisotean la cabeza de los desvalidos; padre e hijo se acuestan con la misma mujer.' El profeta condena la injusticia social y el libertinaje sexual al mismo tiempo (cf. Isa 5:8ss)... La perspectiva bíblica ve que la inmoralidad sexual y el egoísmo material fluyen de centrarse en uno mismo en lugar de centrarse en Dios.
Raymond Flung, un evangelista en Hong Kong, cuenta cómo el estaba hablando con un trabajador textil acerca la fe cristiana, y lo invitó para que visitara la iglesia. El hombre no podía ir al servicio del domingo sin perder su salario ese día, pero asistió. Después del servicio Fung y el hombre fueron a almorzar juntos. El trabajador dijo, 'Bueno, el sermón me impactó.' Había sido acerca del pecado. 'Lo que el predicador dijo era cierto en mi vida - pereza, temperamento violento, adicción a entretenimiento de poca calidad.' Fung contuvo el aliento, tratando de controlar su emoción. ¿Habría el mensaje del evangelio logrado su objetivo? Pero pronto se desepcionó. 'No se dijo nada acerca de mi jefe' dijo el hombre a Fung. La lista de pecados que hizo el predicador, 'no dijo nada acerca de cómo él emplea niños, cómo él no respeta los días de descanso oficiales, cómo él coloca etiquetas falsas, cómo nos obliga a trabajar tiempo extra...' Fung sabía que había miembros de la clase empresarial en la congregación, pero esos pecados nunca eran mencionados. El trabajador textil estaba de acuerdo con que él era un pecador, pero rechazaba el mensaje de la iglesia porque él notaba que estaba incompleto. Harvie Conn, quien relató esta historia en uno de sus libro, agregó que la predicación del evangelio que se enfoca en algunos pecados pero no en los pecados de opresión 'no puede funcionar para la mayoría de las personas en el mundo, pobres, campesinos y obreros.'"
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La mayoría de nosotros hemos enfatizado uno u otro aspecto del evangelio. Muchas veces porque es incómodo o porque nos puede hacer perder nuestra popularidad y/o amistades. Otras veces nos puede hacer perder grandes oportunidades de hacer buenos y jugosos negocios. Sin embargo el mensaje de Jesús y de los profetas nos enseñan que esto es importante para Dios. Los huérfanos, las viudas, los pobres y los extranjeros (es decir inmigrantes) son, con frecuencia señalados como los grupos a los que la iglesia les debe especial cuidado y atención. El no hacerlo es ir en contra de las instrucciones que Jesús dejó. Este hecho hace que su omisión sea pecado.
Espero que podamos ver y tratar a nuestros semejantes, en especial aquellos que pertenecen a grupos vulnerables, con amor y justicia. Que podamos entender todas las dimensiones de amor y misericordia que debemos a los demás.
Guillermo Bernáldez
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