Buena semana, espero que se encuentren muy bien.
La cita de esta semana me hizo pensar y me desafió mucho, porque tengo que admitir que me cuesta mucho trabajo dejar de hacer cosas y con frecuencia me desvelo por "hacer algo". La invitación que nos hace William Barclay en su libro The Promise of the Spirit (La Promesa del Espíritu) es a esperar en el Señor. Por los otros trabajos de Barclay, es evidente que no está en contra de la organización y el trabajo en las iglesias, sino que éstos se vuelvan la prioridad número uno. Ojalá lo disfruten.
"La respuesta es una respuesta que nuestra generación no acepta fácilmente. W. B. Yates, dice en su autobiografía: '¿Puede una persona alcanzar a Dios con trabajo? Él se da a sí mismo a los de corazón puro. Él no pide otra cosa, sólo atención.' Él no pide otra cosa, sólo atención... Vivimos en una época en la que existe una fe patética en la administración, eficiencia, métodos nuevos y mejores, más y más esfuerzo, y un ritmo cada vez más rápido. Pero la verdad es que nunca puede haber alguna actividad eficiente, sin antes una sabia pasividad detrás de ella. Lionel Johnson, académico y poeta, le dijo una vez a Yates: 'Yates, necesitas diez años en la biblioteca, pero yo necesito diez años en un lugar
solitario.' Para una época que cree en actividad incesante, la espera en silencio es un remedio desazonado. Para una persona que está ocupado cada minuto de su vida despierta, y que hasta le roba tiempo a su sueño para trabajar, es probable que necesite una reorganización completa de su vida si quiere encontrar tiempo para esta silenciosa espera en el Espíritu. En la vida de una iglesia que la iglesia está demasiado organizada y el la que la actividad extenuante es la característica, en la que la actividad está valorada por sobre todas las cosas, es difícil encontrar el tiempo para hacer esa nada, que significa todo. Bien podríamos recordar el relato simbólico del profeta del hombre al que le fue dado un prisionero para cuidar y que permitió que escapara, y que cuando le piden que explique la situación, se excusó diciendo: 'Mientras este servidor de Su Majestad estaba ocupado en otras cosas, el hombre se escapó.' (1Re 20:40). Bien pudiera ser que nosotros estamos tan ocupados aquí y allá que el más grande de todos los poderes se escapa de nuestras vidas. 'Los que esperan a Jehová' dice Isaías, 'tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.' (Isa 40:31). Sin la espera, el poder nunca llegará.
En su libro, Living in Depth, el Dr. James Reid, tiene un sermón sobre Pentecostés. Concluye con estas palabras: 'Un negro salvacionista fue encontrado de rodillas en un reclinatorio de una iglesia conmemorando la conversión del General Booth. "Oh Señor, hazlo de nuevo," él oraba una y otra vez. Al leer la historia de Pentecostés y pensamos en el mundo de hoy y la importancia de la iglesia, la misma oración viene a nuestros labios, "Oh Señor, hazlo otra vez".' Dios lo hará por ambas cosas otra vez, por nosotros y por la Iglesia, si recordamos que Él pide solo nuestra atención, y aprendemos a esperar intensamente en Él.
Espero que tengamos la disposición para tomar el tiempo para esperar silenciosamente. Que también podamos pedirle a nuestro Padre que lo haga otra vez... y esperemos.
GB
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