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marzo 10, 2009

Perdón


El pensamiento para esta semana es  muy desafiante para mí.  Lo es porque el perdón es central en el pensamiento cristiano y al mismo tiempo, lo hemos hecho algo tan superfluo.  Pero hablar del perdón es difícil... y perdonar es todavía más.  Es por eso que esta semana comienzo con dos citas muy cortas que hacen referencia a esta verdad para luego pasar a la cita central que habla del perdón.  Esta cita es de Miroslav Volf, un escritor croata, de su libro: "Exclusion & Embrace" (Exclusión y Abrazo).  

"... mi vida no estaba a la altura de mis principios!"  
C. S. Lewis

"... estoy tan lejos de sentir en verdad aquello de lo que hablo, que no me queda más que pedir misericordia y anhelar con todas mis fuerzas poder hacerlo."
Walter Hilton.

Ahora presento esta cita que por varios meses me ha hecho pensar en lo profundo y honesto que debe ser el perdón; más allá de una mera pretensión o de un mero formulismo.  Al mismo tiempo me hace pensar en el perdón por parte de Dios, del cual dice la Biblia, "perdónanos como nosotros perdonamos a los que nos ofenden" (Mt 6:12; Lc 11:4).  

Después de finalizar mi exposición el profesor Jürgen Moltmann se levantó e hizo una de sus preguntas típicas, concreta y penetrante: ‘Pero, ¿puedes abrazar a un četnik?’  Era el invierno de 1993.  Hacía varios meses que los notorios soldados serbios llamados četnik habían estado sembrando desolación en mi país de origen, llevando a las personas a campos de concentración, violando mujeres, quemando iglesias, y destruyendo ciudades.  Acababa de argumentar que nosotros debemos abrazar a nuestros enemigos como Dios nos ha abrazado en Cristo.  ¿Puedo abrazar a un četnik – el más extremo otro, para decirlo de otra forma, el otro que es malo? ¿Qué justificaría el abrazo? ¿De dónde obtendría la fuerza para hacerlo? ¿Qué le haría esto a mi identidad como ser humano y como croata?  Tuve que tomar algo de tiempo antes de contestar, aunque de forma inmediata sabía lo que quería decir. ‘No, no puedo – pero como seguidor de Cristo creo que debería ser capaz de hacerlo.’”

La honestidad de Volf es devastadora.  Me pregunto si tengo el valor para poder reconocer ya sea la dureza de mi corazón o lo difícil que puede ser perdonar a los que me han lastimado profundamente.  Pero más admirable me parece el final "como seguidor de Cristo creo que debería ser capaz de hacerlo".

Que Dios nos de la capacidad de reconocer que a veces no vivimos a la altura de lo que creemos y que nos capacite para poder hacerlo. 

Un abrazo

GB


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