Saludos,
Perdón por no haber enviado el Pensamiento para la Semana con tiempo para que les llegara a media semana. Tuve varias cosas que pensar, antes de poder publicarlo.
Ya estamos muy cerca de celebrar la Semana Santa, el tiempo que recordamos el sacrificio y la resurrección de nuestro Señor Jesús. Por esa razón, elegí una sección del libro Culto, Cultura y Cultivo de Justo
González. Aunque el libro se centra en cómo es que el cristianismo se encarna en forma distinta en las diferentes culturas y no únicamente en copiar lo más fielmente posible todo lo que nos trajeron los misioneros europeos y estadounidenses, en el último capítulo el autor nos habla del bautismo y de la comunión (también llamada santa cena o eucaristía) como un recordatorio hacia los eventos pasados: de nuestra inclusión en el cuerpo de Cristo y la muerte y resurrección de Jesús. Pero también es un recuerdo de eventos por venir: de la promesa de Jesús de volver y de redimir toda su creación.
Que lo disfruten.
"El culto cristiano no es solamente alabar a Dios; no sólo es confesar nuestros pecados y pedirle perdón; no es solamente ofrecerle nuestras ofrendas y sacrificios. El culto cristiano es también anticipo del nuevo orden que esperamos: el del reino de Dios.
... el bautismo y la comunión. Ambos tienen dimensiones escatológicas [es decir de la segunda venida de nuestro Señor Jesús].
El bautismo marca nuestro injerto en el cuerpo de Cristo. Ya no vivimos nosotros, sino que vive Cristo en nosotros; y lo que ahora vivimos en la carne, lo vivimos en la fe del Hijo de Dios (Gá 2.20). Muertos somos, y nuestra vida está escondida con Cristo en Dios, de tal modo que cuando Cristo, nuestra vida, se manifieste, nosotros también seremos manifestados en gloria (Col 3.3-4). Somos parte del cuerpo resucitado de Jesucristo. Al tempo que seguimos viviendo en el presente, vivimos en su futura gloria. Esto lo exprsó Ireneo - ... - diciendo que si vemos que la cabeza de alguien a quien creíamos muerto se levanta, sabemos que el muerto vive, aunque el resto de su cuerpo no lo manifieste todavía. Así también, nuestra Cabeza se ha levantado, ha resucitado; y nosotros vivimos en él, aunque todavía esta vida no se manifieste en plenitud.
¿Y qué decir de la comunión? Tristemente, a través de las edades los cristianos nos hemos enfrascado en una series de debates acerca de cómo ha de celebrarse, cómo ha de servirse y cómo es que Jesucristo está presente en ella. En medio de esos debates hemos perdido de vista la dimensión escatológica - la dimensión de esperanza - de la comunión. La comunión apunta hacia el reino venidero. Ya lo dijo el mismo Jesús: [...] no beberé más de este fruto de la vid desde ahora en adelante, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo del reino de mi Padre (Mt 26.29). Y Pablo lo corrobora: [...] cada vez que comen de este pan y beben de esta copa, proclaman la muerte del Señor hasta que Él venga (1Co 11.26). La comunión es memoria del Señor, pero no sólo memoria de su pasión y muerte; es también memoria de su resurrección y su regreso."
140-141
Si bien creo que los debates a los que González se refiere no son malos en sí mismos. Creo que tienen mucho valor y que podemos aprender de lo que en ellos se discute. Pero creo que tiene razón al decir que estas discusiones se han vuelto lo principal y hemos dejado de lado lo más importante: el recuerdo - del pasado, presente y futuro.
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