el pensamiento de esta semana es de un libro de Eric Metaxas titulado, Amazing Grace (Sublime Gracia) y subtitulado William Wilberforce y la heroica campaña para terminar con la esclavitud. Y aunque el libro se enfoca en la vida y obra de William Wilberforce, la sección que he seleccionado se centra en la de George Whitefield. La razón es que Whitefield fue una gran influencia en los tíos de William, y ellos a su vez lo fueron con el pequeño - con sus altas y sus bajas - que entonces vivía con ellos.
Esta influencia trans-generacional - que en la Biblia es descrita como la responsabilidad de los padres a sus hijos de generación en generación - fue la que en esta historia va a dar como resultado la vida de un hombre que se alejaría de un mundo de corrupción y placeres, para entregarse desde su posición política a buscar una sociedad más justa y libre. Wilberforce sería el personaje central en la erradicación del tráfico de esclavos y posteriormente en la abolición de la esclavitud. Fue el primero a nivel mundial. Antes de eso la esclavitud era una práctica común y se veía como algo natural que no debía cuestionarse. Así es como la fidelidad tanto del predicador, como de sus familiares, fueron herramientas que Dios utilizó en la extensión de su reino. Que lo disfruten.
"Aunque a [William] Wilberforce no le gustaba su nueva escuela, él pronto llegó a amar a su tía y su tío... sin duda ellos fueron su mayor influencia espiritual."
Metaxas continúa diciendo:
"Aunque los padres de [William] Wilberforce no lo sabían, el tío y la tía de Wilberforce estaban en el epicentro de un renacimiento espiritual en Inglaterra en esos días. Ellos eran amigos cercanos de una de las grandes figuras del siglo XVIII, George Whitefield - la fuerza humana central detrás del gran terremoto social conocido como el Gran Despertar [Great Awakening], que transformara no solamente a Inglaterra, sino a las trece colonias del otro lado del Atlántico [lo que llegarían a ser los Estados Unidos de Norteamérica]. También eran amigos muy cercanos a John Newton, otro gran personaje que el mundo conoce ahora como el ex-capitán de un barco en el que traficaba esclavos y que escribiera el himno 'Sublime Gracia'...
Vale la pena detenernos en Whitefield y el estado de la fe cristiana en Inglaterra a mediados del siglo XVIII. Inglaterra había dado la espalda decididamente a cualquier expresión de lo que podríamos llamar cualquier creencia cristiana seria desde el tiempo de los puritanos y las guerras de las religiones del siglo anterior. Esto los había llevado a muchas divisiones y violencia, la religión [el cristianismo] estaba en plena retirada. Las iglesias de mediados del siglo XVIII en Inglaterra habían abandonado todo lo que representaba al cristianismo ortodoxo e histórico, y ahora predicaban un tipo de moralismo tibio que parecía presentar a la civilidad y a la preservación del status quo [la preservación de las cosas como están en el momento] como el summum bonnum [máximo bien]. Comprensiblemente, la gente dejó de ver a las iglesias como el lugar en donde encontrar las respuestas a sus preguntas más profundas, y una niebla de desesperanza y una brutal superstición en el espiritualismo entró en la tierra. Los pobres, como siempre sucede, sufrían lo peor con estos cambios en la atmósfera religiosa en Inglaterra.
Pero tres jóvenes llegaron a la Universidad de Oxford en la década de 1730 y quienes cambiarían las cosas drástica y rápidamente. John Wesley y su hermano Charles eran dos de ellos. Ellos formaron un club llamado el Club Santo, cuyos miembros oraban abierta y fervorosamente. Pronto fueron llamados 'Metodistas' para burlarse de ellos porque los estudiantes pensaban que ellos eran demasiado 'metódicos' en su forma de usar el tiempo. El tercer miembro del trío, George Whitefield, pronto llegó a Oxford y se les unió.
Después de algunos años, sucedió algo sorprendente. Todas las exigentes doctrinas y sus grandes esfuerzos para ser 'santos' y 'morales' se desvanecieron cuando Whitefield se percató de algo que tendría gran impacto. Notó que la Biblia no enseña que debemos esforzarnos más por llegar a ser perfectos y santos, en su lugar debemos abandonarnos a la gracia de Dios. La perfección moral no era la respuesta; Jesús era la respuesta. Jesús había sido perfectamente moral, además no se supone que nosotros debemos salvarnos a nosotros mismos.
... Cuando Whitefield comenzó a predicar esta nueva revelación, la gente venía pronta de lejos y de cerca a escucharlo. Él sólo tenía 22 años entonces. Perturbando la vieja organización teológica de aquella época, Whitefield comenzó a predicar en el campo abierto para que más gente pudiera escucharlo, y multitudes que casi llegaban a 30,000 personas se reunían [si te parece imposible de creer, sigue leyendo].
El fenómeno que George Whitefield representaba, es difícilmente concebible para la mente moderna. Miles de personas fueron cambiadas a lo largo de Inglaterra. Mineros amargados lloraban y cantaban, y las groseras esposas de pescadores saltaban de gozo. Nadie había dicho a estas pobres personas lo que este hombre con voz de trompeta les decía ahora, pero era como si escucharan algo que ellos siempre habían reconocido como verdad pero que habían olvidado. Sus experiencias previas con la religión distaban mucho de ésta... Después de haber revuelto la campiña inglesa y dado esperanza, gozo y significado a la miserable vida de los pobres que venían a escucharlo, Whitefield abordó un barco... a las colonias en Estados Unidos... Whitefield cruzó el Atlántico trece veces durante su vida."
...
"En las colonias en Estados Unidos, Whitefield predicó en los campos desde Maine [norte] hasta Georgia [sur] y con frecuencia hablaba a multitudes de 30,000 personas, también. Tal logro sin el uso de un micrófono nos hace plantearnos muchas dudas... como Benjamin Franklin, siendo un buen escéptico del norte, sospechó que no podía ser cierto. Cuando Whitefield fue a Philadelphia en 1739, Franklin - siempre empiricista - decidió caminar alrededor de la multitud y medirlo por sí mismo. Después de haber completado al gran circuito, Franklin estimó que de hecho, había allí no menos de 20,000 personas, y agregó que él siempre había estado escuchando la voz de Whitefield."
(6-9)
Whitefield y Wilberforce nunca llegaron a conocerse en persona. Es más, Whitefield no supo de los alcances de la obra de Wilberforce. Sin embargo su fidelidad y la de otros dieron su fruto a su tiempo. En nuestras sociedades en las que las personas esperan resultados inmediatos, nos debe alentar a la fidelidad, aunque no logremos ver los resultados.
Cabe también resaltar que en la búsqueda de la voluntad de Dios, no siempre se acierta en la primera oportunidad. Cuando la búsqueda es sincera y se está dispuesto a reconocer que uno no es infalible, Dios lo usa para que podamos crecer en nuestro entendimiento de él mismo. Especialmente cuando se trata de la gracia - cuando logramos entender que no se trata de cuánto me esfuerzo y logro, sino del gran amor de Dios. No se trata de reglas, ni de apariencias, ni de impresionar a nadie. Dios nos ama como somos: pecadores. Y sólo cuando reconocemos esto, lograremos entender cuán profundo es su amor por cada uno de nosotros.
Si bien la vida de Whitefield es impresionante, no fue resultado de conocer la gracia. Ya no sentía que era un requisito para que Dios lo amara más. Ese debe ser el centro de nuestro accionar: la motivación como respuesta al amor de Dios. Y cuando lo compartió con otros, trajo mucho gozo y cambios.... todos como respuesta al gran amor de nuestro Padre. Porque como bien dice Metaxas, la respuesta no somos nosotros, sino Jesús.
Guillermo Bernáldez.