el pensamiento para esta semana es de un libro que ya ha estado circulando por casi dos décadas y media, y el tema está relacionado con temas científicos de esa época. Sin embargo, me pareció apropiado ya que - aunque algo desactualizado - nos muestra que con frecuencia olvidamos qué tan pequeños somos o, puesto de otra manera, qué grande y poderoso es nuestro Dios. El autor es John Piper y el libro se titula The Pleasures of God (Los Placeres de Dios).
Reconocer la gran diferencia entre Dios y su creación nos deja sin aliento. Pero aún dentro de la misma creación podemos darnos cuenta que somos apenas una ínfima parte de ella. Sin embargo, Dios nos conoce personalmente, y nos ama con pasión. Por eso el salmista se pregunta "¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él?" (Sal 8:4). Él ha sido asombrado por el increíble poder del Padre.
Que lo disfrutes.
"Parece que en estos días Dios está disfrutando de tener a los astrónomos al filo de
sus sillas con nuevos destellos de su poder. En el otoño de 1989, los diarios
reportaron el descubrimiento, a través de dos astrónomos de Harvard, de una
“Gran Pared” de galaxias que se extendían por cientos de millones de años luz a
lo largo del universo. Se supone que la
pared tienen alrededor de 500’000,000 de años luz de ancho por 15’000,000 de
años luz de espeso. En caso de que tus
cursos de astronomía de la preparatoria se han opacado, un año luz es 9 460 730
472 580 kilómetros. Esta Gran Pared
consta de más de 15,000 galaxias, cada una con millones de estrellas, y fue
descrita como, “la más grande estructura coherente en la naturaleza.”
Digo “fue descrita” porque tres meses después, en febrero de
1990, Dios abrió otra pequeña ventana para que un hombre se maravillara
nuevamente, y los diarios reportaron que los astrónomos habían descubierto más
de una docena de cúmulos de galaxias distribuidos con regularidad a través de
las vastas extensiones de los cielos, sugiriendo una estructura del universo
que es tan grande que desafía las actuales
teorías de los orígenes cósmicos. Este
patrón de materia galáctica descubierto recientemente hace que la gran pared
parezca una enana (ahora escrita sin mayúsculas), la cual había sido nombrada
la estructura más grande en el universo en noviembre de 1989. Ahora dicen que la gran pared es, de hecho,
simplemente uno de esos cúmulos o regiones más cercanas que contienen altas
concentraciones de galaxias…
O considera el descubrimiento de la Estrella Pistola
(octubre 8, 1997)… la estrella más grande que jamás se haya conocido… “Intenta
imaginar una estrella tan grande que llenaría el sistema solar hasta la órbita
del planeta Tierra, que se encuentra a 149 600 000 kilómetros. Una estrella tan turbulenta que sus
erupciones extenderían una nube de gases a lo largo de cuatro años luz… Una estrella tan poderosa que brilla con la
energía de 10 millones de soles, haciendo de ésta la más brillante descubierta
en nuestra galaxia, la Vía Láctea. De
hecho, tan grande y brillante que de acuerdo a algunas teorías de la formación
de estrellas, sería inimaginable. Pero
aquí está, cerca del centro de la Vía Láctea” (Star Tribune, Minneapolis, MN,
octubre 8 1997, A4).
Entonces, ¡qué es el universo sino una extravagante
demostración del increíble, incomparable e inimaginable exuberancia, sabiduría,
poder y majestuosidad de Dios! ¡Qué Dios tan grande tiene que
ser!...
Dios se goza en las obras de la creación porque ellas
apuntan más allá de ellas mismas; apuntan a Dios mismo. Dios quiere que quedemos estupefactos y
maravillados por su creación… Dios quiere que miremos a su creación y digamos:
Si solo la obra de sus dedos (Sal 8) está llena de sabiduría, poder, grandeza,
majestuosidad y belleza, ¡cómo será este Dios!
Esto solo es una parte de su gloria, como si se viera oscuramente a
través de un espejo. ¿Cómo será ver al Creador en persona? ¡No sus obras! Un billón de galaxias no van a satisfacer al
alma humana. Dios, y sólo Dios es el fin
del alma.
Jonathan Edwards lo dijo así: “Disfrutar a Dios no es sólo
felicidad con la que nuestras almas humanas pueden ser satisfechas. Ir al cielo, lleno del gozo de Dios, es
infinitamente mejor que el lugar más placentero aquí… Éstas son únicamente
sombras; pero Dios es la sustancia.
Estos son haces de luz desperdigados; pero Dios es el sol. Éstos son arroyos; pero Dios es el océano."
Las obras de Dios son increíbles, insuperables, maravillosas. Tenemos un Dios todopoderoso y majestuoso. Entender, quizá medianamente, la extensión de su obra, nos debe llevar a nuestras rodillas y adorarlo.
En el nombre del único y sabio Dios, todopoderoso
Guillermo Bernáldez F.
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