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junio 02, 2009

Fuego


Con frecuencia los cristianos somos acusados de ser intelectualmente superficiales.  Dicen que Galileo fue obligado por la iglesia a negar un gran descubrimiento: que el sol, y no la tierra, es el centro del sistema planetario.  Es cierto que eso pasó, pero no es toda la historia.  La idea popular es que uno no puede ser cristiano y racional.  Que hay que ser tontos o negar el conocimiento científico. Sin embargo han habido y hay una buena cantidad de científicos, filósofos y académicos que nos muestran que lo razonable y Dios no están peleados ni son dos esferas separadas, cada una tratando su propio tema.  
Blaise Pascal - famoso matemático, físico y filósofo francés - tuvo una vez un encuentro personal con Dios.  Este encuentro lo cambió permanentemente.  Pascal escribió su experiencia y nunca quiso olvidarla. Así que la cosió en la parte interior de su saco y cada vez que cambió de saco, la descosió del viejo y la cosió en el nuevo, para poder leerlo con frecuencia.  (Recordemos que en su época no es como ahora que tenemos una gran variedad de prendas de vestir). Así, que esta semana la cita no viene de ningún libro, sino de la solapa de un saco.

El año de gracia 1654,

De cerca de las 10:30 de la noche y hasta cerca de la media noche...

FUEGO

DIOS de Abraham, DIOS de Isaac, DIOS de Jacob no de los filósofos y de los estudiados.
Certeza.  Certeza.  Sentimiento.  Gozo.  Paz.
DIOS de Jesús Cristo.  Mi Dios y tu Dios. Tu Dios será mi Dios.
Olvido del mundo y de todas las cosas, excepto de DIOS. 
El sólo puede ser encontrado por los caminos que el Evangelio enseña.
Grandeza del alma humana.  

Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero todos te hemos conocido.
Gozo, gozo, gozo, lágrimas de gozo. 
Me he separado de él:  Ellos me han olvidado, la fuente de agua viva.
Mi Dios, ¿me abandonarás?  No me dejes que esté apartado por siempre. 
Esta es vida eterna, el que ellos te conozcan, el único Dios, y al único que tú enviaste, Jesús Cristo.

Jesús Cristo.  Jesús Cristo.  Lo dejé; huí de él, renuncié, lo crucifiqué.
Nunca dejes que me separe de él.  Él sólo es mantenido seguro por los medios que el Evangelio enseña:  Renuncia, dulce y  total.  Completa sumisión a Jesús Cristo y a mi director.
Eternamente en gozo por la tarea de un día en la tierra.
Que no olvide tus palabras.  Amén.


Sus palabras siempre me han impactado, desde la primera vez que las leí.  Su pasión por Dios y su brillantez.  Espero que cada uno de nosotros podamos sentir esta pasión por Dios y que no descuidemos las verdades que existen en la creación.  Que al mismo tiempo, podamos experimentar este fuego, que cambió la vida de Pascal para siempre. 

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