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noviembre 03, 2009

Placer



Saludos,
J. I. Packer sugiere en su libro "Los Planes de Dios para su Vida" y de un capítulo que, en forma algo chistosa Packer llama "La Religión del Jacuzzi", que los cristianos muchas veces tenemos una idea no bíblica, y por tanto pecaminosa del placer. Señala, por ejemplo, que ningún diccionario teológico que él ha consultado tiene la definición de la palabra placer. La falta de este conocimiento ha hecho que veamos a Dios, dice Packer, como "un tirano severo y poco amistoso a quien le duele proporcionarnos placer y exige hacer lo no queremos hacer y no podemos disfrutar. Sin embargo, las Escrituras nos demuestran que lo opuesto es lo cierto."
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Esto no solo da la impresión de que el cristianismo es aburrido y poco atractivo, también produce actitudes críticas y/o cínicas dentro de la iglesia, que tampoco es una actitud correcta de acuerdo a la Biblia.

Espero que disfruten las siguientes lineas.

"El placer es parte de la condición humana ideal. Antes de pecar, el estado de Adán era puro placer (el Edén placentero de Dios, del cual fue expulsado Adán, tipifica lo anterior). Cuando nuestra redención sea completa, el placer, total y constante se convertirá en nuestro estado para siempre. "Ya no sufrirán hambre ni sed. No los abatirá el sol ni ningún calor abrasador. Porque el Cordero que está en el trono los pastoreará y los guiará a fuentes de agua viva; y Dios les enjugará toda lágrima de sus ojos" (Apocalipsis 7:16-17). Así como Dios nos creó para el placer, así también nos redime para su deleite, tanto nuestro como el suyo...

El placer (goce consciente) no tiene ninguna cualidad moral intrínseca. Lo que hace que los placeres sean correctos, buenos y valiosos o incorrectos, malos y pecaminosos es lo que los acompaña. Miremos la motivación y el resultado de nuestros placeres. ¿Con cuánto esfuerzo los perseguimos? ¿Qué clase de conducta producen? ¿Cuál es nuestra respuesta cuando llegan? Si el placer nos llega sin que lo busquemos, o como resultado de un obsequio providencial, y si el placer no nos causa ningún daño a nosotros o a otros, y si el deleite del mismo despierta nuevas acciones de gracias a Dios, entonces es santo. Pero si la adquisición de nuestro placer es resultado de un capricho, que nos complace sin que nos importe si complace o no a Dios, entonces, aunque la acción sea o no un derroche o algo dañino, hemos sido atrapados por lo que la Biblia considera los placeres de este mundo y del pecado (Lucas 8:14; Hebreos 11:25; comparen con Isaías 58:13; 1 Timoteo 5:6; 2 Timoteo 3:4; Tito 3:3; Santiago 4:3; 5:5; 2 Pedro 2:13). La misma experiencia placentera: comer, beber, hacer el amor, jugar juegos, escuchar música, bañarse en un jacuzzi, o lo que sea, será buena o mala, santa o pecaminosa, según cómo se la maneje."

62-63

En otro lugar dice:

"...la verdad paradójica es que buscar placer, confort y felicidad es garantizar que no lograremos ninguna de estas cosas."
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Espero que esta semana podamos encontrar el placer que agrada a Dios y al mismo tiempo, disfrutar de esos placeres, sabiendo que nuestro Dios es un Dios bueno.



GB

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