el pensamiento de esta semana es de esta semana es de un libro que se llama Back to Virtue (Volviendo a la virtud) de Peter Kreeft. En la contraportada se presenta el libro diciendo, "Hemos reducido todas las virtudes a una: ser agradables. Y medimos a Jesús con nuestros estándares en lugar de medirnos nuestros estándares con los de Él." Es un libro que he encontrado interesante y agradable. Kreeft es in apologeta que trabaja como maestro de filosofía en Boston College, EEUU y en KIng's College en el Reino Unido.
Al principio del capítulo, Kreeft inicia su argumento diciendo "Tu no entras al cielo sólo siendo un poco más justo, sabio, valiente y moderado. Eso no es suficiente, pero es bueno." Poco más adelante continúa, "Si nosotros estuviéramos orquestando el Último Juicio, probablemente haríamos arreglos para que toda la gente agradable entrara al cielo y ninguna de la gente negativa. Probablemente nos sentimos confundidos y hasta un poco resentidos con el plan alternativo de Dios de salvar sólo a aquellos que se acerquen con fe, esperanza y caridad..." Así comienza a desglosar estos tres elementos, fe, esperanza y caridad (amor).
Dado que hablar de los tres es algo largo, pero necesario, esta vez, haré algo que hasta ahora no he hecho; lo voy a presentar en tres publicaciones, una en cada publicación. Espero que sirva de inspiración y ánimo. Comenzaremos con la...
FE
Como san Pablo argumenta en Romanos, desde el principio la fe fue nuestra justificación con Dios. Pablo lo rastreó hasta Abraham (Rm 4), él pudo haberlo rastreado hasta el Edén. La Caída fue, antes que nada, una caída de fe. En primer lugar, Eva creyó a la serpiente cuando le dijo que no moriría si comía del fruto prohibido, en lugar de creer a Dios que le dijo que moriría. Desobedeció únicamente por su falta de fe. Fe o falta de fe es la raíz de la obediencia o de la desobediencia, fe o pecado. El pecado es la falta de fe, infidelidad.
La fe es primero. Pero, ¿qué es? No es una mera creencia, no es mera confianza, aunque incluye a las dos. Creer es algo intelectual... Confiar es algo emocional... La Fe es más. Fluye del corazón, el centro de la persona, la raíz pre-funcional de donde las ramas tanto del intelecto como de la emoción crecen. La fe es la afirmación del yo, el compromiso de la persona.
El objeto de la fe es Dios, no ideas acerca de Dios. Es esencial que sepamos cosas acerca de Dios, pero es más esencial conocer a Dios. Santo Tomás de Aquino, el más racional (no el más racionalista) de los teólogos, insiste en 'el primer objeto del acto de fe no es una proposición, sino una realidad.' Justo como el objeto de la fidelidad moral no es la ley, sino el Dador de la ley (siendo la ley una descripción de fidelidad), así que el objeto de la fe no son las verdades acerca de Dios, pero Dios, que es Verdad. Las verdades acerca de Él en los credos son descripciones de la fe, una definición, una declaración de su estructura. Los credos son como los libros de los contadores, Dios es como el dinero en efectivo.
Aunque la raíz de la fe no es intelectual, su fruto lo es. 'La fe busca entender' fides quaerens intellectum - ese fue el lema operativo de la filosofía cristiana por mil años. 'A menos que creas, no entenderás' - fe primero. Pero 'en tu luz vemos luz' - sigue el entendimiento. Con qué precisión conocían a Dios los santos; ¡qué tan errados estaban todos los genios que no creían!
La fe es más activa que la razón. La fe corre adelante de la razón. La razón reporta, como una cámara. La fe se posiciona, como un ejército. La fe es decir Sí a la propuesta de matrimonio de Dios. La fe es extremadamente simple. Decir cualquier cosa más, lo haría confuso. La mayor parte de lo que se ha escrito acerca de la fe es necesariamente complejo. La palabra sí es la palabra más simple que existe.
73-74
La forma en que Kreeft explica la fe me parece muy acertada. No es simplemente creer ni simplemente confiar, es algo que va más allá, hasta lo más profundo de la persona. Es común ver a personas que expresan su fe con un mero auto-convencimiento y, generalmente, se enfocan en deseos egoístas.
La fe es necesaria para salvación; la fe es necesaria para agradar a Dios con nuestras acciones. La fe es absolutamente necesaria para responder SÍ a la invitación de nuestro Dios. ¿Cuál es tu respuesta? No esperes más, ¡dí sí al Señor!
Confiando en el Todopoderoso
Guillermo Bernáldez Flores