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septiembre 01, 2009

Viviendo o Caminando con Dios


Saludos,

varios eventos me llevaron esta semana a dejar de citar a los puritanos por un momento y citar a Larry Crabb. En primer lugar durante la semana leí la segunda carta de Pablo a los Tesalonicenses. Me sorprendió muy particularmente la idea de que el sufrimiento y las persecuciones eran algo que Dios les permitía experimentar porque los consideraba dignos de su Reino. Ese mismo día un amigo me mandó este mismo pensamiento y Janelle me comentó cuánto le había gustado este libro (Finding God / Encontrando a Dios); además de un par de cosas más que no detallaré.

La idea no es promover el sufrimiento como el medio que Dios ha escogido para salvarnos, sino darnos cuenta cómo hemos cambiado las prioridades y nos hemos puesto cada uno de nosotros - muchas veces - en primer lugar. Además saber que el sufrimiento es parte - importante recalcare que solo es parte - del plan de Dios para su propia gloria y para beneficios de aquellas personas que lo aman. Saber que no todo el dolor es resultado de un castigo, sino de un plan, ha sido para mí de gran consuelo en los momentos más tristes de mi vida. El dolor no desaparece, pero existe una esperanza, que el mundo no conoce.

"Ayudar a las personas para que se sientan queridas se ha vuelto la misión central de la iglesia. No estamos aprendiendo a alabar a Dios en auto-negación y servicio costoso, pero a abrazar a nuestro niño interior, sanar nuestras memorias, sobreponernos a adicciones, elevar nuestras depresiones, mejorar nuestra auto-imagen, establecer límites para auto-preservarnos, sustituir el odio a uno mismo por amor a uno mismo, y a cambiar la lástima por uno mismo por aceptación afirmativo de quiénes somos...

Aunque el evangelio nos bendice con una nueva identidad cuyo objetivo era disfrutar, el evangelio nos llama a valores más elevados que la auto-aceptación - valores como mostrar la otra mejilla, estimar a otros superiores que nosotros mismos, caminar la segunda milla, soportar el rechazo y la persecución, vivir no por los placeres de esta vida sino por los de la que viene, y a abrazar las promesas de Dios cuando no sentimos su bondad. Pero estos altos valores, el tipo de personas que este mundo no merece (Heb 11:38), han caído en tiempos difíciles.

Estamos comprometidos a aliviar el dolor que yace detrás de nuestros problemas en lugar de usar nuestro dolor para luchar más apasionadamente con el carácter y los propósitos de Dios. Sentirse mejor se ha vuelto más importante que encontrar a Dios. Peor aun, asumimos que la persona que encuentra a Dios siempre se siente mejor.


... Tratamos la incomodidad personal (odio a uno mismo, baja auto-estima, insomnio, presiones financieras, soledad) como la perversidad central de la cual es necesario que seamos salvados (en lugar de pecado, idolatría, rebelión contra Dios, etc.). Cuando combinamos la búsqueda de comodidades con el cristianismo Jesús se vuelve un masajista divino cuyas demandas escuchamos cuando estamos suficientemente relajados. Nuestra agenda es la de arreglar el mundo hasta que éste pueda cuidarnos apropiadamente. La agenda de Dios es que todas las cosas trabajen para que toda rodilla se doble delante de Él.

La pregunta que tenemos que hacernos es ésta: ¿Estamos simplemente viviendo o estamos caminando con Dios? Debo rendir mi fascinación conmigo mismo por algo más valioso que se preocupe por carácter y propósitos de Dios. Yo no soy el centro. Dios es. Yo existo para Él; Él no existe para mí."


No olvidemos que nuestro paso por el mundo es breve. Nuestro llamado es alto, el más alto que puede haber: tomar la cruz y morir a nosotros mismos para seguir al Maestro. Al final, lo más importante es que la gente conozca a Dios y no que simplemente se sienta mejor. Oremos que Dios nos encuentre dignos de su Reino, sólo por su gracia.

GB

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