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marzo 23, 2010

Morir


Un otoñal saludo desde el sur para todos y todas las lectoras,

Al acercarnos a esta Semana Santa recordamos la muerte y la resurrección de nuestro Señor Jesús. Me parece que las personas que han sido creyentes por mucho tiempo corremos el riesgo de olvidar la angustia y el dolor de Jesús. En el mejor de los casos, recordamos ese dolor durante esta época y lo olvidamos el resto del año. Hablamos con tanta familiaridad de la muerte de Jesús, que llega a parecer (¿o ser?) superficial. Hasta se hacen chistes de ello.

La cita de hoy es del libro Living with Hope (Viviendo con Esperanza) de John Polkinghorne. Polkinghorne nos recuerda que enfrentar su muerte física no fue fácil para Jesús. Todos debemos enfrentar nuestra propia muerte tarde o temprano. Pero no puede haber resurrección si no ha habido muerte. Y como cristianos nuestra esperanza es resucitar y vivir con nuestro Jesús y nuestro Padre en su Reino eterno. Polkinghorne comienza su meditación con la historia de Jesús orando apasionadamente en Getsemaní.

Antes de comenzar quiero aclarar que he usado dos diferentes traducciones de la Biblia para hacer más claro el pensamiento. Las dos versiones son la Nueva Versión Internacional (NVI) y la versión Reina-Valera 1960 (R60)

Que lo disfruten:

"Algunas veces los cristianos nos referimos a la muerte con palabras como 'dormir' y aun, con palabras que son usadas de vez en cuando en funerales, tales como 'en la siguiente habitación'. No estoy muy satisfecho con este lenguaje. Uno puede encontrar la metáfora del sueño usada ocasionalmente en el Nuevo Testamento (por ejemplo, en 1 Tesaloniceses 4.13 donde, para disfrazar el hecho, los traductores de la NVI injustificadamente han decidido cambiar el 'dormir' original, por 'morir'). Pero en el pasaje de hoy [Marcos 14.32-36], que es uno de los más conmovedores y santos en toda la historia del evangelio, nos muestra la seriedad con que Jesús mismo enfrentó el acercamiento de su propia muerte. Él está 'angustiado en gran manera' [Mateo 26.37 - R60] - Lucas (22.44 - R60) hasta habla de 'sudor como grandes gotas de sangre' - y dice que si fuera posible, que esa copa pase de él. Sin embargo él ha decidido aceptar la voluntad de su Padre. Sin duda, la muerte no es algo trivial ni fácil para Jesús.

Con frecuencia la gente ha comparado esta escena con el fin de otra figura famosa en el mundo antiguo, Sócrates. Él también fue injustificadamente sentenciado a morir, pero en su caso no fue por crucificción, sino por un proceso más benévolo: tomando una copa de cicuta. Antes de hacerlo, habló filosóficamente con sus amigos acerca de su creencia en la inmortalidad del alma. El discurso terminó y Sócrates, con calma, tomó el veneno y tranquilamente quedó paralizado y posteriormente murió. El contraste de esta pacífica escena y la de Getsemaní es muy llamativa.

¿Qué está pasando? ¿Es el filósofo griego una figura más noble que el Mesías Judío? Creo que para entender e Getsemaní es necesario entender que la esperanza cristiana no es la creencia de la supervivencia espiritual, como lo que creía Sócrates, sino que se centra en el doble proceso de muerte y resurrección. Aún para Jesús estas dos están separadas por la silenciosa tumba del Sábado Santo."
(10-11)


Que al recordar la muerte de Jesús y celebrar su resurrección, podamos ser conscientes de que algún día nosotros mismos tendremos que enfrentar nuestra propia muerte. No sabemos si será fácil o difícil, pero que podamos hacerlo con la esperanza de que vamos a resucitar, porque por eso Jesús fue crucificado, pero también fue resucitado tres días después. ¡No perdamos la esperanza!

GB

marzo 18, 2010

En memoria de mí... pasada, presente y futura


Saludos,
Perdón por no haber enviado el Pensamiento para la Semana con tiempo para que les llegara a media semana. Tuve varias cosas que pensar, antes de poder publicarlo.

Ya estamos muy cerca de celebrar la Semana Santa, el tiempo que recordamos el sacrificio y la resurrección de nuestro Señor Jesús. Por esa razón, elegí una sección del libro Culto, Cultura y Cultivo de Justo
González. Aunque el libro se centra en cómo es que el cristianismo se encarna en forma distinta en las diferentes culturas y no únicamente en copiar lo más fielmente posible todo lo que nos trajeron los misioneros europeos y estadounidenses, en el último capítulo el autor nos habla del bautismo y de la comunión (también llamada santa cena o eucaristía) como un recordatorio hacia los eventos pasados: de nuestra inclusión en el cuerpo de Cristo y la muerte y resurrección de Jesús. Pero también es un recuerdo de eventos por venir: de la promesa de Jesús de volver y de redimir toda su creación.

Que lo disfruten.

"El culto cristiano no es solamente alabar a Dios; no sólo es confesar nuestros pecados y pedirle perdón; no es solamente ofrecerle nuestras ofrendas y sacrificios. El culto cristiano es también anticipo del nuevo orden que esperamos: el del reino de Dios.

... el bautismo y la comunión. Ambos tienen dimensiones escatológicas [es decir de la segunda venida de nuestro Señor Jesús].

El bautismo marca nuestro injerto en el cuerpo de Cristo. Ya no vivimos nosotros, sino que vive Cristo en nosotros; y lo que ahora vivimos en la carne, lo vivimos en la fe del Hijo de Dios (Gá 2.20). Muertos somos, y nuestra vida está escondida con Cristo en Dios, de tal modo que cuando Cristo, nuestra vida, se manifieste, nosotros también seremos manifestados en gloria (Col 3.3-4). Somos parte del cuerpo resucitado de Jesucristo. Al tempo que seguimos viviendo en el presente, vivimos en su futura gloria. Esto lo exprsó Ireneo - ... - diciendo que si vemos que la cabeza de alguien a quien creíamos muerto se levanta, sabemos que el muerto vive, aunque el resto de su cuerpo no lo manifieste todavía. Así también, nuestra Cabeza se ha levantado, ha resucitado; y nosotros vivimos en él, aunque todavía esta vida no se manifieste en plenitud.

¿Y qué decir de la comunión? Tristemente, a través de las edades los cristianos nos hemos enfrascado en una series de debates acerca de cómo ha de celebrarse, cómo ha de servirse y cómo es que Jesucristo está presente en ella. En medio de esos debates hemos perdido de vista la dimensión escatológica - la dimensión de esperanza - de la comunión. La comunión apunta hacia el reino venidero. Ya lo dijo el mismo Jesús: [...] no beberé más de este fruto de la vid desde ahora en adelante, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo del reino de mi Padre (Mt 26.29). Y Pablo lo corrobora: [...] cada vez que comen de este pan y beben de esta copa, proclaman la muerte del Señor hasta que Él venga (1Co 11.26). La comunión es memoria del Señor, pero no sólo memoria de su pasión y muerte; es también memoria de su resurrección y su regreso."
140-141

Si bien creo que los debates a los que González se refiere no son malos en sí mismos. Creo que tienen mucho valor y que podemos aprender de lo que en ellos se discute. Pero creo que tiene razón al decir que estas discusiones se han vuelto lo principal y hemos dejado de lado lo más importante: el recuerdo - del pasado, presente y futuro.

Espero que cuando participemos de la comunión y bautizos, podamos olvidar la forma un poco para reflexionar en lo que el Padre quiere que recordemos:

GB

marzo 09, 2010

Mi Orgulloso Amor



Saludos,

El pensamiento de esta semana está relacionado con un evento previo a la pasión de nuestro Señor Jesús. El diálogo está a cargo de Jesús y Pedro. Pedro confía en sus fuerzas para ser fiel a Jesús. Jesús sabe que eso es imposible.

Walter Wangerin en su libro "Reliving the Passion" ("Reviviendo la Pasión") nos recuerda que con frecuencia, todos caemos en ese mismo error. Muchos seguidores y seguidoras de Jesús, están más impresionadas por el tamaño de la congregación, por la calidad de los instrumentos que usan los músicos, por el número de proyectores, por su ortodoxia, por su conocimiento, etc. El hecho es que no hablamos de Jesús, sino de cada una de estas cosas, lo cual es idolatría.

Con frecuencia, nos sentimos decepcionados con Pedro - y con muchos otros personajes bíblicos que han actuado por debajo de nuestras expectativas. Wangerin nos muestra, que no distamos tanto de cada uno de ellos. Esto sólo nos puede llevar a reconocer qué tan grande es la gracia de Dios.

"'¡Hey Señor, mírame! ¡Veme! Sé que antes no tenía valor - pero he cambiado ¿cierto? Soy un ciudadano sólido tuyo ahora, soy un cristiano sólido, que te ama y confía en ti, que perdono a mi vecino de la misma forma que yo sería perdonado. ¿Por qué? He confesado tu nombre en el trabajo, y tú sabes qué pesados se pueden poner esos tipos. Pero saben que soy cristiano. Ya no dicen malas palabras cerca de mí. Mira que fuerte estoy. ¡Soy tu jugador estrella! ¡Soy tu discípulo!' Eso dice el cristiano auto-satisfecho.... el hombre humilde le contesta: 'Tú me vas a abandonar'


'¡No! ¡No lo puedes estar diciendo en serio! Ninguno de todos nosotros. Quiero decir, ¡Yo no! Conozco personas a las que no les eres importante. No van a la iglesia, no hacen oración a menos que tengan problemas, aman su auto más que a ti. Ellos dicen que son cristianos, pero cuando llegado el momento, te abandonan - Señor Jesús. Yo oro - oro diario y por largo tiempo. Porque te amo, voy a tu iglesia. Sirvo en siete ministerios. Doy diezmo. Ayuno (aunque nadie lo sabe, sino tú). Lo que quiero decir es que ¡yo practico mi fe! Visito a los encarcelados, ¿cierto? Mira, aunque todos se alejen, ¡yo no!'

El hombre pequeño se detiene, forzando al hombre fuerte a que se pare y se quede quieto. Con tristeza le dice, particularmente a él le dice: 'Ciertamente, esta misma noche antes de que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces.'

'¡No! ¡No, no me conoces! Oh, Jesús, ¿cómo puedes dudar de mi de esa forma? ¡Yo, de todas las personas! ¡Yo, quien te ama más que nadie! ¿No hablo siempre por ti? Muy bien, ¿qué debo hacer para probarte mi amor?.....'

El hombre pequeño voltea y continúa caminando en la noche oscura, silenciosamente. No contesta la vehemencia del discípulo fuerte. Dejará que las acciones hablen por ellas mismas. Porque él conoce muy bien al hombre fuerte. Él conoce, mejor que nadie, la relación de la fe: que si alguien continúa amándolo, es su propio amor el que lo preserva, no es el amor del otro; no es su piedad; tampoco es toda la bondad que pueda amasar un cristiano. El discípulo grande,verdaderamente lastimado por la desconfianza de su maestro, continúa refunfuñando - 'Jesús, te amo. En realidad te amo.'

Y como él lo hace - muchos otros cristianos también. Pero un gran amor puede ser tentado por un orgullo mayor. Porque la propia fuerza de su amor algunas veces los deslumbra y los halaga - hasta que ellos confían más en ese amor que en su Señor. Pero su respuesta amorosa a Jesús, sin importar lo fuerte que sea, siempre es exactamente eso: una respuesta a Jesús, en la que Jesús mismo capacita a la persona. ¡Jesús capacita a la persona para que lo ame!

Y aún ahora, cerca del Monte de los Olivos, sus ojos tristes dicen: '¡Pedro, Pedro, cristiano, cristiana! Pronto descubrirás que no es tu amor, ni tu bondad, ni tu conocimiento, no son tus oraciones, ni tus fortaleza lo que nos mantiene juntos. Yo lo hago. Yo solo, tu Señor, hago eso.'"
59-61


Muchos pueden no estar plenamente convencidos de esto. Juan nos lo dice claramente.
muerte de Jesús no necesita de nuestras buenas obras, ni de nuestras buenas intenciones,
ni de mi amor a Él, para ser perfecto y completo.

GB

marzo 02, 2010

Gracia Costosa


Nuevamente saludos después de una semana sin PpS.

La semana pasada estábamos despidiéndonos de la familia y empacando para regresar a Buenos Aires y el caos era casi absoluto. Ahora estamos desempacando, acomodando y saludando a nuestros amigos.

La cita de hoy es de The Cost of Discipleship (El Costo del Discipulado) de Dietrich Bonhoeffer. Es uno de los libros que más me ha impactado en cuanto al verdadero costo de ser un seguidor de Jesús. Bonhoeffer fue un pastor en la Alemania nazi y por sus convicciones como cristiano fue de los pocos pastores que se opuso a Hitler. Fue encarcelado y sentenciado a muerte poco tiempo antes del fin de la guerra.

Bonhoeffer pagó con su propia vida por ser discípulo de Jesús. Si bien es cierto que no todos tenemos que pagar ese precio en forma literal, el llamado del Señor Jesús es que dejemos nuestra vida en sus manos. Esta lectura es muy desafiante, y se acentúa ya que nos acercamos a la celebración de la pasión, muerte y resurrección de nuestro Salvador.

Es una cita un poco larga, pero vale la pena leerla. Que la disfruten:

"Gracia barata es el enemigo mortal de la Iglesia. Estamos luchando hoy en día por gracia costosa.

Gracia barata significa gracia vendida en el mercado como baratijas... ¡Gracia sin precio; gracia sin costo! La esencia de la gracia, suponemos, es que la cuenta ha sido pagada de antemano; y, porque ha sido pagada, se puede tener todo por nada.

... En este tipo de iglesia el mundo encuentra cobertura barata por sus pecados; no se requiere de arrepentimiento y menos cualquier deseo de ser librado del pecado. Gracia barata equivale a la negación de la Palabra viva de Dios. De hecho, a una negación de la Encarnación de la Palabra de Dios.

Gracia barata significa la justificación del pecado sin la justificación del pecador...

Gracia barata es la predicación del perdón sin la necesidad de arrepentimiento, bautismo sin la disciplina de la iglesia, Comunión (Santa Cena) sin confesión, absolución sin confesión personal. Gracia barata es gracia sin discipulado, gracia sin cruz, gracia sin Jesús Cristo, vivo y encarnado.

Gracia costosa es el tesoro escondido en el campo; por él, un hombre vende alegremente todo lo que tiene. Es la perla de gran precio, que el mercader vende todos sus bienes para comprarla. Es la regla real de Jesús, por la que un hombre se sacará el ojo que lo haga caer; es el llamado de Cristo a la cual el discípulo deja sus redes y lo sigue.

Gracia costosa es el evangelio que debe ser buscado una y otra vez, el regalo que se debe pedir, la puerta a la que un hombre debe golpear.

"Dicha gracia es costosa porque nos llama a seguir y es gracia porque nos llama a seguir a Jesús Cristo. Es costosa porque le costó a un hombre su vida, y es gracia porque le da a un hombre la única vida verdadera. Es costosa porque condena el pecado, y es gracia porque justifica al pecador. Sobre todo, es costosa porque le costó a Dios la vida de su Hijo: 'Ustedes fueron comprados por un precio,' y lo que le ha costado tanto a Dios no puede ser barato para nosotros. Sobre todo, es gracia porque Dios no consideró a su Hijo un precio demasiado alto para pagar por nuestra vida, pero lo envió por nosotros. Gracia costosa es la Encarnación de Dios.

... Gracia costosa nos confronta con la llamada para seguir a Jesús, viene como una palabra de perdón para los de espíritu roto y corazón contrito. La gracia es costosa porque compele al hombre a someterse al yugo de Cristo y a seguirlo: es gracia porque Jesús dice: 'Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana.'"
(43-45)


Vivimos en el tiempo de la gracia. Unos momentos de introspección y auto-evaluación nos permitirán ver en qué tipo de gracia es en la que creemos y en la que vivimos. El precio que el Padre pagó fue muy alto; el precio que pagó Jesús, también fue muy alto.

Oremos por tener la capacidad de re-valorar la gracia por la que somos salvos.

GB