Buen día,
el pensamiento para esta semana lo encontré en un libro que me sorprendió porque no esperaba algo así en él. Conozco a su autor, Rob Lilwall, porque es un aventurero y conferencista motivacional. De hecho este libro es la historia de un viaje que hizo desde Siberia hasta Inglaterra en bicicleta, se llama Cycling Home from Siberia (Pedaleando a casa desde Siberia). No habla mucho de su fe, pero uno encuentra que es parte de su vida, aún de aventurero.
Antes de esta cita, Rob cuenta, que él y su amigo Alistair Humphreys - quien ya ha pedaleado parte de Europa, África y América - están a punto de terminar de pedalear por Siberia cuando un par de individuos lo asaltan y le roban una buena cantidad de dinero.
Rob describe, de manera muy honesta, qué tan difícil es perdonar, y cita a C. S. Lewis quien dijo "Todos dicen que perdonar es una idea hermosa, hasta que ellos tienen algo que perdonar". Y es cierto. Perdonar es un llamado de Jesús, y como la mayoría de sus llamados, no es fácil - al menos si se hace desde lo profundo y no únicamente de labios para afuera. Que lo disfruten.
"Después de eso, nos quedamos callados, y nos sentamos frente a la televisión, perdidos en nuestros pensamientos. Comencé a orar. Traté de esta agradecido de que ninguno de los dos habíamos salidos lastimados y de que los ladrones sólo se habían llevado el dinero. Ellos pudieron haberse llevado todo. Pudieron habernos matado. Habíamos sido afortunados. Pero la cara burlona del ladrón más alto seguía apareciendo en mi mente. Parecía que se sentía tan contento consigo mismo, tan feo. ¿Qué derecho tenía de robar mi dinero, especialmente después de habernos expuesto a situaciones tan agotadoras? La amargura se encendió dentro de mí, y me forcé a orar para que Dios me ayudara a perdonarlos.
La imagen del hombre alto aparecía frente a mis ojos nuevamente, y yo quería maldecirlo. Me imaginé luchando, al estilo James Bond, por la pistola que sostenía el hombre más pequeño, lanzándolo al piso. Pero cuando me encontré en esta fantasía adolescente, recordé que el perdón es una opción y, nuevamente, intenté orar por ellos. Pero el enojo surgía una y otra vez. Era como si estuviera luchando contra mí mismo.
Después de un rato de lucha, respiré profundamente y dejé atrás el odio. Creí, otra vez, que a pesar de que habían sucedido algunas cosas malas, y que algunas cosas malas seguirían sucediendo, Dios estaba con nosotros. Él nos continuaba cuidando. Él entendía. Dios podía entender mis intentos de olvidar a nuestros ladrones. Ese pensamiento me dio mucho ánimo. La noche se acercaba y me quedé dormido, todavía perturbado, pero menos confundido que antes."
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El tema del perdón es complejo. No se trata de decir las palabras y esperar que éstas tengan un efecto positivo. Tampoco se trata de aparentar que no hay problemas. Se trata de algo profundo con lo que se tiene que luchar contra el ego de uno mismo - contra un ego que ha sido lastimado - y eso es doloroso y difícil. Y no es por eso que lo publico, ya lo había escogido desde que lo leí la semana pasada.
Si estás en una situación así, sé honesto y pide la ayuda divina. No es fácil, esta semana, he sido confrontado con esta realidad, y me conforta saber que Dios sigue estando con nosotros, dándonos fortaleza para seguir adelante.
En el amor de Dios, que nos perdona y nos ayuda a perdonar,
Guillermo Bernáldez
Saludos nuevamente. Pido disculpas por haberme retirado de este espacio por tanto tiempo y de forma tan intempestiva. Lo retomo con el compromiso de hacerlo cuando menos un par de veces por mes. Espero su comprensión.
El pensamiento de esta semana lo encontré en un libro que se llama Generation EX-Christian (Generación ex-cristiana). Es un libro bastante interesante ya que nos presenta con la cruda realidad que enfrentan muchas iglesias: la ausencia de jóvenes que están en la universidad o que han egresado de ella recientemente en las congregaciones. Drew Dyck hace un buen trabajo en desarrollar perfiles de jóvenes que abandonan la iglesia, y me parece importante que estemos conscientes de que no todos lo hacen por las mismas razones. Lo cual nos lleva a que el acercamiento a cada uno debe ser diferente.
En fin, creo que es un llamado a ser fieles al evangelio. Espero que lo disfruten y los desafíe.
"En la década de 1980 el pensamiento del mundo de los negocios tomó a la iglesia por sorpresa, cambiando la forma en la que muchas congregaciones en Estados Unidos [y posteriormente en otros países] desarrollaban su ministerio. Quizá no hubo un lugar en donde el impacto se sintiera más profundamente que en los programas de jóvenes. En lugar de dar énfasis al discipulado, el enfoque pasó a atraer un gran número de chicos y mantenerlos entretenidos. Estos no son necesariamente dos objetivos malos, pero dieron como resultado algunas consecuencias desagradables que no se buscaban. Hoy, muchos ministerios juveniles están exentos de cualquier tipo de compromiso espiritual. Algunos se han visto reducidos a fiestas con videojuegos violentos para atraer a jóvenes para que entraran por las puertas de la iglesia los viernes por la noche [para artículo en inglés pulsa aquí]. Ed Stetzer, investigador de la iglesia, describe que la mayoría de los grupos de jóvenes como 'lugares de reunión con pizza.' Recientemente le pedía Josh Riebock, autor de mY Generation, [el autor juega con el título para referirse a la generación Y] que me ayudara a resolver lo que es un acertijo para mí: ¿Por qué hay tantos jóvenes, que eran activos en sus grupos juveniles, que están abandonando la fe cuando terminan la preparatoria? Él dijo 'Seamos honestos, ellos pueden hacer cosas más divertidas en la universidad, en lugar de comer pizza.'
Mientras alimentábamos el fuego de la diversión en los grupos juveniles, diluíamos el evangelio. Muchos han adoptado esa mentalidad, pero sólo ha logrado hacer que el evangelio sea aburrido. Recuerdo, con horror, haber escuchado a un orador aburrido de un grupo juvenil mientras él hablaba en un salón lleno de estudiantes de preparatoria. 'Ser cristiano no es difícil', dijo. No van a tener que cambiar las cosas. No van a perder a sus amigos. Su vida seguirá siendo la misma, sólo que mejor.' Quizá hubiera olvidado sus palabras, si no hubiera sido que sus palabras eran lo contrario a las propias palabras de Jesús advirtiendo de las dificultades que enfrentarían sus seguidores.
Afortunadamente los jóvenes ni siquiera estaban poniendo atención. ¿Por qué habríande hacerlo? Me pregunté. ¿A quién le importa un evangelio que no implica ninguna aventura ni sacrificio ni riesgo? El mensaje era reforzado por la estación cristiana de radio local, que repetidamente prometía 'segura, fácil de escuchar, canciones sin letras ofensivas.' Nuevamente, no pude evitar notar el contraste tan marcado del comercial y las palabras de advertencia de Jesús acerca de lo ofensivo de su mensaje, o de la queja de sus discípulos, 'Es una enseñanza dura ¿quién podrá seguirla? [Jn 6:60]
Esto me lleva a un punto importante acerca de la moral de los rebeldes. Debajo de su tendencia a un comportamiento rebelde, yace una sed por la aventura, por un propósito. Con frecuencia ellos son el tipo de personas con el irresponsable deseo de vivir la vida al máximo, aunque esto implique riesgos. Desafortunadamente, cuando les presentamos un evangelio desmembrado, al cual no vale la pena tenerle devoción, ellos buscan satisfacer sus deseos de otras formas.
Es un desarrollo trágico. A Jim Rayburn, fundador de Young Life, gustaba decir, 'Es un pecado aburrir a los adolescentes con el evangelio.' Esa mentalidad ha llevado a la insensibilidad del entretenimiento y resultado en un evangelio aburrido. Por alguna razón pensamos que podíamos diluir el mensaje para los jóvenes y hacerlo más digerible para ellos, pero resulta que ellos se están ahogando con nuestras invenciones. Ellos no quieren slogans lindos y paz. Ellos no quieren pizza y juegos de vídeo. Ellos quieren revolución y dinamismo. Ellos quieren la verdad al descubierto. Ellos quieren una causa por la cual vivir y también morir. En otras palabras, ellos quieren el evangelio. Cuando presentamos ese evangelio, con todas sus elevadas demandas e implicaciones radicales, estaremos hablando el lenguaje que los rebeldes morales quieren escuchar."
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El evangelio fácil se puede escuchar por todos lados, pero no es evangelio; es un engaño. Y me temo que, desafortunadamente, no se limita a los ministerios juveniles sino que, desafortunadamente, se ha extendido a la iglesia en general. Si compartes el evangelio - desde un púlpito o en una mesa con un amigo - eres responsable de hacerlo conforme a lo que está escrito y no conforme a lo que una sociedad cree que desea.
Es preciso mencionar, y recalcar, que tampoco se trata de colocar demandas, reglamentos o comportamientos que no están de acuerdo a principios bíblicos. Se trata, al final, de reconocer qué es lo que Dios pide de sus seguidores.
El evangelio demanda de nosotros, y demanda mucho. Pero la recompensa es mucho más excelente de lo que podemos imaginar. El evangelio demanda de nosotros una vida que vale la pena vivir. ¿Estás dispuesto a hacerlo? Espero que sí.
Guillermo Bernáldez