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marzo 02, 2016

Oración y Metáforas


     Buen día, 

sin duda Eugene Peterson es una de las voces con más influencia en el cristianismo, particularmente en lo referente a una vida devocional y de oración.  Su libro Answering God (Contestando a Dios), cuyo subtítulo es Los Salmos como una herramienta para orar, ha sido un libro que me ha desafiado en gran manera.  Obviamente en lo que se refiere a la oración.  

     La sección que presento es del capítulo en el que Peterson habla del uso de la metáfora.  El diccionario de la Lengua Española lo define así: "Traslación del sentido recto de 
una voz a otro figurado en virtud de una 
comparación tácitacomo en las perlas 
del rocíola primavera de la vida o 
refrenar las pasiones."

    Esto lo hace porque los salmistas se refieren a Dios de esta forma con frecuencia.  Lo he intentado y, aunque parezca sencillo, me es difícil.  Se los presento con la esperanza que los ayude en su vida de oración.

     "Es importante que, mientras los salmistas llamaron roca a Dios, nunca colocaron una roca y la llamaron Dios.  Ellos llamaron pastor a Dios, pero nunca encontraron un pastor apuesto ni hicieron una estatua para preservar la forma de Dios.  Ellos llamaron escudo a Dios, pero nunca embellecieron uno con piedras preciosas, lo colgaron en un lugar sagrado y lo adoraron.  Los hebreos, que vigorosamente insistieron en la santidad de la materia y en la divinidad de la creación - ¡que la tierra misma era sagrada! - insistían, también que Dios no rea materia y que no podía ser representado por la materia, ni siquiera por materiales preciosos como plata y oro.  Ellos sabían, por los mandamientos y por la práctica de la oración, la diferencia entre un ídolo y una metáfora.  Un ídolo reduce y encierra; una metáfora expande y conecta.  Un ídolo comienza con un misterio y lo moldea en algo que puede ser medido; una metáfora comienza con algo común y deja que se expanda en algo de gloria inmesurable. Un ídolo acumula divinidad en su masa - algunas veces una masa elegantemente ejecutado, pero masa finalmente - que puede ser controlada; una metáfora coloca materialidad al lenguaje - el momento en que la palabra es dicha ya no está en control, sino que está sujeta a la dinámica de la espontaneidad de la conversación en la que el Dios vivo es nuestro compañero. 

     Los Salmos que nos enseñan a orar por medio de la metáfora, usando la experiencia de los sentidos para desarrollar la experiencia de la fe en nosotros, llegar a la llenura de Cristo quien fue verdadera carne y sangre ('lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que hemos contemplado, lo que hemos tocado con las manos,' (1Jn 1:1) lo que vindica la bondad de la creación material.  Jesús, consistente con lo dictado por la metáfora, también era vergonzosamente ordinario - '¿No es éste el hijo de José?' (Lc 4:22); '¿Por qué come su maestro con recaudadores de impuestos y con pecadores?' (Mt 9:11) - y de esta manera dando un portazo contra todo tipo de elitismo espiritual.  Jesús, en la línea de los Salmos, nos enseñó a orar usando metáforas: 'Cuando oren, digan: Padre' (Lc 11:2).


   Las metáforas de los Salmos a través de la encarnación de Cristo se vuelven una vida sacramental, una vida en la que todo, cada cosa y persona media a Dios.  Jesús era el maestro de lo sacramental.  Él usó cualquier cosa que tenía a mano para que nos percatáramos de Dios y después, para que respondamos a Dios.  El momento en que Jesús tomaba algo, era claro que no era algo extraño, sino algo que pertenecía, una pieza de la creación de Dios que era una forma de encontrar a Dios.  Los cántaros de agua en Canaán, el sonido del viento en Jerusalén, las olas del Mar de Galilea, la camilla del paralítico en Betesda, el cadáver de Lázaro.  Cosas.  'No vale la pena intentar ser más espiritual que Dios.  Dios nunca quiso que un hombre fuera únicamente una criatura espiritual.  Esa es la razón por la que usó cosas materiales como el pan y el vino para colocar nueva vida en nosotros.  Es posible que pensemos que esto es muy crudo y no espiritual.  Dios no: Él inventó que comiéramos.  A Él le gusta lo material.  Él la hizo ser.' (C. S. Lewis).

     El Barón Friedrich von Hügel nunca se cansó de decir que el espíritu y los sentidos van de la mano en la oración cristiana.  Cada vez que vemos a los seres creados dentro del mundo y los consideramos simplemente como son y en profundidad, y oramos por lo que vemos, somos llevados por y a través de ellos a Dios, por quien toda criatura existe y por quien cada criatura manifiesta.  Las cosas no pueden ser obviadas.  Son tan esenciales en la oración como los alimentos y un lugar para dormir.  La metáfora en la oración desarrolla la vida sacramental, elimina la ilusión y evasión para que podamos orar experimentando, viendo, oliendo, tocando y respirando la realidad de nuestros días, y entonces amarlos u odiarlos, bendiciéndolos o maldiciéndolos, cualquier cosa que decidamos, pero nunca seremos indiferentes a ello, nunca aislados de ello."
pp. 77-79


     Ciertamente, el libro de los Salmos nos muestra cómo podemos dirigirnos a Dios, como lo hacía el pueblo de Dios.  Lo hicieron en diferentes circunstancias: exilio, guerra, persecución, opresión, victoria, etc.  

     Orar a Dios es más que agradecer y pedir.  No dejemos de pensar en esto y que nos ayude a desarrollar una vida de oración - una vida de conversación con el Creador de todo lo que existe.


Guillermo Bernáldez


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