Rob Lilwall se convirtió en uno de mis autores favoritos, porque además de ser cristiano, escribe de sus viajes de aventura; el primero, Pedaleando a casa desde Siberia (del cual ya escribí una cita), que antes estaba en Inglaterra, y el de hoy, Walking Home from Mongolia (Caminando a casa desde Mongolia). Aquí es apropiado mencionar que, Home, también puede traducirse como hogar, del cual hablará al final de esta cita.
Rob, camina alrededor de 5,000 kms con su amigo
Leon McCarron, atravesando el desierto de Gobi en China durante el invierno, acampando y caminando con temperaturas de 20°C bajo cero. Terminan en Hong Kong, que ahora es hogar de Rob y Christine, en medio de un clima tropical húmedo. Rob y Leon hacen este extraordinario viaje, acampando, quedándose en casas de personas que encuentran en el camino, hoteles, etc. Christine, esposa de Rob, y a quien conoció en si viaje en bicicleta, coordina la logística desde casa, pero la distancia es un factor que dificulta las cosas.
El libro está dirigido a todo el público, es decir, no es para un público cristiano, por lo que su lenguaje no está saturado de "jerga" cristiana, pero el final refleja que su forma de vida es la de una persona que ha nacido de nuevo. Espero que lo disfruten.
De vuelta a mi vida sedentaria, comencé a trabajar
nuevamente para Viva y a escribir este libro. Iba a correr a los cerros de Hong Kong para mantenerme en forma. El metatarso de mi pie derecho continuó doliéndome, especialmente cuando olvidaba estirar mis pantorrillas. Quizá en realidad caminé a través de China con un pie fracturado, aunque sospecho que, para ahora, ha sanado lo suficiente para no ser captado por los rayos-X.
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Después, al otro día, mientras escribía, pensé que escuché
un susurro suave: 'Rob, tengo suficientes aventuras para ti aquí, Rob.' De hecho, hay aventuras aquí. La aventura de trabajar para una organización caritativa en la cual creo apasionadamente, y en la que tengo el privilegio de participar. La aventura de profundizar mi amistad y mi matrimonio con Christine.
Algunas veces, en la caminata, me preguntaba si el poema de Tennyson que Leon y yo tratamos de memorizar - acerca de Ulises, quien pasó tanto tiempo en su odisea, tratando de volver a su hogar en Ítaca. Conocía la teoría de Joseph Cambell acerca del viaje del héroe: que, en muchas de las grandes historias universales, el protagonista renuente se encuentra alejado de su hogar y tiene que atravesar toda clase de problemas para volver a casa. Como Dorothy, tratando de volver de Oz, Frodo y Sam queriendo volver a la Comarca, Luke Skywalker tratando de descubrir su destino.
Todo esto me ha hecho pensar qué es lo que 'hogar' realmente significa. Para mucha gente 'hogar' es el lugar en donde crecen, una vez pregunté lo que pensaban a un grupo de adolescentes, uno de ellos dijo, 'Es donde están mis cosas.' Durante la caminata, tuve muchos hogares temporales: en planicies desérticas, en ludians, como huésped en casas de otras personas. Y, por supuesto, para mí, siempre estaba el objetivo final de mi departamento - el lugar donde vivía. Pero, ¿es eso realmente mi hogar?
Recientemente, escuche a un grupo de personas sabias debatiendo cómo se veía el 'florecimiento humano'. Una de las conclusiones fue que el florecimiento humano es lo que pasa cuando sabemos que somos amados incondicionalmente. Me parece que, ese lugar en donde somos incondicionalmente amados, y como consecuencia, podemos florecer, es el hogar. He sido bendecido de haber crecido en un hogar así.
Pertenezco a una fe, en la que el centro está la
afirmación de que soy completamente amado y esto me llama a vivir valientemente como un peregrino. En este peregrinar de la vida habrá ocasiones en las que caigo. Pero, en lugar de rendirme o amargarme, debo levantarme y seguir caminando y rechazar la idea de que la vida se trata únicamente de ganar. En lugar de eso, debo mantener un corazón suave que, a pesar de las pruebas y tribulaciones, esté dispuesto a amar.
He sido bendecido al haber encontrado a Christine, alguien que está comprometida a amarme. Juntos somos peregrinos. Aun así, todo el tiempo, cuando estoy con ella, estoy en mi hogar.
Fuente de misericordia, llama a quien huye de ti.
Acerca a quien intenta escapar.
Levanta a quien ha caído.
Apoya a quien está de pié.
Guía al que está peregrinando.
Tomás de Aquino
pp. 187-189
Rob tiene razón, al final de cuentas somos peregrinos que caminamos a nuestro verdadero hogar, con nuestro Padre celestial que nos ama incondicionalmente.
Algunos de nosotros también hemos formado hogares en esta tierra y, aunque no son permanentes, también somos responsables de que sean un reflejo - imperfecto, sí, pero honesto - de nuestro glorioso hogar celestial. Peregrinemos alegre y valientemente, mostrando amor, valor, aceptación; peregrinemos y llevemos el fruto del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza (Ga 5:22-23).
Peregrinando
Guillermo Bernáldez Flores