Saludos cordiales para todos y todas,
La cita de esta semana viene de un libro con un título un poco extraño The Gospel According to Tony Soprano (El Evangelio de acuerdo a Tony Soprano). Vi un vídeo de su autor, Chris Seay y sentí mucha curiosidad por este libro. Chris es pastor de una iglesia que se caracteriza por abordar temas espirituales relacionados con la cultura, arte, música y cine.
Chris argumenta que, de no ser por los excesos de los protagonistas de este programa, nosotros no somos tan distintos de ellos. Pablo da varias listas de lo que comúnmente se conocen como obras de la carne (ésta es sólo una de ellas). Si bien muchas personas hacen énfasis en desórdenes sexuales y borracheras - y nos sentimos limpios porque nosotros "no hacemos eso", notemos que la envidia, el amor al dinero (y todo lo que puede comprar), chismes, etc., están en la mismas listas y que con frecuencia nos permitimos estas libertades. Espero que lo encuentren desafiante.
"Pero hay algo acerca de Tony Soprano que es demasiado real para nosotros - muy cercano a nuestra vida diaria. Como dice Peter Kreeft, (en su libro Christianity for Modern Pagans) "Ver al hombre con los dos ojos abiertos es terrible y maravilloso, como subir a la montaña rusa. Produce mucha profundidad, una tercera dimensión, al igual que lo hacen nuestros ojos." Vemos a Tony y nos vemos a nosotros mismos, y eso nos da miedo.
Nuestra cultura se ha vuelto muy buena en cubrir lo oscuro - cubrir lo real - que nos sorprenden dichas imágenes tan penetrantes de la realidad. Motivaciones egoístas salen a la superficie y cuestionan todas nuestras acciones. Somos motivados por nuestros propios deseos en lugar de buscar el bien mayor, y eso es para nuestra propia vergüenza. Somos mortificados por nuestra falta de integridad moral. Dependemos tanto de lo falso que cuando la verdadera historia de nuestro pecado es revelado, nos sentimos forzados a refugiarnos en los brazos de terapias o medicamentos. Aun así, la gente honesta desea esta realidad, este reconocimiento de que los seres humanos nos centramos en nosotros mismos. Pero lo que más deseamos - la realización espiritual - es lo que también nos da mayor temor. Este viaje será doloroso. Pero buscamos la verdad, porque esperamos algo mejor.
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La pregunta es entonces ¿en realidad nos parecemos a ellos? La respuesta no es fácil. Necesitamos examinarnos con detenimiento y honestidad. Reconozcamos, como el salmista, que hay pecados que podemos cometer y que no los alcanzamos a reconocer. Pero también, podremos encontrar que hay otros, que conocemos bien y que maquillamos, para que no se vean tan mal.
El punto final de este pensamiento es que podamos reconocer la enorme necesidad que tenemos de recibir el perdón y la gracia de nuestro Padre y que podamos actuar con gracia con las demás personas, sabiendo que nosotros también somos pecadores.
GB
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