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febrero 16, 2016

Jesús y la Iglesia Chauvinista

     Saludos,

el pensamiento de esta semana me ha desafiado y me ha estado haciendo reflexionar acerca de la iglesia contemporánea.  Sé que no todas las iglesias son un reflejo de lo que Donald Miller escribe en su libro Searching for God Knows What (Sólo Dios sabe lo que estamos buscando).

     En este libro, Miller habla de la tendencia de las iglesias en enfatizar una serie de fórmulas - que incluyen actitudes y sistemas de creencias - en lugar de una verdadera relación con Dios.  

     Para que se entienda el pensamiento de esta semana, debo mencionar que Miller hace referencia a un bote salvavidas con cierta frecuencia.  Esta idea la toma de un ejercicio que se realiza con frecuencia y en el que una persona se encuentra en un bote con otras, pero no todas pueden quedarse y hay que "deshacerse de los menos útiles, los indeseables."  Con esto en mente, uno siente que es superior o merece más que los otros.  

     Miller nos hace ver que este ejercicio se refleja en nuestras sociedades, y hasta en las iglesias, con frecuencia.  Espero que lo disfruten.

       Cuando leía los evangelios de la Biblia, descubrí que la personalidad de Cristo era tal que las personas que eran paganas, sectarios, usureros, quebrantados y enfermos se sentían cómodos ante su presencia.  Todo esto está relacionado con la idea del bote salvavidas y cómo Jesús, fuera de ese sistema, no creería que una persona era que otra.  Aparentemente este sistema de creencias contra-intuitivo era obvio en el carácter de Cristo.  En los evangelios, Jesús siempre está rodeado de pobres, de marginados.  Por el otro lado, los poderosos siempre están en su contra.  No todos los poderosos, pero aquellos que se le oponen casi siempre son las personas que llevan la ventaja en el bote salvavidas.  De esta manera, Jesús perturbaba el sistema por el que la gente estaba obteniendo su falsa redención. 

     Phillip Yancey, un escritor que admiro mucho, enseñó una clase acerca de Jesús en su iglesia en Chicago.  Él reflexiona en sus descubrimientos en su libro El Jesús que nunca conocí:

     Entre más desabridos eran los personajes, más relajados se sentían alrededor de Jesús.  Personas como las siguientes eran atraídas a Jesús: un samaritano marginado social, un oficial militar al servicio del tirano Herodes, un traicionero colector de impuestos, una reciente anfitriona de siete demonios.
     En contraste, Jesús recibió respuestas escalofriantes de la gente más respetable: los fariseos piadosos pensaban que él era ordinario y mundano, un joven rico se alejó sacudiendo la cabeza, y hasta Nicodemo, de mentalidad abierta, buscó a Jesús bajo la protección de la oscuridad.
     Yo [Yancey] hice énfasis en la clase acerca de lo extraño que parece este patrón, ya que la iglesia cristiana atrae a los tipos más respetables, quienes se asemejan más a las personas que más sospecharon de Jesús cuando estuvo en la tierra.  ¿Qué ha pasado que hemos revertido el patrón de los días de Jesús?  ¿Por qué los pecadores no les gusta estar con nosotros?

     Esto tiene mucho sentido si lo piensas, porque Jesús estaba ofreciendo redención por medio de una relación con Él. y para aquellos que ya estaban redimidos por un jurado de sus amigos, gente metida en la política, adinerada, poderosa, o líderes religiosos, la redención que Jesús estaba ofreciendo, debió haber parecido un descenso de peldaño; pero para aquellos quienes no tenían nada, para aquellos cuyas vidas eran amenazadas en el bote salvavidas, Jesús les ofrecía todo.  De hecho, en cierto punto Cristo dice que es más fácil que un camello pase a través del ojo de una aguja que un rico entre al reino de los cielos.  Jesús dice que un hombre como éste tendrá problemas para ver la belleza de Cristo en sí mismo, y que él necesitará la ayuda de Dios (ver Lucas 18:25-27).
pp. 123-124

     Sé que muchos pueden pensar que el cristianismo, especialmente el evangélico, es una relación y no una religión.  Sin embargo, tenemos que preguntarnos si ésta es verdad o si es una mera fórmula.  Es decir, si la gente en la iglesia me ve como hijo de Dios porque cumplo con códigos de vestimenta, lugares que frecuento, vocabulario, etc.  No estoy sugiriendo que no existan comportamientos que agradan a Dios más que otros, sino que con frecuencia esto es lo que más énfasis que una verdadera relación.


     Si Jesús se relacionó mayormente con la escoria de su tiempo, era con el propósito de proclamar las buenas noticias.  Como iglesia cristiana no debemos olvidar que nuestro llamado es ser sal en un mundo desabrido y luz en un mundo lleno de oscuridad.  Es un desafío complicado, pero creo que vale la pena considerarlo y, más que nada, pensar cómo se vive en el día a día. 

Guillermo Bernáldez F.