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junio 08, 2010

Dios es más Importante


Buen día,

No es desconocido para nosotros que el sufrimiento, frustración, dolor, etc., son parte de la vida de los cristianos. Existen dos grandes formas de enfrentarlos, como lo explica Larry Crabb: negando que los sufrimos o o esforzándose para convencer a Dios de que merecemos un mejor trato. Y al final, ninguna funciona. Además, las dos posturas se centran en la persona y no en Dios, lo que equivale a idolatría.

La cita es del libro "Finding God" (Encontrando a Dios), en el que Crabb nos invita a reflexionar en la forma en la que enfrentamos los problemas diarios - los comunes y los extraordinarios. También nos invita a reconocer que Dios es un buen Padre a pesar de las circunstancias. Pero esto no es posible sin la intervención del Espíritu Santo. Aún así la Biblia nos invita a acercarnos y buscar a Dios en todo tiempo dándole a Él siempre la gloria y la honra que merece.

No es un tema fácil, ni tampoco popular, pero creo que es muy necesario para poder estar mejor equipados para saber cómo reaccionar ante lo adverso - es decir, haciendo de Dios nuestra máxima pasión en la vida, por encima de las circunstancias. Cabe explicar, como dice Crabb, que no es un auto-abandono por nuestra falta de valor, más bien es reconocer que Dios, en su bondad sabe lo que es mejor para sus hijos e hijas.

Espero que lo disfruten y les sea de utilidad.

" ... Es saludable que veamos el dolor en nuestras almas, que nos sintamos mal cuando otros violan nuestra dignidad, que admitamos qué tan desesperadamente deseamos sentirnos amados y aceptados tal y como somos. Pero en medio de todo esto, necesitamos recordar que el punto del cristianismo no somos nosotros, sino Dios que cuida de nosotros.

Nuestra hambre no obliga a Dios. Él no es el mesero que, cuando lo llamamos, corre desde la cocina del cielo cargando bandejas de comida para llenar nuestros estómagos vacíos. Con su sangre, Cristo compró un pueblo para Dios y los hizo sacerdotes para que le sirvan (Ap. 5.9-10). Existimos para Él, y no al contrario.

Pero al postrarnos delante de Dios, viviendo para su placer en vez de vivir para el nuestro, no nos reduce a esclavos cuyos sentimientos personales no importan. A Dios le importan nuestras heridas. Quiere que disfrutemos nuestra nueva identidad como hombres y mujeres únicos y valiosos, y que tenemos algo importante con lo que podemos contribuir. Cómo nos sentimos, cómo hemos sido tratados, lo que hacemos, por qué lo hacemos - todo en nuestra vida es importante. Somos actores valiosos en el drama cósmico que Él dirige, y nos malo que nos preocupemos por la forma en la que lo estamos haciendo.

Pero Dios es más importante. Nos invita a entrar en una relación bajo sus propias condiciones. Nos invita a que nos unamos a Él para alcanzar ese gran propósito: expulsar el mal y traer todas las cosas a los pues de Cristo. En pocas palabras, Él nos invita a que lo encontremos. Y Él permite que, en el proceso de encontrarlo, nos encontremos con nosotros mismos.

Entonces, debemos hacer más que simplemente estar superficialmente de acuerdo que encontrar a Dios es más importante que resolver nuestros problemas. De alguna manera ese propósito debe alcanzar nuestros corazones como el cáncer se expande a través del cuerpo, destruyendo todo en su camino. Hasta que la realidad de Dios saque con su presencia cualquier otra realidad, hasta que seamos movidos a conocerlo a Él con una pasión que no sentimos en ningún otro lugar, no usaremos los problemas de la vida como algo que nos impulsa a encontrar a Dios. Mientras que nuestra pasión por encontrar a Dios no sea más profunda que cualquier otra pasión, arreglaremos la vida de acuerdo a nuestro gusto, no al de Dios.

Estas verdades no son académicas para mi. Dios ha traído misericordia severa en mi vida para profundizar mi conciencia de cuánto necesito buscarlo... "
(19-20)


Espero que podamos reconocer qué es lo que nos lastima, qué nos hace sentir vacíos, qué nos frustra. Recordemos que Jesús mismo "Aunque era Hijo, mediante el sufrimiento aprendió a obedecer" (Heb 5.8). Y que podamos acercarnos a nuestro Padre pidiéndole que a través de estas circunstancias nos permita conocerlo mejor y más íntimamente.

GB

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