la mayoría de los cristianos hemos aprendido a definir la oración como "una conversación con Dios." Sin duda, esto es verdad, el problema es que esta definición no se refleja en la práctica. Las oraciones son, en el mejor de los casos, una parte de agradecimientos, un buen preámbulo para poder entrar en la segunda parte de la oración: una larga lista de peticiones. En el peor de los casos, las oraciones se vuelven demandas y exigencias a Dios - como si él estuviera obligado a cumplir cada cosa que pidamos o, como se estila decir, "declaremos".

Eugene Peterson nos hace ver, en su excelente libro "Answering God: the Psalms as Tools for Prayer" (Contestando a Dios: los Salmos como herramientas para orar) fundamentado en que, históricamente, el libro de los Salmos ha sido la escuela de oración de muchas personas y generaciones, puede seguir siendo una base segura para aprender a orar como lo han hecho los grandes héroes de la Biblia y de la iglesia en general. En esta sección nos muestra que la oración está centrada en Dios. Espero que lo disfruten.
Pero los Salmos no fueron orados por personas que estaban tratando de entenderse a ellos mismos. No son el registro de personas que buscaban el significado de la vida. Los Salmos fueron orados por personas por personas que sabían que Dios estaba relacionado con todo alrededor de sus vidas. Dios era el centro, no sus sentimientos. Dios era el tema, no sus almas. Dios era lo esencia, no el significado de la vida. Los sentimientos, las almas y los significados no estaban excluidos - esto se hace evidente - pero no son la razón de las oraciones. Es posible que las experiencias humanas provoquen las oraciones, pero las experiencias no son la condición para que sean oraciones.
(pp. 13-14)
Cuando hago un análisis de mis oraciones, puedo ver qué tanto me he vuelto el centro de ellas: mis necesidades, mis deseos, mi familia y amigos forman una gran parte de ellas. Peterson está en lo correcto, no podemos orar sin la perspectiva de la experiencia humana. Es decir, el factor humano siempre estará presente - ¡ésa es nuestra perspectiva! Pero al hacerlo, no debemos olvidar que Dios forma parte de esa gran perspectiva. Dios es el orquestador de todo lo que pasa en el universo, en nuestras vidas. No sólo eso, Dios promete que todo lo que experimentamos, alegrías y dolores, es para el bien de los que lo amamos (Rm 8:28). Por eso, Dios merece que lo reconozcamos como el único Dios que merece toda la honra y toda la gloria.
Espero que podamos acercarnos a los Salmos y reconocer las formas en las que las personas oran para que aprendamos a orar - hablar con Dios - de una manera más profunda y que esto permita que podamos conocer, y reconocer, mejor a nuestro Padre.
Guillermo Bernáldez Flores.
