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abril 27, 2010

Expectativas


Buen día para todos y todas,

La introducción y conclusión del pensamiento de esta semana serán breves porque el texto es un poco más largo que lo normal. Sin embargo, espero que tomes el tiempo para leerlo; es para todos aquellos que en alguna parte de su vida han experimentado dolor, frustración, angustia, etc., es decir para todas las personas.

Es una creencia popular, especialmente entre muchos evangélicos esperar que todos los problemas y dolores sean erradicados una vez que uno se rinde a los pies de Cristo. El problema es que la Biblia no promete eso en esta vida. Por eso, cuando un cristiano experimenta grandes problemas o dolores es tentado a dos cosas: 1) a culpar a Dios: no existe, miente, no me ama, etc., y 2) a culparse a sí mismo: no soy lo suficientemente perfecto, que cabe mencionar, uno nunca lo será en esta vida. Estas dos conclusiones no hacen otra cosa, que acarrear más dolor a la persona. Quiero mencionar que todo lo que está en letras cursivas en la cita, son originales del autor. Sólo el subrayado es mío.

Larry Crabb, doctor en psicología clínica y cristiano, nos ayuda a entenderlo de una forma más clara. Su libro Inside Out (De Adentro hacia Afuera), es un excelente libro para entender el dolor humano y muy recomendable para pastores y líderes de congregaciones.

Espero que lo disfruten.

"Algunas veces los evangélicos tenemos expectativas muy altas o, para decirlo de una manera más precisa, esperamos un tipo de cambio que Dios no ha prometido. Es posible que las expectativas sean muy bajas, pero generalmente ellas son una reacción a las discontinuas esperanzas de demasía. De alguna manera nos las arreglamos para que la interpretación bíblica apoye nuestro deseo de perfección. Como resultado, medimos nuestro progreso con estándares que solo alcanzaremos en el cielo.

La idea de paz y gozo a penas nos apoyan durante tiempos de lucha y pena no es tan atractiva como la idea de eliminar esas experiencias por completo. Queremos eliminar el dolor necesario de la vida en un mundo que nos decepciona como seres humanos imperfectos. Insistimos en ya no experimentar ni dolor ni fracaso, de esta manera, cuando lo inevitable llega, se vuelve una razón para desanimarse.

Algún día seremos, por supuesto, seres perfectos. No habrá señales de deseos perversos, no habrá noches sin dormir cuando nuestras mentes corren despiadadamente de una preocupación a otra, no existirá el temor de acercarnos a las personas que han llenado nuestras memorias de heridas pasadas. Todo esto está frente a nosotros, en el cielo. Pero por ahora, los problemas continúan. Existe un dolor que es inherente a la vida en este mundo que simplemente tenemos que aceptar. Pero hay problemas innecesarios que se desarrollan cuando insistimos que este dolor sea eliminado...

...

... Es necesario que suframos, pero no es necesario que nos volvamos personas menos amorosas y menos fuertes. El mal humor crónico, la depresión auto-absorbente, la ansiedad por problemas que mantienen nuestra mente en lo que debe ser evitado, malas imágenes de nosotros mismos que nos impide entregarnos con confianza y calidez a nuestra familia y amigos: estos son problemas innecesarios que nos roban del poder para influenciar a otros para hacer lo bueno. También nos roban de un amor penetrante y lleno de significado que anima a otros a buscar al Señor.

...

El poder del evangelio ahora no está en su habilidad para generar un calor interno que supere todas experiencia de decepción y lucha. Si ese es el fin, entonces me avergüenzo del evangelio. Pero si su fin es que las personas muertas pueden vivir, que las personas que no tienen la más mínima esperanza de felicidad eterna pueden vivir en el paraíso por siempre, que el camino ha sido hecho para que los pecadores que merecen sufrir en las manos de un Dios enojado sean declarados justos y por lo mismo estén en una buena relación con Dios, entonces, junto con Pablo, no me avergüenzo del evangelio. Cualquier esfuerzo para delinear el camino a una vida cambiada ahora, debe ser considerada en la perspectiva de temas más grandes...

El poder del evangelio hoy está basado en sus recursos para ayudarnos a superar un espíritu demandante y reemplazarlo por confianza mientras esperamos la revelación completa de su poder, el día cuando los pecadores entren al cielo como amados adoradores de Dios, donde el pecado sea impensable y el dolor nunca se conocerá.
(204-207)


Espero que este pensamiento nos ayude a cada uno de nosotros a entender y a enfrentar nuestros problemas. Termino con una pregunta el evangelio ¿te avergüenza o no te avergüenza? ¿te trae desesperación o te trae esperanza? Que la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, guarde nuestros corazones y nuestros pensamientos.

GB

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