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junio 06, 2017

Ser Santo

    Saludos, 

     El tema que publicaré hoy es uno de los menos populares hoy en día - dentro o fuera de iglesias o congregaciones: la santificación.  Esto no quiere decir que es un tema irrelevante.  Por el contrario, los que seguimos a Jesús, somos llamados a crecer hasta la estatura de nuestro salvador.  Se ha vuelto fácil para la iglesia de hoy amoldarse a los valores de la sociedad actual que, por un lado, es difícil distinguir entre cristianos y no cristianos; por el otro, la iglesia ha olvidado - o dejado de lado - el llamado a ser santos

     El pastor James Montgomery Boice, en su comentario "Daniel, an expositional commentary" (Daniel, un comentario expositivo), acertadamente dice que el mundo en el que vivía Daniel tiene muchos paralelos con el mundo en el que vivimos hoy.  Daniel, como sabemos, propuso no contaminarse (Dn 1:8).  Esto marcó el principio de una historia victoriosa en medio de tentaciones y dificultades.

     Antes de ir a la cita, brevemente mencionaré las ocho razones para que busquemos la santidad que da John Charles Ryle, a
 quien James Montgomery Boice cita en su introducción. 

1. "Debemos ser santos, porque la voz de Dios en las Escrituras lo ordena claramente" (1 Pe 1:14-16).
2. "Debemos ser santos, porque este era el gran propósito y fin cuando vino al mundo."
3. "Debemos ser santos, porque ésta es la única evidencia fehaciente de que tenemos la fe que salva puesta en nuestro Señor Jesucristo." (Stg 2:26).
4. "Debemos ser santos, porque esta es la única prueba de que verdaderamente amamos al Señor Jesucristo."  (Jn 14:15; 15:14).
5. "Debemos ser santos, porque ésta es la única evidencia fehaciente de que verdaderamente somos hijos de Dios."  (Jn 8:39-40; Rm 8:14).
6.  "Debemos ser santos, porque ésta es la forma más segura de que podemos hacer bien a otros." (1Pe 3:1-2).
7. "Debemos ser santos, porque nuestro consuelo en el presente, depende en gran manera de la santidad." (Jn 9:3).
8. "Debemos ser santos, porque sin santidad, la tierra nunca estará preparada para el cielo." (Hb 12:14; Ap 21:27).

     Me parece que son muy buenas razones para buscar la santidad.  Y con esto, pasemos al pensamiento.  Boice comienza haciendo referencia a estos puntos.  Espero los anime.

     La objeción que seguramente recibiré es que estos puntos son muy buenos y acertados pero que simplemente no es posible que tú vivas una vida santa en medio de tus circunstancias.  "Si yo hiciera lo correcto, perdería mi trabajo", dirás.  También dirás, "Ninguno de mis amigos me hablaría."  O, "Nunca progresaría."  O, "Simplemente, no puedo ser santo; lo he intentado y he fracasado."  Si piensas de esta manera, permíteme señalar a Daniel, que no solamente estaba resuelto a no contaminarse a sí mismo con la comida y el vino del rey, sino que estaba dispuesto a ponerlo a prueba y comprobar que Dios tenía control en sus circunstancias.  Daniel dijo al guardia que había sido hecho responsable de cuidar a Daniel, "Por favor, haz con tus siervos una prueba de diez días. Danos de comer solo verduras, y de beber solo agua. Pasado ese tiempo, compara nuestro semblante con el de los jóvenes que se alimentan con la comida real, y procede de acuerdo con lo que veas en nosotros." (Dn 1:12-13).  El guardia estuvo de acuerdo y, después de diez días, los jóvenes se veían más saludables y mejor nutridos que cualquiera de los jóvenes que habían comido la comida real. Además, Daniel, Ananías, Misael y Azarías, no sobresalieron únicamente en su apariencia.  Ellos también se destacaron en su conocimiento y entendimiento de todos los tipos de literatura y conocimiento.  El texto concluye resaltando que al final de tres años de entrenamiento, cuando el rey llamó a sus protegidos para probarlos, Nabucodonosor "los interrogó, y en todos los temas que requerían de sabiduría y discernimiento los halló diez veces más inteligentes que todos los magos y hechiceros de su reino" (v. 20).

     No digas, "Si vivo para Dios, pierdo todo."  Es posible que pierdas algunas de las cosas que el mundo ofrece que, de todas maneras, no son buenas para ti.  Sin embargo, tú experimentarás las riquezas de la generosidad de Dios.  La Biblia dice, "Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas."  (Mt 6:33).
pp. 25-26

     Para concluir, la santidad no es lo mismo que el legalismo, el moralismo ni el fariseísmo, sino entender los principios y verdades que explícita o implícitamente Dios revela en su Palabra.  Recordemos, también, que es un proceso que dura toda la vida y que no es para compararnos con los demás.



     Vivir en santidad requiere de ni es sencillo, pero no es imposible.  Seguramente habrá caídas y habrá que pedir perdón y seguir intentándolo.  Dios nos ha prometido a su Santo Espíritu para acompañarnos, guiarnos y fortalecernos.  Podemos confiar en nuestro Padre y crecer, teniendo como modelo a nuestro Señor Jesús.

Guillermo Bernáldez Flores 

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