Saludos y bendiciones para todos y todas las que leen este blog.
Después de una semana ajetreada con las vacunas para Anita y un par de visitas para chequeos con el doctor, aquí estamos de regreso.
Parece que para la mayor parte de nosotros la idea de ir a la cárcel por nuestras creencias no forma parte de nuestras realidades. Sin embargo, desde el principio del cristianismo, ha habido personas que han pagado con la cárcel sus creencias, pero a pesar de todo, son libres. La cita de Michael Card, que también es un gran músico (El Shaddai), es de su libro Una Piedra Frágil: la vida emocional de Simón Pedro, nos recuerda en primer lugar, que ser hijo o hija de Dios no nos garantiza una vida sin problemas ni dolores - lo que tenemos es la promesa de que todo ayuda para bien a los que aman a Dios. En segundo lugar nos recuerda que nuestra verdadera libertad está en Jesús.
"Hace algún tiempo alguien me pidió que nombrara a mis héroes espirituales. Mencioné a Dietrich Bonhoeffer, Nicolae Moldoveanu, John Perkins y a un hombre que conocí en China a quien solo conocí como Hermano John. Cuando miré mi lista, vi que lo único que tenían en común era que todos habían estado en prisión a causa de su fe... En un mundo caído y tan poco libre como el nuestro, ¿nos sorprende que quienes poseen la gloriosa libertad de Cristo terminan a menudo en la cárcel?
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Tres veces en la cárcel. Primero amenazado, luego golpeado y más tarde quizás - como Jacobo - destinado a morir. En cada instancia Pedro no piensa en el peligro para sí mismo. El hecho de que la noche anterior a su ejecución el ángel deba darle palmadas para despertarle revela el profundo coraje que Jesús ha inspirado en su corazón y su mente. Y cuando Pedro es liberado [milagrosamente] esa mañana, casi diez años después de que Jesús saliera de la sepultura, deja Jerusalén y nunca más mira hacia atrás. Si el peso de la piedra no pudo retener a Jesús, tampoco pudieron las crueles rejas de la cárcel retener a Pedro. Pedro volvió a la libertad de todos los que han seguido sus pasos para poder atestiguar también (1 Pedro 2:16, 19-20). El llamado es vivir como hombres y mujeres libres, sin que importen las circunstancias, sin que importe cuan "poco libre" sea el mundo en que vivimos."
Vivimos en un mundo caído y hay muchas otras cosas que nos hacen prisioneros que no son necesariamente las cárceles: fama, moda, electrónicos, deportes, casa, auto, escuela, trabajo, reputación, presiones de la sociedad, etc. ¿Eres realmente libre? ¿Sigues los pasos del Maestro?
GB
Nota: El título de la pintura es "San Pablo en la cárcel" pintada en 1627 por Rembrandt.
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