Esta semana leía un artículo acerca de los hinchas que son fieles a sus equipos a pesar de llevar varias temporadas haciendo campañas miserables. Obviamente, la fidelidad de estas personas era algo difícil de comprender y hasta motivos de burla, sin embargo, lo que más llamaba la atención era la fidelidad de los seguidores.
John Piper, en su libro The Dangerous Duty of Delight (La peligrosa obligación del deleite), habla de la satisfacción que experimentamos quienes somos hijos de Dios, aún a pesar de atravesar momentos de dolor y angustia que parecen no tener fin. Es fácil sentirse contento y satisfecho con Dios cuando todas las cosas están bien, pero, cuando las cosas no marchan bien, es más difícil. Sólo para aclarar, no se trata de ser estoico y negar el dolor y la angustia, sino que, en medio de ellas, podamos reconocer que tenemos esperanza y que podemos confiar en que Dios lo está usando para que lo podamos conocer mejor.

Esta es la esencia del hedonismo cristiano. Al buscar el gozo a través del sufrimiento, magnificamos el valor que todo satisface de la fuente de nuestro gozo. Jesucristo mismo brilla como la luz al final del túnel del dolor. Él es el objeto y el fundamento de nuestro gozo en el dolor. Por lo tanto, el significado del sufrimiento que exalta a Cristo, es este: ¡Cristo es ganancia! Oh mundo, despierta y ve, ¡Cristo es ganancia!
El fin principal del hombre es glorificar a Dios. Esto es más real en el sufrimiento que en cualquier otra circunstancia que Dios es más glorificado en nosotros cuando estamos más satisfechos en Él. Por lo tanto, mi oración es que el Espíritu Santo derrame sobre su pueblo alrededor del mundo, la pasión por la supremacía de nuestro Señor y Dios, Jesucristo. La búsqueda del gozo en Cristo, cualquiera que sea el sufrimiento, es un testimonio poderoso del valor supremo de Cristo y la satisfacción absoluta que ofrece. Y, ojalá suceda que, las naciones del mundo vean la belleza de Cristo, la imagen de Dios, y magnifiquen su gracia en la dicha de la fe salvadora.
pp. 83-84
Creo que la realidad está en algún punto entre estos dos extremos y no podemos negar que experimentamos momentos de gran gozo, así como momentos muy oscuros. El dolor es una realidad en un mundo caído que todavía no ha sido redimido completamente. El mayor beneficio al reconocerlo, como hijos de Dios, es que sabemos que nuestra esperanza no es en vano pues Dios es fiel y todo lo usa para sus propósitos eternos.
Espero que estas palabras - impopulares - sirvan, en algún momento para animar a alguna persona. Que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuide nuestros corazones y pensamientos (Flp 4:7).
Espero que estas palabras - impopulares - sirvan, en algún momento para animar a alguna persona. Que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuide nuestros corazones y pensamientos (Flp 4:7).
Guillermo Bernáldez Flores
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