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julio 06, 2010

Imitación de Cristo



Saludos,

La semana pasada no me fue posible escribir porque salimos como familia a celebrar nuestro 7º aniversario a mochilear por el norte del país. Por lo que compartiré en este ocasión algunas de las fotos que tomamos en el viaje y que nos maravillaron por la belleza de la creación.

El pensamiento de esta semana es de Tomás de Kempis, quien naciera en 1380 (sí, es correcto, 1380) y por lo que es considerado un clásico del cristianismo. De su libro La Imitación de Cristo tomo el primer capítulo en el que se invita al lector a imitar a Cristo y dejar lo vano del mundo. Esta es una actitud que se encuentra poco en nuestros días y que ha llevado a un cristianismo, en su mayoría, superficial y poco atractivo para muchas personas.

"1. 'Quien me sigue no andará en tinieblas' (Jn 8,12), dice el Señor. Con estas palabras Cristo nos invita a que imitemos su vida y sus costumbres, si queremos verdaderamente a ser iluminados y liberados de toda ceguera de corazón. Sea, pues, nuestro deseo meditar en la vida de Jesucristo. La doctrina de Cristo excede a la de todos los santos, y el que tuviese su espíritu hallará en ella maná escondido.

Pero sucede que muchos, aunque a menudo oigan el Evangelio, gustan poco de él, porque no tienen el espíritu de Cristo. Conviene que quien quiera entender plenamente y saborear las palabras de Cristo, procure conformar con Él toda su vida.

2. ¿De qué te sirve discutir con complicados razonamientos sobre la Trinidad, si no eres humilde, con lo que no agradas a la Trinidad? No son las palabras complejas las que hacen santo ni justo al hombre, sino la vida virtuosa la que lo vuelve agradable a Dios. Prefiero sentir el arrepentimiento, antes que saber definirlo. Si supiese de memoria toda la Biblia y los dichos de todos los filósofos, ¿de qué te serviría todo sin el amor y la gracia de Dios? 'Vanidad, pura vanidad' (Ecl 1,2), salvo amar y servir solamente a Dios. Profunda sabiduría es el desprecio del mundo, para buscar el reino de los cielos.

3. Vanidad es, pues, buscar riquezas perecederas y poner en ellas la esperanza. También es vanidad desear honores y ensalzarse vanamente. Vanidad es seguir el apetito de la carne y desear aquello por lo cual después te sea necesario ser castigado gravemente. Vanidad es amar o que tan pronto pasa y no busques con interés el gozo perdurable.

4. Acuérdate con frecuencia de todo lo que dice la Escritura: '¿No se sacia el ojo de ver y el oído no se cansa de escuchar?' (Ecl 1,8). Procura pues, desviar tu corazón de lo visible y traspasarlo a lo invisible, porque los que se dejan llevar por sus sentidos manchan su conciencia y pierden la gracia de Dios."
(15-16)

Seguir a Cristo no es fácil. Hay muchas distracciones en el mundo de hoy, cosas a las que damos prioridad. Queremos, y muchas veces oramos, por ser más como Jesús y olvidamos que eso implica tomar la cruz. ¿Cómo podemos perdonar a los que nos ofenden injustamente, si no nos arriesgamos a amar a nuestros enemigos? ¿Cómo aprender a caminar la segunda milla, cuando nos encerramos en nuestras casas y congregaciones? Y muchas otras preguntas. Dice la Biblia que Jesús aprendió obediencia a través de sufrimientos, a pesar de ser el Hijo.

Personalmente me identifiqué con el punto dos. Creo que es algo que es una tentación para los que hemos sido parte de una congregación por mucho tiempo o hemos estudiado. No digo que estas cosas sean malas, sino que es posible que ellas nos hagan perder el enfoque de las mismas: ser más como Cristo.


Espero que podamos desear ser más como Jesús, y de estar conscientes de lo que esto implica.

GB

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