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octubre 06, 2009

La Biblia: Un libro; una historia


Saludos a todas y todos,

El pensamiento para esta semana les parecerá obvio a muchos, pero sin embargo me parece que precisamente por parecer obvio, nos olvidamos del tema. J. I. Packer, en su libro Los Planes de Dios para su Vida* nos recuerda que para conocer lo que Dios quiere de y para nosotros está contenido en su Palabra: la Biblia. Sin embargo, Packer agrega que parte del problema es que, en primer lugar hemos perdido la costumbre de leer la Biblia y, en segundo lugar, si leemos la Biblia, cometemos el error de no leerla apropiadamente.

Sus observaciones me parecen correctas y pertinentes, además de hacer evidente mis malos hábitos al leer la Palabra de Dios. Espero que este breve recordatorio les sea agradable.

"Dios creó la vida, y Dios solamente puede explicarnos su significado... Y si deseamos comprender el sentido de la vida en este mundo entonces tendremos que saber acerca de Dios. Y si deseamos saber acerca de Dios, debemos recurrir a la Biblia.

...

Cuando leemos un libro, lo tratamos como una unidad. Buscamos el tema o la trama principal del argumento y la seguimos hasta el final. Permitimos que la mente del autor dirija a la nuestra. ... sabemos que no lo comprenderemos hasta que lo hayamos leído de principio a fin...

Pero cuando se trata de las Sagradas Escrituras, nuestra conducta es diferente. Para comenzar, no tenemos jamás la costumbre de tratarlas como un libro, o sea, una unidad; las encaramos simplemente como una colección de historias y refranes separados. Damos por sentado que estos artículos representan consejos morales o consuelo para los que están en problemas. De modo que leemos la Biblia en pequeñas dosis, unos pocos versículos a la vez. No leemos los libros individuales, menos aún los dos Testamentos, como un todo. Hojeamos los ricos periodos antiguos..., esperando que algo nos golpee. Cuando las palabras aportan un pensamiento reconfortante o una imagen placentera, creemos que la Biblia ha cumplido su labor. Hemos llegado al punto en que percibimos a la Biblia no como un libro, sino como una colección de fragmentos hermosos que nos llaman a la reflexión, y es así como la utilizamos. El resultado es que, en el sentido usual de 'leer', nunca jamás leemos la Biblia...

Dios no desea que la lectura de la Biblia funcione simplemente como una droga para mentes atormentadas. La lectura de las Escrituras sirve para despertar nuestra mente, no para hacernos dormir. Dios nos pide que nos acerquemos a las Escrituras como su Palabra...

... debemos leerla como una unidad. Y cuando la leemos, debemos preguntar: ¿Cuál es el argumento de este libro? ¿Cuál es su tema? ¿De qué se trata? A menos que respondamos a estas preguntas, nunca veremos lo que nos dice de nuestra vida."


Espero que tomemos el tiempo para leer la Biblia y el tiempo necesario para reflexionar en estas peguntas y aplicarlas a nuestra vida diaria. Que su Palabra alumbre nuestro andar.

GB
21-22
* Nota: Este libro también ha sido traducido con el título: El Plan de Dios para su Vida

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