la mayoría de nosotros comenzamos el año con propósitos, metas, proyectos e ilusiones. Algunos son más tenaces que otros, otros no serán lo suficientemente persistentes para seguir adelante, otros más serán interrumpidos por diferentes circunstancias.
El pensamiento de esta semana tiene que ver con las cosas que buscamos o deseamos. La mayoría de los teólogos están de acuerdo en que esto en sí no está mal - mientras no sea algo que la Biblia prohíba explícitamente - sin embargo, cuando estas cosas toman tal relevancia que no podemos imaginar la vida sin ellas, estamos entrando en un terreno peligroso: la idolatría.
Muchos podrán pensar que eso es casi imposible en nuestra sociedad. Lo pensamos porque tenemos en mente la idea de sociedades primitivas que se postraban ante esculturas o personificaciones de deidades. Sin embargo Tim Keller en su libro Counterfeit Gods: The Empty Promises of Money, Sex, and Power, and the Only Hope That Matters (Dioses Falsos: Las promesas vacías del dinero, sexo, y poder y la única esperanza que cuenta) nos muestra que si bien no nos postramos ante monolitos, ni tótems, es muy fácil caer en idolatría. Es posible que no la identifiquemos tan fácilmente porque nuestra cultura las ha hecho deseables y apetecibles, aún dentro de las mismas iglesias. Que lo disfruten.
"La Biblia usa tres metáforas básicas para describir cómo la gente se relaciona con los ídolos de su corazón. Ellos aman a los ídolos, confían en los ídolos, y obedecen a los ídolos.
La Biblia habla en ocasiones de los ídolos usando una metáfora marital. Dios debería ser nuestro verdadero Esposo, pero cuando deseamos y nos deleitamos en otras cosas más que en Dios, cometemos adulterio espiritual (Jer 2:1-4:4; Eze 16:1-63; Os 1-4; Isa 54:5-8, 62:5) . El romance o el éxito pueden volverse 'amantes falsos' que prometen hacernos sentir amados y valorados. Los ídolos capturan nuestra imaginación, y los podemos localizar poniendo atención a lo que soñamos despiertos. ¿Qué disfrutamos cuando imaginamos? Buscamos que nuestros ídolos nos amen, que nos aprecien y un sentido de belleza, significado y valor.
La Biblia con frecuencia habla de los ídolos usando una metáfora religiosa. Dios debería ser nuestro verdadero salvador, pero miramos nuestros logros personales o prosperidad financiera para que nos provean de la paz y seguridad que necesitamos (Deu 32:37-38; Jue 10:13-14; 1Sam 15:23; Isa 45:20; Jer 2:28). Los ídolos nos hacen sentir que tenemos el control, y los podemos localizar poniendo atención a nuestras pesadillas. ¿Qué es lo que más me atemoriza? ¿Qué, en caso de perderlo, haría que la vida no valiera la pena vivir? Podemos hacer 'sacrificios' para apacentar y complacer a nuestros dioses, a los que creemos que nos protejerán. Vemos a nuestros ídolos para que nos den un sentido de confianza y seguridad.
La Biblia también habla de los ídolos usando una metáfora política. Dios debería ser nuestro único Señor y Dueño, pero lo que amemos y en la que confiemos, también a eso servimos. Cualquier cosa que se vuelva para nosotros más importante y no negociable que Dios se vuelve un ídolo esclavizador (1Sam 8:6-8, 12:12; Jue 8:23; Rom 1:25-26). En este paradigma, podemos localizar nuestros ídolos cuando miramos a nuestras emociones más inflexibles. ¿Qué nos hace incontrolablemente furiosos, ansiosos, o desanimados? ¿Qué nos carga con culpas que no podemos quitarnos de encima? Los ídolos nos controlan, porque creemos que debemos tenerlos, de otra manera la vida no tiene sentido.
'Cualquier cosa que nos controle es nuestro señor. La persona que busca poder, es controlada por el poder. La persona que busca aceptación es controlada por las personas que él o ella quiere complacer. No nos controlamos a nosotros mismos. Somos controlados por el señor de nuestras vidas.'
Lo que muchas personas llaman 'problemas sicológicos' son simples casos de idolatría. Perfeccionismo, adicción al trabajo, indecisión crónica, la necesidad de controlar la vida de los otros - todos estos son ramificaciones cosas buenas que hemos hecho ídolos que nos llevan al suelo al tiempo que tratamos de tranquilizarlos. Los ídolos dominan nuestras vidas....
Más adelante, Keller nos recuerda la esperanza que tenemos.
...hay una gran diferencia entre dolor y desesperación, ya que la desesperación es un dolor que no podemos tolerar. En la mayoría de los casos, la diferencia entre los dos es la idolatría....
Aunque creemos que vivimos en un mundo secular, los ídolos, los dioses brillantes de nuestra era, tienen el título funcional de la confianza de nuestros corazones...
El camino que avanza, el que sale de la desesperación, es el de discernir los ídolos de nuestro corazón y nuestra cultura. Pero eso no es suficiente. La única forma de librarnos de la influencia destructiva de los dioses falsos es regresar al verdadero. El Dios vivo, que se reveló a sí mismo en el monte Sinaí y en la Cruz, es el único Señor que, si lo encuentras, puede satisfacerte, y si le fallas, puede verdaderamente perdonarte."
(xxi-xxiv)
Que todo este año podamos recordarlo cada día. Que nuestros sueños, temores y emociones no se vuelvan nuestros ídolos. El Dios trino y uno es nuestra única esperanza. Es reconfortante saberlo, y aún más saber que su amor es tan grande que cuando fallemos - porque todos lo hacemos - nos sigue amando y nos perdona si admitimos y confesamos nuestra necesidad de Él. Sólo en Él encontramos la verdadera libertad.
Recordando nuestra verdadera esperanza,
Guillermo Bernáldez
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