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septiembre 08, 2010

Perdón


Saludos,

Esta semana terminé de leer el libro de Desmond Tutu "No Future without Forgiveness" (No hay Futuro sin Perdón). ¡Es un libro extraordinario y conmovedor! Es un libro que me ha hecho reflexionar bastante acerca del papel de la iglesia como promotora del entendimiento entre personas y grupos.

El libro es un recuento del proceso que ocurrió en Sudáfrica después de que terminara el apartheid. Tutu describe algunas prácticas terribles que me arrancaron lágrimas cuando las leí. Es increíble la capacidad de maldad que tenemos, pero también me sorprendí de la capacidad que tienen algunas personas para perdonar.

En esta cita, Tutu, habla acerca de la importancia de perdonar; de no hacerlo superficialmente y tampoco pretender que todo está bien. Su observación acerca de lo difícil que es, no solo perdonar, sino pedir perdón es muy acertada. Me parece que en nuestra sociedad casi hemos perdido esa capacidad, y no solo con nuestros semejantes, sino con nuestro Padre. Nos basta - si es que recordamos - con decir "perdónanos nuestros pecados", pero no entramos en la confesión de las acciones que hemos cometido, voluntaria o involuntariamente, contra Él.

Horizontalmente es también evidente que nos hace falta reconocer nuestras ofensas. ¡Cuántas iglesias divididas existen! ¡Cuántas personas en una congregación que se evitan y no se hablan! ¡Cuántos matrimonios que superficialmente se ven estables, pero que interiormente cargan con el peso de ofensas de todo tipo!

Espero que, como a mí, estas líneas los desafíen a reflexionar y a actuar.

"Es crucial, cuando una relación ha sido dañada o cuando una relación potencial se ha hecho imposible, que el perpetrador reconozca la verdad y esté listo y dispuesto para disculparse. Esto ayuda inmensamente el proceso de perdón y reconciliación. Nunca es fácil. Todos sabemos qué tan difícil es para la mayoría de nosotros admitir que hemos estado equivocados. Probablemente es una de las cosas más difíciles en el mundo - en casi todos los idiomas del mundo las palabras más difíciles son 'Lo siento'...

Normalmente no nos apresuramos a exponer nuestra vulnerabilidad y nuestra pecaminosidad. Pero para que el proceso de perdón y sanidad tenga éxito, es indispensable que el culpable admita su responsabilidad - no completamente indispensable, pero casi. El reconocimiento de la verdad y de haber lastimado a alguien es importante para llegar a la raíz de la infracción. Si un esposo y una esposa han peleado sin que el culpable reconozca su falta confesándola, y así exponiendo la causa de la desavenencia; si el esposo en esta situación llega a la casa con un ramo de flores y la pareja pretende aparentar que todo está bien, pero más adelante se toparán con un fuerte golpe. Ellos no han lidiado adecuadamente con su pasado inmediato. Ellos han maquillado sus diferencias, porque no han mirado a la verdad por miedo a una confrontación que lastime. Ellos han hecho lo que el profeta llama sanar ligeramente gritando, 'Paz, paz, cuando en realidad no hay paz.' Ellos solo han recubierto las grietas con papel y no han elaborado, en primer lugar, las causas de la pelea. Todo lo que sucederá es que, a pesar de las bellas flores, la herida se pudrirá. Un día habrá una terrible erupción y se darán cuenta que ellos han tratado de obtener una reconciliación barata. La verdadera reconciliación no es barata. A Dios le costó la muerte de su único Hijo.

Perdonar y ser reconciliado no se trata de pretender que las cosas son diferentes a lo que en realidad son. No es darse mutuamente palmadas en la espalda y cerrar los ojos al agravio. La verdadera reconciliación expone el horror, el abuso, el dolor, la degradación, la verdad..."
(269-270)

El perdón que Dios nos da no es superficial; no pretende ser lo que no es; no se hace indiferente a lo que le desagrada. Tutu acertadamente nos dice que le costó la vida de su propio Hijo. Las apariencias no sirven de nada. Por eso nos dice que arreglemos las cuentas pendiente con nuestros hermanos antes de hacer ofrendas a Dios.

Que tengamos el valor para admitir nuestras faltas y pedir que se nos perdone - a Dios y a los hombres. Que también podamos ser lo suficientemente magnánimos para poder perdonar.


GB

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