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enero 27, 2010

Todo lo que hago


Saludos,

Para continuar con el tono de oración y de meditación de la semana pasada, esta semana la cita es de Nicholas Herman (1611-1691), un francés que tomó los hábitos en 1666 y que llegaría a ser conocido como el Hermano Lorenzo. Sirvió en la cocina del monasterio. El Hermano Lorenzo no creía que había trabajos triviales y emprendía con gusto cualquier labor, llamándose a sí mismo el siervo de los siervos de Dios. Su secreto es que combinaba su trabajo con oración permanente.

Nunca recibió una educación formal y sin embargo dejó uno de los escritos más bellos y sencillos que explican el gozo de vivir en la presencia de Dios. El título de su obra es La práctica de la Presencia de Dios. La cita viene en un libro editado por Richard J. Foster y James Bryan Smith tulado Devotional Classics (Devocionales Clásicos). Espero que lo disfruten.

"He encontrado en muchos libros muchas formas diferentes de ir a Dios y muchas diferentes prácticas para vivir la vida espiritual. Noté que esto me confundía, ya que lo único que quería era llegar a ser completamente de Dios.

Así que decidí entregar mi todo al todo de Dios. Después de haberme entregado totalmente a Dios para que removiera mi pecado, renuncié, por el amor a Dios, a todo lo que no fuera de Dios y comencé a vivir como si no hubiera nadie más que Dios y yo en el mundo.

Algunas veces me imaginé de pié, como un pobre criminal a los pies del juez. Otras veces lo vi en mi corazón como mi Padre y mi Dios. Lo adoré tan frecuentemente como pude, manteniendo mi mente en su santa presencia y llevándola de nuevo a Dios tan frecuentemente como me daba cuenta que había divagado de Él."

Continúa diciendo:

"Encontré grandes dolores en este ejercicio. Aún así continué en medio de todas las dificultades que ocurrían, tratando de no preocuparme o enojarme cuando mi mente había divagado involuntariamente. Me dediqué totalmente a esto durante el día entero y mis horas designadas para la oración.

Todo el tiempo, cada hora, cada minuto, aún en mis momentos más ocupados, removí de mi mente todo lo que fuera capaz de interrumpir mi pensamiento de Dios.

Esta ha sido mi práctica desde los primeros días que entré a la religión. Aunque lo he hecho imperfectamente, he encontrado grandes ventajas en esta práctica. Estoy consciente, de que todas estas ventajas deben ser atribuidas a la misericordia y la bondad de Dios, porque no podemos hacer nada sin Él - ¡especialmente yo!"

Es probable que al terminar de leer esta selección uno piense que el autor es algo arrogante. Creo que no es acertado, ya que el autor comienza explicando que lo escribe solo porque se le ha pedido formalmente que explicara cómo es que lograba ese gozo de estar en presencia de Dios. Y agrega, "... representa una gran dificultad el ser obligado a compartir esto contigo, y lo comparto sabiendo que estás de acuerdo en no mostrar esta carta a nadie." ¡Gracias a Dios que de alguna forma llegó a ser publicada!


Vivimos en una sociedad que valora la distracción: cine, juegos, deportes, música. También estamos llenos de actividades de trabajo, escuela, clubes y hasta en la iglesia. Personalmente me hace ver lo poco que a veces pienso en Dios y qué tan frecuentemente todo lo que hago o digo olvido hacerlo para agradar a Dios.

GB


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