Hola, el pensamiento de esta semana tiene que ver con uno de los problemas más comunes que enfrentan muchas iglesias actualmente: la división. Esto no nos sorprende demasiado porque desgraciadamente es común y, no es un fenómeno reciente. A lo largo de la historia este fenómeno ha ocurrido muchísimas veces. Es posible que hayamos escuchado, experimentado o es posible que hasta hayamos participado en este tipo de acciones.
En nuestras sociedades dominadas por la economía de mercado, es fácil volverse en "consumidor de iglesias". Es decir, comparar las diferentes "ofertas" que ofrecen las diferentes congregaciones y elegir la que más nos gusta. No quiero decir que esto sea malo en sí mismo, siempre y cuando los parámetros que se usen para la elección estén basados en las enseñanzas bíblicas. Lo que sí debe ser causa de preocupación es cuando las iglesias locales - o congregaciones - deciden separarse, y lo hacen en los peores términos posibles: con resentimientos, chismes, etc.
John Owen escribió al respecto cuando en la Inglaterra del siglo XVII la iglesia Anglicana se fragmentaba por diferentes motivos. Presento algunos pensamientos que este puritano dejó como un excelente legado sobre el tema y que vienen en el libro The Puritans: their origins and their successors (Los Puritanos: sus orígenes y sucesores) de Martin Lloyd-Jones. Espero que sea interesante y que nos ayude a reflexionar antes de hacer algo en contra de lo que nuestro Señor Jesús se preocupó y hasta oró por ello: la unidad de su iglesia.
"Confieso que prefiero, con mucho, pasar mi tiempo y mis días en remediar y sanar las rupturas y separaciones que existen entre los cristianos que una hora justificando nuestras divisiones..."
(75)
Cuando Owen leía - porque no se dejaba llevar simplemente por lo que la gente decía o por las amistades que pudiera tener en uno u otro lado - las acusaciones que las varias partes hacían una contra la otra, esto es lo que él hacía.
"Examino y confronto el material, para estar personalmente satisfecho, con toda la diligencia y sinceridad con la que soy capaz... aceptando aún los principios a los que en un principio me había opuesto. Y de hecho, este tipo de examen imparcial todas las cosas por la Palabra, comparando las causas y las cosas de cada uno, dejando de lado los prejuicios hacia las personas o tradiciones...
... Y con la Palabra como nuestra regla, entendemos lo que ella expresa y, lo que como consecuencia lógica, se pueda deducir de ellas."
(77-78)
Owen es preciso en la descripción bíblica de lo que es separación de la iglesia basado en la primera carta a los corintios.
"Entonces, la separación, como la describe y la condena el apóstol aquí, consiste en las diferencias sin causa y contenciones entre los miembros de una iglesia particular, que se oponen al ejercicio del amor, prudencia y paciencia, requerida de ellos para que la ejerzan entre ellos y hacia los demás...
Despreciando la autoridad de Jesucristo. Es una ofensa a su sabiduría, por la que Él hubo ordenado todas las cosas en la iglesia con un propósito para la prevención de la separación y las divisiones... también la gracia y la bondad de Cristo son ignoradas y ofendidas."
(79)
Owen reconoce que no se puede entender lo que es la separación de una iglesia, si no se conoce el propósito de la iglesia.
"Que nadie se equivoque en este punto; los creyentes no fueron hechos para las iglesias, sino que las iglesias fueron hechas para los creyentes. Su edificación, su guía y dirección en la fe que profesan y el desempeño de la alabanza divina en sus reuniones, de acuerdo a lo que Dios planeó, es para lo que sirven las iglesias y ése también es su fin; y sin él, ellas no tienen la mayor relevancia."
(80)
Owen continúa con muchos más detalles que conviene tener en cuenta, pero que me es imposible enumerar en esta publicación. Así que concluyo con las duras palabras de Lloyd-Jones al comenzar este capítulo:
"La separación es un pecado muy grande, es algo muy serio. Nadie debería ser culpable del pecado de la separación..."
(74).
Es, por lo tanto un tema que no debe tomarse a la ligera. Si te encuentras en un momento en el que tienes que decidir házlo con cuidado y medita. No dejes que cuestiones de gustos o desacuerdos menores sean la causa de ir en contra de la voluntad de Dios. Si llegara a existir una razón para separarse que sea por cuestiones que la Biblia enseñe explícita o implícitamente, y después de haber agotado todas las posibilidades de hacer entrar en razón a las partes involucradas.
Que la unidad y el amor entre los hijos y las hijas de Dios dé testimonio de que el evangelio es verdad y que lo vivimos para honra y gloria de nuestro Padre. Que, al igual que Owen, prefiramos trabajar para estar unidos que encontrar razones para justificar nuestra separación.
Guillermo Bernáldez
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