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enero 27, 2015

Fortaleza para Perdonar


       Buen día,

el pensamiento para esta semana lo encontré en un libro que me sorprendió porque no esperaba algo así en él.  Conozco a su autor, Rob Lilwall, porque es un aventurero y conferencista motivacional.  De hecho este libro es la historia de un viaje que hizo desde Siberia hasta Inglaterra en bicicleta, se llama Cycling Home from Siberia (Pedaleando a casa desde Siberia).  No habla mucho de su fe, pero uno encuentra que es parte de su vida, aún de aventurero. 

        Antes de esta cita, Rob cuenta, que él y su amigo Alistair Humphreys - quien ya ha pedaleado parte de Europa, África y América - están a punto de terminar de pedalear por Siberia cuando un par de individuos lo asaltan y le roban una buena cantidad de dinero. 

       Rob describe, de manera muy honesta, qué tan difícil es perdonar, y cita a C. S. Lewis quien dijo "Todos dicen que perdonar es una idea hermosa, hasta que ellos tienen algo que perdonar".  Y es cierto.  Perdonar es un llamado de Jesús, y como la mayoría de sus llamados, no es fácil - al menos si se hace desde lo profundo y no únicamente de labios para afuera.   Que lo disfruten.

        "Después de eso, nos quedamos callados, y nos sentamos frente a la televisión, perdidos en nuestros pensamientos. Comencé a orar.  Traté de esta agradecido de que ninguno de los dos habíamos salidos lastimados y de que los ladrones sólo se habían llevado el dinero.  Ellos pudieron haberse llevado todo.  Pudieron habernos matado.  Habíamos sido afortunados.  Pero la cara burlona del ladrón más alto seguía apareciendo en mi mente.  Parecía que se sentía tan contento consigo mismo, tan feo.  ¿Qué derecho tenía de robar mi dinero, especialmente después de habernos expuesto a situaciones tan agotadoras?  La amargura se encendió dentro de mí, y me forcé a orar para que Dios me ayudara a perdonarlos. 

        La imagen del hombre alto aparecía frente a mis ojos nuevamente, y yo quería maldecirlo.  Me imaginé luchando, al estilo James Bond, por la pistola que sostenía el hombre más pequeño, lanzándolo al piso.  Pero cuando me encontré en esta fantasía adolescente, recordé que el perdón es una opción y, nuevamente, intenté orar por ellos.  Pero el enojo surgía una y otra vez.  Era como si estuviera luchando contra mí mismo.

       Después de un rato de lucha, respiré profundamente y dejé atrás el odio.  Creí, otra vez, que a pesar de que habían sucedido algunas cosas malas, y que algunas cosas malas seguirían sucediendo, Dios estaba con nosotros.  Él nos continuaba cuidando.  Él entendía.  Dios podía entender mis intentos de olvidar a nuestros ladrones.  Ese pensamiento me dio mucho ánimo.  La noche se acercaba y me quedé dormido, todavía perturbado, pero menos confundido que antes."
(79)

       El tema del perdón es complejo.  No se trata de decir las palabras y esperar que éstas tengan un efecto positivo.  Tampoco se trata de aparentar que no hay problemas.  Se trata de algo profundo con lo que se tiene que luchar contra el ego de uno mismo - contra un ego que ha sido lastimado - y eso es doloroso y difícil.  Y no es por eso que lo publico, ya lo había escogido desde que lo leí la semana pasada.


          Si estás en una situación así, sé honesto y pide la ayuda divina.  No es fácil, esta semana, he sido confrontado con esta realidad, y me conforta saber que Dios sigue estando con nosotros, dándonos fortaleza para seguir adelante.

       En el amor de Dios, que nos perdona y nos ayuda a perdonar,


Guillermo Bernáldez

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