Saludos, Esta semana vuelvo a tocar el tema del amor y vuelvo a citar de la misma autora y libro: Mary McAleese de Love in Chaos (Amor en Caos). Como mencioné la semana pasada, McAleese fue presidenta de Irlanda. Como tal, y como cristiana sabe que Dios el Padre nos reconcilió consigo mismo a través de la obra de nuestro Señor Jesús. Por lo que trató de reflejar esto durante su gobierno en su país que enfrentaba grandes divisiones entre sus habitantes: políticas y religiosas, principalmente.
McAleese no estudió teología, sino leyes. No desconoce las bases del cristianismo, pero debo decir que teológicamente no estoy del todo de acuerdo con lo que dice - o cómo dice las cosas - pero el libro tiene buen material; material para pensar y para enriquecer nuestro entendimiento. Es un libro que nos desafía al mandato de amarnos unos a otros y no sólo amar a nuestros amigos y familiares.
El tema de hoy es acerca de la indivisibilidad del amor y de la forma en la que ella lo llegó a comprender, y ahora lo comparte con nosotros. Espero que lo disfruten.
"El poeta Shelley lo describe de esta manera: 'El amor verdadero en esto difiere del oro y de la arcilla que cuando se divide, no se le resta.'
Lo más cerca que he estado de comprender este misterio matemático es que el amor de Dios está en una historia que viene de mi experiencia como madre. Cuando nació mi primera hija Emma, me acerqué al tema de la maternidad con el ojo envidioso de una hermana con cinco hermanos y tres hermanas. Tuve bebés hasta la coronilla hasta después de mi adolescencia. Mi madre y sus hermanos tomaron muy a pecho el llamado del evangelio de fructificar, multiplicarse y llenar la tierra,... Entre ellos tuvieron 60 hijos, la mayoría de ellos menores que yo. La verdad es que tenía una actitud de menosprecio a los bebés en general. Así que me sorprendió encontrarme tan abrumada y afligida por mi hija. La amé con locura. Consecuentemente, cuando supe, un par de años después, que estaba esperando gemelos, me topé con una crisis que no esperaba. Habíamos esperado con ansias tener hijos, pero por nueve meses luché para comprender cómo iba a dividir este maravilloso río de amor por Emma entre dos hijos más. Se me rompía el corazón por Emma. Ella iba a tener ahora dos tercios menos de la porción de amor que le tocaba normalmente, para ser distribuido entre sus dos hermanos rivales. Pensé que era vergonzoso hacer esto a una niña pero, ¿qué más podía hacer yo?
Qué poco sabía. Cuando los gemelos nacieron y pasé por el conocimiento y la experiencia que los libros son incapaces de explicar, supe qué rudimentaria, simplista y patética era mi comprensión del amor. No había necesidad de compartir lo que Emma tenía. Ahora había dos nuevos bebés, cada uno con su río único de gracia y amor. No solo no tuve que compartir el amor de Emma, ahora estaba realzado y hasta era vibrante, retocado por estas dos nuevas vidas.
Tú no puedes dividir el amor. Su naturaleza es la de multiplicar, la de abrazar abierta y ampliamente, la de acercarse y no excluir; la de hacer que cada uno se sienta parte del grupo, el hacer que cada quien se sienta como en casa, la de reconciliar.
La exclusividad no es la naturleza de Dios. Él nos hizo a cada uno de nosotros, nos llamó por nuestro nombre, nos conoció antes de nacer, y hasta tiene contados los cabellos en nuestra cabeza. Dios no tiene favoritos. El captor y el prisionero son sus hijos queridos. El Calvario es un regalo para todos. La Resurrección es su promesa. La Segunda Venida es su invitación. Es una invitación a experimentar su presencia amorosa, para compartirla y para sacar al mundo del caos y traerlo a una reconciliación con Él."
(33-34)
McAleese tiene razón, el amor no se puede dividir. Dios nos amó primero y sólo por su gracia. Habiéndolo recibido de gracia, también debemos darlo de la misma manera. Nos ha ofrecido su regalo, su promesa y su invitación. Para poder compartirlos, primero debemos recibirlos. La pregunta es obligada ¿los aceptas?
En el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu
Guillermo Bernáldez
Saludos otoñales desde el sur,
Mary McAleese fue presidenta de Irlanda, una nación dividida por la intolerancia política y religiosa por mucho tiempo. Parte de su labor como mandataria estuvo orientada a la reconciliación y a una convivencia pacífica. También es la autora de Love in Chaos (Amor en Caos) y cuyo subtítulo es: Crecimiento espiritual y la búsqueda de paz en Irlanda del Norte.
McAleese explora varias disciplinas espirituales como la oración, la contemplación, el silencio, etc., y lo relaciona con el amor. La cita de hoy tiene tiene como base las palabras que Jesús dice a sus discípulos en Juan 15:15, 17: "Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir se lo he dado a conocer a ustedes... Éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros." Aunque vale la pena leer el párrafo completo de Juan 15:12-17.
"Las barreras entre el señor y el siervo son inherentes, y Jesús enfáticamente quiere que esa barrera sea removida. Es por esto que el tema de la amistad es tan crucial como el tema del amor, el mandato a amar.
La relación entre amigos es totalmente diferente a la del señor y el siervo. Algunos sinónimos de amigo son pareja, camarada, socio, compañía, compadre, confidente. Entre amigos hay cercanía, intimidad, igualdad, e informalidad. Los amigos generalmente se estiman mutuamente y hasta pueden confiar mutuamente uno en el otro como para compartir grandes confidencias. Puedes pedirle un gran favor a un amigo, uno que requiera abandonar el egocentrismo de su parte. Pero ordenarle algo a un amigo es algo que aun los mejores amigos harían con temor. Las relaciones en las que un amigo ordena a otro para que actúe de cierta forma y en la que el otro dócilmente hace lo que le dicen son generalmente catalogadas como no saludables, co-dependientes, inmaduros y desbalanceados. Podemos describir a la persona que ordena como un abusador o como un controlador. '¿Quién cree que es él para darme órdenes?'
Entonces ¿qué pensaba Cristo cuando de manera tan deliberada abandona el modelo relacional de señor-siervo en la cual las órdenes son cosa normal y, de hecho, lo que se espera? ¿Cuando en lugar de eso, él insiste en que sus discípulos han entrado en una relación de amistad con él, pero que ésta es una relación en la que él es, por algún capricho, también el señor? ¿Puede él ser, verdaderamente maestro y amigo? La respuesta es sí, sí puede; porque él es señor en el sentido de que él es el maestro, el experto, el que tiene el conocimiento derivado de la experiencia. Nadie sabe más del asunto que Cristo. Nosotros, sus amigos, somos invitados a compartir ese conocimiento con él. El conocimiento es simplemente que nosotros debemos amar, que podemos amarnos mutuamente, y que el amor funciona. Transforma al mundo.
Entonces, ¿por qué ordena a sus amigos a que se amen mutuamente? Porque, como el instructor de paracaidismo, él sabe que estamos temblando de miedo - no solo llenos de nuestras dudas acerca de sus credenciales como maestro, quizás de su misma existencia. Él sabe que si lo intentamos, nos va a gustar; nos va a maravillar porque funciona. Pero, como Tomás, no vamos a ser persuadidos hasta que lo experimentemos en carne propia. Somos como paracaidistas en su primer salto. Queremos tener la oportunidad. Hemos leído la teoría. Suena fantástica, emocionante, pero, Santo Dios, ¿qué estamos haciendo a 3,000 metros de altura, mirando a través de la puerta abierta de un avión? ¿Estamos locos o qué? Es precisamente en ese punto que necesitamos que alguien nos hable fuerte. Necesitamos que alguien diga, 'No te tiene que gustar, sólo tienes que hacerlo.' Necesitamos el empujón, la orden. Necesitamos lanzarnos al espacio y confiar que la persona que está gritando la orden sabe de lo que está hablando. Cada vez que subimos a ese avión durante los próximos 10, 20 o 30 saltos, nos vamos a sentir enfermos, aterrados, inseguros, y miserables. Pero algún día nos daremos cuenta que estamos paseando ante la puerta abierta, dando la bienvenida al ímpetu del viento, con los pies bien firmes aun durante la caída libre porque habremos, al fin, madurado y vuelto personas que saltan espontáneamente. El amigo-señor nos enseña cómo llegar a ser las personas que aman espontáneamente y que ahora ya no necesitan la orden."
(58-60)
El amor demanda demasiado; nos hace vulnerables. El amor no es un sentimiento que nace sin nuestra voluntad, no es sentir mariposas en el estómago. El amor es algo que se debe cultivar y hacer germinar y crecer; requiere de nuestra voluntad. Es por eso que Jesús, nuestro amigo-señor, no nos pide que lo hagamos, ¡nos lo ordena! Es una orden difícil, porque no sólo debemos amarnos unos a otros como hermanos y hermanas en la familia de nuestro Padre celestial. También nos ordena amar a nuestros enemigos, a los que nos hacen daño.
Es por amor, que Jesús vino a este mundo a morir por nosotros. Es este mismo amor que recibimos por gracia el que debemos dar por gracia, también. Es este amor el que tiene la capacidad de cambiar el mundo. Sólo debemos obedecer la orden hasta que sea un amor espontáneo.
En el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu
Guillermo Bernáldez
Saludos, Recientemente he leído algunos libros que hablan de la oración. No siempre es el tema central del libro, sin embargo los autores hacen alguna referencia a las oraciones. Estos comentarios me han hecho consciente de mis propias oraciones y lo mucho que todavía tengo que aprender. Aquí están algunas de las lineas que más me han servido y hecho pensar. Espero que las disfrutes.
"Tengo tanto que hacer que no puedo empezar sin antes pasar tres horas diarias en oración." Martín Lutero
El tipo de vida que llevamos se ha vuelto vertiginoso. Las horas del día no nos parecen suficientes para hacer todo lo que queremos o que debemos hacer. Recortamos horas de sueño de alimento... y también de oración. Es posible que pienses que Lutero no tenía tanto que hacer como dice. Recordemos que entre otras cosas él, tradujo la Biblia al alemán usando los textos originales en griego y hebreo (los cuales también tuvo que aprender) y sus obras escritas forman una colección de 56 libros que incluyen comentarios bíblicos, himnos, sermones, etc. Al tiempo que era pastor y padre de familia.
"Las oraciones susurradas de aquellos viejos y queridos fieles, y que nadie pensaba que contaban en el mundo... no solo desaparecen en el éter, no se evaporan en la nada. No, ellas van a impregnar la textura del universo..."
La historia del pueblo negro sudafricano bajo el apartheid es desgarradora: muerte, torturas, violaciones, pobreza, explotación, etc. Pero durante todo el tiempo hubo "aquellos viejos" que a pesar de las circunstancias que soportaron por muchas generaciones, permanecieron "fieles". Para sorpresa de todo el mundo, el apartheid no terminó con una revolución sangrienta, sino que fue un proceso relativamente pacífico.
"Nunca menosprecies el poder de la oración" Kofi Annan
Annan fue secretario general de las Naciones Unidas de 1997 a 2006. Por su trabajo como mediador en conflictos internacionales recibió el Premio Nobel de la Paz en 2001. Annan dijo esta frase cuando un reportero le preguntó cómo había desafiado a sus críticos al haber alcanzado un acuerdo que parecía imposible. Su respuesta fue breve y simple, pero muy profunda.
"Todos los que creen en Dios me dijeron que orara, y lo hice. Aquí están las dos oraciones que mejor conozco: 'Ayúdame, ayúdame, ayúdame' y 'Gracias, gracias, gracias.'"
Cuando leí estas lineas no pude evitar sonreír, para luego darme cuenta que mis oraciones no eran tan diferentes. No quiero decir que esté mal pedir y agradecer. Jesús nos enseña a hacerlo, pero la alabanza, el silencio, la espera no se nos dan tan fácilmente.
La semana pasada recibí este vídeo promovido por 24/7 Prayer International como motivo de la cuaresma. Obviamente no se debe limitar sólo a este tiempo, que es en muchas tradiciones cristianas, un tiempo de reflexión. Si no puedes ver el vídeo, pulsa aquí.
Y hoy me topé con este verso que nunca me había llamado tanto la atención por su belleza. "Ésta es la oración al Dios de mi vida: que de día el Señor mande su amor, y de noche su canto me acompañe." Salmos 42:8.
Los últimos días mi oración también ha sido también "quiero aprender a orar. Enséñame a orar". Quiero aprender a orar cuando tengo mucho que hacer. Quiero ser fiel y constante a pesar de las circunstancias. Quiero valorar la oración y no menospreciarla. Quiero aprender a orar profundamente, a conversar con mi Padre, a escuchar su voz, a pasar tiempo en silencio. Quiero aprender a orar. Y sé lo que tengo que hacer: orar, y en la oración pedirle al Señor que me enseñe.
¿Quieres aprender a orar?
Guillermo Bernáldez
Saludos, Antes que nada, quiero comentar que no pensé bien el tiempo que tarda en procesarse el envío del blog. Por esta razón, van a recibirlo el día jueves y el énfasis que tiene el pensamiento es del Miércoles de Ceniza. Es decir, lo van a recibir un día tarde y siento mucho haber pasado por alto este detalle. Imagino que hablar del Miércoles de Ceniza puede incomodar a algunas personas porque no forma parte de las enseñanzas y prácticas de su propia congregación.
Para las personas que lo practican, saben que a partir de este día sólo faltan 40 días para celebrar la pasión y resurrección de nuestro Señor Jesús. Muchas personas dedican estos 40 días para prepararse para este evento de tanto significado para los cristianos. El autor es Walter Wangerin, autor y conferencista luterano de su libro Reliving the Passion (Reviviendo la Pasión), que había citado hace tiempo. Wangering comienza con una historia que contó Jesús, que lo disfruten.
Entonces les contó esta parábola: —El terreno de un hombre rico le produjo una buena cosecha. Así que se puso a pensar: "¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha." Por fin dijo: "Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes, donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes. Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guardadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida." Pero Dios le dijo: "¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?" »Así le sucede al que acumula riquezas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios.
"Sin importar cuándo comience el viaje a la Pascua, éste siempre debe comenzar aquí: a la contemplación de mi muerte, en la fría convicción de que yo moriré.
'Recuerden,' han dicho los pastores por siglos, siempre en este día. 'Recuerda,' murmuró el pastor, tocando las cenizas del plato con su dedo y luego embarrando la ceniza en mi frente -
'Recuerda, que eres polvo, y que al polvo volverás.... Recuerda.'
¡Bien! Pero eso suena antiguo al oído contemporáneo, ¿no es así? ¡Rancio, irrelevante, y definitivamente medieval! ¿Por qué debería pensar en la muerte cuando todo el mundo grita 'Vida' y 'Vive'? Los predicadores de esta época me animan al 'pensamiento positivo', 'disfrutar', 'sentirme bien conmigo mismo.' ¿Acaso no prometió el mismo Jesús una vida en abundancia? Es molesto descubrir que la facilidad y la fluidez de toda mi vida se vea interrumpida por la mórbida profecía de que todo esto terminará. Mantengamos las cosas en su lugar, simple y sencillo: la vida ahora, mientras hay vida; la muerte después, cuando deba haber muerte...
Sin embargo, ¡Recuerda! ... ¡Recuerda! Y Dios en la parábola de Jesús, interrumpe mi comodidad, y lo hace con un insulto. '¡Necio!' dice Dios (y mientras se encuentre en la parábola, sigue siendo una advertencia: pero cuando en realidad lo escuche, se habrá vuelto una marcha fúnebre). '¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?
¿Mantenerlo simple? dice el Señor. Necio, esto es muy simple: si no interrumpes tu vida con la convicción de la muerte que viene, entonces tu muerte, cuando venga, tampoco será interrumpida por la vida. 'Vida ahora, muerte después', ¡es cierto! Pero tu vida será solo ahora, y breve. Tu muerte será por siempre.
Esta enseñanza de la iglesia es antigua - tan antigua que el cristiano contemporáneo se avergüenza de descubrir que su iglesia es ignorante, contraria a las libertades de este tiempo. Antigua, también, es el tiempo para la cuaresma, cuando se alienta al cristiano para que piense acerca de su muerte y del pecado que la causó - a examinarse, a conocerse tan bien y tan profundamente que ese conocimiento se vuelve confesión. Antiguo también es el consuelo que este ejercicio provee, es antiguo porque es eterno.
Es así: cuando honestamente recordamos la muerte que merecemos morir, esto nos mueve a a recordar la muerte que el Señor vivió en realidad - porque su muerte tomó el lugar que le correspondía a la nuestra. Oh hijos e hijas, desearemos escuchar el la historia del Evangelio una y otra vez, siempre viendo nuestra muerte en la de Él, y alegrándonos de que, entonces también conoceremos una resurrección como la suya.
Recuerda ahora que eres polvo. Muerte ahora - sí, aun en medio de una vida bulliciosa. Mi muerte y la muerte de Jesús, unidas por la gracia. ¡Recuerda! - porque esta muerte, si la recodamos ahora, produce vida en el futuro. Y esa vida es eterna.
En general vivimos vidas ocupadas, por el trabajo, por distracciones, por la familia, por el entretenimiento. La cultura nos dice que vivamos y experimentemos todo lo que podamos, que el presente es lo único que cuenta. Nos dicen que si no aprovechamos el momento, lo habremos desperdiciado.
¡Recordemos! Recordemos que hay una esperanza de vida más allá de la muerte. Recordemos que algún día, tarde o temprano también reclamarán nuestra alma. Recordemos que Jesús murió por nosotros. Y sobre todo, recordemos que ¡Jesús, venció la muerte y nos invita a estar con el por siempre!
Guillermo Bernáldez