Buen día,
el pensamiento de hoy es de uno de mis autores favoritos, Donald Miller de su libro Tal como el Jazz. En él, Miller habla de varias formas en las que la iglesia se ha conformado a los modelos culturales. Es cierto que la iglesia debe entrar en conversación y responder a las necesidades y preguntas que se hacen las personas incrustadas en su tiempo y su cultura y para eso debe entender y hablar su idioma. Pero eso no implica necesariamente la aceptación acrítica de todo lo que la cultura proponga.
Sin duda alguna, nuestra cultura occidental hace un gran énfasis en el valor del individuo. Esto en sí mismo no es un problema, sin embargo lo hemos llevado a extremos que no son saludables. Nos aislamos porque tenemos miedo: miedo a ser vulnerables, aunque la verdad sea dicha, también tenemos miedo a la soledad. Es por eso que nuestras interacciones son muchas veces limitadas y superficiales. Zygmunt Bauman describe esta modalidad de amistad como amistad de bolsillo, en la que uno puede hacer uso de las personas cuando las necesite, pero cuando no sentimos que son necesarias, las apagamos y las volvemos a guardar.
Miller habla de un mal que aqueja a gran parte de la sociedad actual: el ensimismamiento. El pensar que todo gira al rededor de uno, el dejarse llevar por el pensamiento de "si te hace feliz, hazlo"; pensar que los demás, son meros accidentes en la vida de cada uno.
Me he tomado la libertad de invertir el orden en que las citas aparecen en el libro, para que se tenga más lógica este pensamiento, y con esto no quiero decir que lo que ha hecho Miller está mal hecho ya que el libro tiene su propia lógica - y es muy buena. Espero que lo disfruten.
"Todos ellos me caían muy bien, pero en ocasiones teníamos dificultades. Yo era un recluso empedernido antes de irme a vivir con ellos en Greenland. Cuando uno vive por cuenta propia muchos años, empieza a creer que todo el espacio disponible es el espacio de uno y que todo el tiempo está a disposición de uno.
Como en la película About a Boy (Un Niño Grande - en España o Un Gran Chico en América latina) donde Nick Hornsby, en el personaje interpretado por Hugh Grant, cree que la vida es una obra teatral sobre él, que todos los demás personajes son simples papeles secundarios en una historia que se centra en él. Así era como se sentía mi vida antes. La vida era una historia acerca de mí porque yo salía en todas las escenas. De hecho, yo era el único que salía en todas las escenas. Yo estaba dondequiera que fuese. Si alguien entraba a escena conmigo, yo me frustraba porque era una interrupción del tema central de la obra, a saber, mi comodidad o mi gloria. En algunas ocasiones yo hacía las escenas con otras personas, en forma de diálogo, y ellos tendrían su turno para decir sus líneas, a lo cual yo respondía con mis líneas. No obstante, la gran película que empezaba con Adán y terminaba con el Anticristo, era acerca de mí. Esto es algo que jamás te habría dicho en aquel entonces, pero asi es como yo vivía."
(196-197)
Sin embargo, Dios nos ha creado para tener comunión con Él y con las otras personas ha creado, en especial con aquellos que formamos la familia de Jesús. El lenguaje de comunidad, pueblo, familia, cuerpo es común en la Biblia. Si bien es bueno retirarse de vez en cuando para meditar y ponderar, es en comunión con los demás la forma en que Dios ha elegido que vivamos. La idea de iglesia es precisamente eso: un grupo de personas, ¡no es el edificio!
"La soledad es algo que nos sucede, pero creo que es algo de lo cual podemos sarlirnos. Creo que una persona solitaria debería involucrarse en la vida comunitaria, abandonarse por completo a una comunidad, volverse humilde con sus amigos, iniciar una comunidad, enseñar a las personas a cuidarse entre sí, a amarse unos a otros. Jesús no quiere que flotemos por el espacio ni que vegetemos frente a nuestros televisores. Jesús quiere que interactuemos con los demás, que comamos juntos, que riamos juntos, que oremos juntos. La soledad es algo que vino con la caída.
Si amar a otras personas es un pedacito del cielo, ciertamente el aislamiento es una muestra del infierno, y en esa medida, aquí en la tierra, nosotros somos quienes decidimos en qué estado preferimos vivir."
(188)
Somos hijos e hijas de Dios. Vamos a pasar la eternidad juntos con nuestro Padre. Jesús oró por la unidad de su iglesia, pero no por una unión simplista, sino perfecta y una de las razones es para que los incrédulos crean. Al vivir y ser comunidad que Dios quiere, somos parte de la respuesta a la oración de Jesús y al mismo tiempo hacemos una labor de evangelismo. También cumplimos el mandato de amar a Dios por sobre todas las cosas y a las personas como a nosotros mismos.
Que las denominaciones no nos separen. Recordemos que en lo esencial, unidad; en lo no esencial, libertad; y sobre todas las cosas, amor. Que la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, cuide nuestros corazones y nuestros pensamientos en Cristo Jesús, que por amor se entregó por nosotros.
Guillermo Bernáldez