Buen día,
esta es la última presentación de la serie de Peter Kreeft, "Fe, Esperanza y Amor", que se encuentra en su libro Back to Virtue (Volviendo a la virtud).
Ya que es un texto un poco extenso y que ya conocemos de quién se trata (sólo es necesario ver los dos blogs previos), dejaré que el autor nos hable del amor que Pablo habla en su primera carta a los corintios (1Co 13). Espero que lo disfruten.
Ahora viene la cosa más grande en el mundo, amor, Agapē es a lo que se refiere, por supuesto - el nuevo tipo de amor, específico y radical, que el mundo simplemente no ha visto antes de Cristo - un amor no natural ni humano. Agapē no es storgē, "afecto", el amor que las madres tienen naturalmente por sus bebés, el amor que tienen los amos por sus mascotas, el que tienen las personas por su tierra natal. No es "gustar". Tampoco es eros, "deseo" sexual o de otro tipo, porque procede de una necesidad y de un vacío, mientas que agapē procede de una llenura. Ni siquiera es philia, "amistad", el más elevado de los amores humanos, el amor venerado por los antiguos y olvidado por los modernos.
No, agapē es el amor que creó el universo y envió a Jesús al infierno de la cruz para salvarnos a nosotros, los rebeldes, el amor que besó a Judas el traidor, sufrió los golpes y las burlas de los soldados, y oró, "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen." ¿Se había visto un amor como éste antes de Cristo? ¿Podría alguna vez confundirse ese amor con un amor ordinario, natural y asequible a los humanos?
Es cierto que los Beatles dijeron que "todo lo que necesitas es amor" (all you need is love). Pero esto deja dos preguntas cruciales sin contestar: ¿Qué tipo de amor? y, aún más importante, ¿cómo se obtiene?
Necesitamos gracia. Necesitamos a Dios. Necesitamos ser amados a pesar de nuestro pecado. Esto es infinitamente más de lo que la psicología secular dice, que necesitamos toques humanos positivos, que estamos bien. No estamos bien, y lo sabemos aún, aunque lo repitamos un millón de veces. La mentira más atractiva con la que el Diablo nos ha enganchado es que el pecado es una superstición, que intrínsecamente somos buenos. El cristianismo modernizado, en sus desesperados intentos por ser aceptado por el mundo, se compromete con las malas noticias del pecado y así trivializa las buenas noticias de la salvación. Esta cristiandad modernizada nunca recibirá lo que quiere, la aceptación del mundo. Aunque se mofe de nosotros por nuestro "puritanismo", nos envidia porque decimos la verdad, que ellos saben que han encubierto. Al paciente le gusta escuchar al amable doctor decir que todo está bien, que no tiene algo serio, pero el paciente sabe que los dos se están engañando. En los Estados Unidos, a las personas que están muriendo, normalmente les dicen que todo va a "estar perfectamente bien", y ellos siguen el juego para evitar que la familia el dolor y la honestidad que no pueden tolerar, así los dos se enfrascan en una conspiración de mentiras. Lo mismo es cierto con respecto a la enfermedad más grave del espíritu cuando nos permitimos en la conspiración de mentiras que "todo va a estar bien". Esa es la canción que la gente entona en su camino al infierno.
Necesitamos el amor de Dios, no sólo el de los hombres. El amor de los hombres es voluble. La mitad de nuestros matrimonios son mentiras y traiciones, promesas rotas, compromisos de fidelidad despreciados, votos santos sacrificados en el altar del dios del "Tengo que ser y Los yo mismo." Los vínculos familiares se rompen, "Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá en sus brazos." (Sal 27:10).
Agapē necesita ser supernatural porque sólo Dios no tiene necesidades. El amor humano no es suficiente porque está mezclado, siempre fluyendo parcialmente de necesidad, de vacío. No podemos construir en una cimentación que tiene agujeros; y nosotros somos vacío; somos necesidad; somos un niño pequeño llorando en la noche.
Si quieres saber es agapē, mira a Cristo muriendo en la cruz por nosotros. Esa es la mejor definición de amor en el mundo, San Bernardo de Clarivaux dijo que cada vez que ve un crucifijo, veía las cinco heridas de Cristo mientras sus labios dicen, "Te amo."
Agapē no es únicamente sentir lástima, sentir compasión. Escuchamos mucho acerca de compasión en estos días, pero la compasión no es suficiente. Un hindú o un budista practican la compasión (karma), pero deja al herido en la calle para cumplir su karma. Él no quiere interferir con su karma. Él no quiere entrometerse. Agapē es entrometido; activo, demandante y revolucionario. No es un sentimiento; es acción. Porque esa es la naturaleza de Dios, quien es acción y no sentimiento. Los sentimientos son pasivos, pasividades, pasiones, empujadas por el viento, el clima, la digestión, la heredad, el ambiente, o lo que sea. Dios no puede ser empujado. Dios no tiene pasiones, Dios es actividad infinita. Su amor es como el sol, como un millón de soles ardiendo.
Las tres virtudes teológicas son una sola planta. La fe está en la raíz. La esperanza es el tallo, el impulsor de la vida. El amor es el fruto. La planta es la vida de Dios en nosotros. Esto es la "única cosa necesaria". La vida nos ofrece una sola falla: errar en esto es perder a Dios. La fe, la esperanza y la caridad son las manos que reciben a Dios."
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El amor de Dios es inmensurable y quiere que nosotros, como sus hijos, lo reflejemos al mundo. Un amor activo y comprometido con el prójimo que es en donde se hace evidente el amor que tenemos a Dios, porque Si alguien afirma: "Yo amo a Dios, pero odia a su hermano, es un mentiroso; pues el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha visto". (1Jn 4:20).
En el amor del Padre
Guillermo Bernáldez F.