Saludos,
Esta semana regreso al libro de Peter Greig, Cuando Dios Guarda Silencio. Como mencioné hace un par de semanas, el libro trata acerca de las oraciones en las que la respuesta de Dios a nuestras oraciones es un rotundo "NO". Sé que para muchos ésta es una idea extraña, ya que muchos predicadores y escritores afirman que si se ora con la suficiente tenacidad y fe, Dios contestará afirmativamente todas sus peticiones.
En la cita de hoy, Greig habla del difícil tema de la guerra espiritual. Es difícil porque las posturas se han polarizado. Por un lado están los que creen que la guerra espiritual no existe, o si existe, está muy lejos de nosotros, tanto que no nos afecta. Por otro lado están los que la enfatizan tanto, que olvidan que nuestra atención debe ser en el Maestro. C. S. Lewis escribió al respecto y dijo que "Hay dos errores iguales y opuestos en que nuestra raza puede incurrir sobre los demonios. Uno es no creer en su existencia. El otro es creer, y sentir un excesivo e insano interés por ellos. A ellos igualmente les complacen ambos errores..." El primer reto, es tener una concepción adecuada de ellos.
Greig nos recuerda lo obvio: en toda batalla hay dolor, sufrimiento y hasta muerte. Y también nos recuerda que Dios ha vencido y que junto con Él, somos más que vencedores. Que disfruten la lectura.
"La batalla entre el reino de Dios y la tiranía de Satanás ruge al rededor de nosotros, pero la Biblia insiste en que estamos viendo una batalla que se ganó, no se perdió. Nuestra fe cristiana celebra el hecho de que Satanás es un enemigo derrotado, pero sabemos por la amarga experiencia que su agonía de muerte es prolongada hasta el regreso de Cristo. Él está furioso, porque 'sabe que tiene poco tiempo' (Ap 12:12). El erudito bíblico Chuck Lowe lo pone gráficamente:
'Al igual que un herido y acorralado
animal, Satanás zumba en los alrededores
desesperadamente con el objetivo de herir
como le sea posible a muchos de sus
enemigos, antes de su propia destrucción...
Por lo tanto, la derrota de Satanás no
significa el fin del problema para la iglesia.
Al contrario, es señal de una escalada e
intensificacin de la oposición y la
persecución. Pero el fin no está a la vista,
y aquellos que perseveran hasta el fin
saldrán victoriosos aunque, entre tanto,
se conviertan en víctimas.'
animal, Satanás zumba en los alrededores
desesperadamente con el objetivo de herir
como le sea posible a muchos de sus
enemigos, antes de su propia destrucción...
Por lo tanto, la derrota de Satanás no
significa el fin del problema para la iglesia.
Al contrario, es señal de una escalada e
intensificacin de la oposición y la
persecución. Pero el fin no está a la vista,
y aquellos que perseveran hasta el fin
saldrán victoriosos aunque, entre tanto,
se conviertan en víctimas.'
Trágicamente, hay muchas 'víctimas victoriosas' como nosotros que esperamos con ansias la muerte de Satanás y anticipamos la renovación de todas las cosas. Todos hemos experimentado alguna clase de batalla con la tentación, la enfermedad, la injusticia, y toda forma de egoísmo. Pero la Biblia nos asegura que la voluntad y el mundo de Dios armonizarán finalmente, porque Jesús ya aseguró el resultado final de la guerra y Dios volverá a vencer a Satanás y a sus demonios para siempre (Ap. 12:12-17) Mientras tanto, experimentamos el sube y baja de la batalla, celebrando las victorias y aguantando valientemente 'como soldados de Cristo' (2Ti 2:3). ... No hay un punto alguno en creer que nuestra misión con Cristo será menos difícil o que los sacrificios que se requieran de nosotros serán menos grandes. Nuestro Comandante en jefe, en persona, insiste en que venceremos a Satanás solo con sacrificios (Mt 5:10-12; Ap 12:11). Esto puede significar la persecución e incluso el martirio, pero para la mayoría de nosotros raras son las veces cuando nos sentimos heroicos. Al contrario, esto toma la forma mundana de una lucha diaria, sacrificándonos no solo una vez, sino repetidas veces (Ro 12:1), prefiriendo a los demás, callándonos cuando queremos criticar y confiando en Dios cuando queremos rendirnos. Cuando pagamos el precio de la obediencia, podemos estar seguros que cada oración no contestada, cada pérdida a corto plazo, juega un papel importante en la certeza a largo plazo de la victoria en Cristo."
(172-173)
En cierto sentido, esto no quiere decir que cada segundo de nuestra existencia sea un momento agónico. Tenemos que evitar los extremos. Pero una perspectiva completa, nos ayuda a entender por qué hay ocasiones en la vida en las que encontramos tanta oposición. En otro sentido, cada decisión ética que tomamos, es parte de esta batalla.
Satanás está como león rugiente. Pero podemos confiar que la victoria es nuestra en Jesús. Que Dios nos ayude a estar preparados para resistir en los momentos duros y poder pelear una buena batalla, recordando que el premio es grande al final de la historia.
GB
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