
Saludos,
al preparar el sermón de la semana pasada, revisé el excelente libro Counterfit Gods (Dioses falsos) de Tim Keller. Keller revisa una lista de las cosas que culturalmente hemos aceptado, pero que, si son mal manejadas, pueden volverse nuestros ídolos. (Para una lista de los sermones, visita esta dirección).
En el capítulo El dinero lo cambia todo, Keller nos hace reflexionar en lo arraigado que está el ídolo de la codicia y de la avaricia en casi todas las personas. Aun dentro del cristianismo. En la primera parte de este blog, vemos qué tan difícil es identificar esta situación. Espero que podamos discernir nuestra relación con las posesiones y leas la segunda parte, en donde Keller nos habla del poder liberador del evangelio. No podemos ver nuestra propia codicia
Innumerables escritores y pensadores han estado señalando que la 'cultura de codicia' ha estado consumiendo nuestras almas y ha traído el colapso económico. Aun así, nadie piensa que el cambio está a la vuelta de la esquina. ¿Por qué? Es porque la codicia y la avaricia son muy difíciles de ver en nosotros.
Hace algunos años hice una serie de conferencias de siete partes: Los Siete Pecados Mortales (Capitales) durante unos desayunos para hombres. Mi esposa, Kathy, me dijo, 'Te apuesto que la semana que hables de codicia, habrá menos asistencia.' Estaba en lo cierto. La gente abarrotó el lugar para 'Ira' y hasta para 'Orgullo'. Pero nadie cree que uno mismo es codicioso. Como pastor, muchas personas vienen a confesarme que ellos luchan con casi todo tipo de pecado. Casi. No puedo recordar alguno que haya venido a verme diciendo, 'Gasto demasiado dinero en mí mismo. Creo que mi deseo codicioso por el dinero está dañando a mi familia, mi alma y a las personas a mi alrededor.' La codicia se esconde de la víctima. El modus operandi del dios dinero incluye la ceguera de nuestro propio corazón...
pp. 51-53
La pobreza de Cristo
pp. 67-68
Espero que esta alternativa sea un alivio. No se trata de hacer cambios de comportamiento, movidos por nuestra propia voluntad. Se trata de entender el sacrificio que hizo Jesús por amor a cada uno de nosotros. Ese es el poder del evangelio: libera, da vida, genera esperanza y nos llena de confianza. Se trata de conocer profundamente a Jesús, de una manera personal.

Ésa es la invitación para hoy, busca a Jesús, conócelo. No hay duda, cualquiera que llega a conocer a Jesús, se enamorará de él. ¡No dejemos pasar el tiempo! Jesús te ama, dejó todo y dio su vida por ti.
Guillermo Bernáldez Flores
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